Capítulo 1 (Prólogo)

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Después de segundo año de carrera, por fin me voy al esperado viaje por todo el país en tren. Soy de España, pero voy a visitar Estados Unidos, en un tren. Estoy muy emocionada.

¡Ah si! Se me olvidaba soy Anna Jones, soy una chica de 19 años normal. No soy una empollona pero tengo buenas notas, tampoco soy una cabeza hueca que solo le importa su físico. Básicamente soy del montón. Pero me vida se hace muy interesante con mis amigas:

María Clark: tez oscura, pelo por los hombros marrón oscuro y liso, cuerpo increíble, lista, deportista, sexy, es increíble en todo lo que haga, 1'64 de altura, ojos marrones oscuros.

Lucía Anderson:tez un poco más clara que la de María, pelo largo castaño y rizado, inteligente, deportista, provocadora, y cae muy bien a la gente, 1'62 de altura, ojos marrones oscuros.

Y luego estoy yo: mi piel no es morena pero tampoco soy pálida, tengo los ojos marrones y el pelo rubio largo y ondulado, mi cuerpo no es nada del otro mundo pero no está mal, si me considero inteligente, pero no sexy ni guapa, no me gusta el deporte y suelo caer bien a la gente, también puedo añadir que soy lo más patoso que existe en todo el mundo.

Después del segundo año de universidad, he ahorrado lo suficiente para poder viajar por Estados Unidos en tren. Me hubiera gustado hacerlo con mis amigas pero no le gustan los trenes.

Estoy en la parada del tren, cuando por fin llegó el tren nos disponemos a entrar. Hay bastantes pasajeros.

Empiezo a recorrer los vagones.
Después de caminar durante un par de minutos me paro, miro mi ticket y veo que yo debo ir al vagón 12, habitación 1. No se llegar así que le pregunto a una chica con uniforme que pasa ayudando a la gente a colocar sus maletas.

- Hola, perdona me podría decir donde tengo que ir- le enseño mi billete de tren.

- Tienes que seguir hacia allí -señala el lugar- cuando pases tres vagones la habitación de la izquierda.

- Vale, muchas gracias.- contesto.

Cuando estoy a un vagón de mi destino me encuentro a un chico de mi edad o de un par de años más en la misma dirección, pero al pasar por al lado mía me empuja.
Intento ser una persona amable, pero no con imbéciles como él.

- ¡A ti que te pasa, porque me empujas!-

-Ha sido sin querer, enana, déjalo estar, ¿si?- ¿Enana?¿Me la llamado enana? Será...

Solo para no tener que gritar lo dejo estar y por fin llego a mi vagón, espero a que llegue el hombre que nos da las llaves de la habitación y mira nuestro billete. No puedo creer que el imbécil de antes, está esperando al lado de la puerta de la habitación de en frente, tengo que añadir que por vagón hay dos habitaciones, la mía y... la de él.

Cuando llega el hombre nos dice:
- Lo siento mucho, pero hemos tenido un pequeño percance y este vagón va haber que cambiarlo...- se ve que este tipo de percances suelen pasar bastante a menudo porque apenas nos mira si quiera.

- Vale- decimos al unísono. Me giro a verlo y me está mirando así que giro la cara para no seguir mirandole y evitar ponerme roja.

-... Lo vamos a cambiar por uno que solo tiene una habitación, camas separadas, pero una habitación.- añade el hombre.

Abro la boca lo más posible, soy incapaz de hablar, pero el chico con el que me choqué responde:

- Claro no habrá problema.- Pero este que se cree, que me va a caer bien por las buenas.

No me lo puedo creer mi viaje para relajarme después de la mierda de año y todo lo que he tenido que pasar, se va a fastidiar por este chico que ni se como se llama.

- Por favor seguidme al siguiente vagón, el número 13.

No solía ser supersticiosa, pero visto lo visto y por experiencia propia, el trece no es un buen número, y este chico me va a traer muchos problemas.

No soy religiosa pero Dios dame paciencia, porque como me des fuerza le estampo la cabeza contra el suelo.

La Chica Del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora