Capítulo 41

209 15 1
                                    

Narra Lucía

Me duele la cabeza, estoy mareada y no puedo moverme. Además añadir que no veo y que donde quiera que esté huela mal. Escucho como unos pasos se acercan y me quedo en la misma postura para que crea que sigo inconsciente.

-¿Cuándo crees que se despertara?- dice una voz masculina de unos cuarenta años.

-Dale un minuto, los efectos del somnífero estarán apunto de acabar.- esa voz... ¿Por qué me suena tanto? Es... Levanto la cabeza pero caigo en que tengo los ojos vendados, y mi cuerpo sigue medio dormido. La voz de chico más joven se ríe y unos pasos se acercan a mí. Me quitan la venda y no veo a mis secuestradores porque estamos a oscuras a lo mejor cuando mi vista se acostumbre...- Ya estás despierta y tu amiga Anna me dice que puede hacer para ayudarte. ¿Qué podemos hacer?- pregunta al aire.

-¿Quién eres?- pregunto ignorando sus comentarios.

-¿No sabes quién soy? Me has decepcionado pequeña zorra.- se acerca y me da un guantazo.-¿Sabes ya quién soy?¿O te tengo qué dar más pistas?- no le respondo y escupo sangre de mi boca. Me tienen atada de pies y manos.- No tengo ganas de verte la cara, me voy luego volveré, da igual si gritas, nadie te puede escuchar, y da igual lo que hagan tus amigos no te encontrarán.- sus pasos se escuchan cada vez menos y el otro hombre se acerca y pone su asquerosa mano en mi rodilla.

-Los tengo prohibido, pero en cuanto se despiste, vamos a pasar un buen rato tú y yo.- me da un beso en la mejilla y me da una arcada. Me duele la cara de la torta y un asco me revuelve el estómago.

¿Qué estará pensando Scott? Le prometí que iríamos a comprar muebles... Debo pensar en cómo salir de aquí, y luego ya me preocuparé de lo otro. Muevo mis muñecas para ver con qué están atadas y son unas esposas, no las puedo abrir ni romper. Mis pies están atados con cuerdas pero están demasiado apretadas no puedo moverlas. Por lo menos no tengo los ojos tapados y logro ver algo.

Frente a mí hay una única puerta, y no hay ventanas. A la izquierda hay una mesa con cosas encima, no logro ver lo que es, y un par de sillas. De tras mío no veo, pero dudo que haya algo y yo. No hay nada más en la habitación. Tiene pinta de que es un sótano o algo así, porque además huele bastante mal y no logro identificar el olor.

Espero que no tarden en encontrarme, porque no se me ocurre nada para salir de aquí.

Narra Anna

Cada minuto miraba el móvil para ver si el secuestrador de Lucía me contestaba, pero nada.

A cada rato Nick me pregunta algo si me pasa algo, y siempre le contesto que no.

Cuando estábamos en la comida, mi teléfono suena y veo que me llama un número oculto. Lo cojo casi sin pensarlo. Mientras me lo pongo en el oído me levanto de la mesa y voy a mi habitación.

-¿Si?-pregunto.

-¿Anna?- esa voz es la de Lucía lo que pasa que desde lejos y con eco.- Scott...- la voz de Lucía vuelve a sonar esta vez más lejos y rota por el llanto.

-Si quieres volver a ver a tu amiga, ven al parque del Retiro en la entrada norte a las seis en punto, si se lo dice a alguien Lucía pagará las consecuencias.- dice una voz masculina que me suena pero las interferencias hacen que no pueda saber quién es.

-Allí nos vemos.- y la llamada se corta.

Vale son las tres y media, y tardo media hora en llegar, así que tengo que salir de aquí a las cinco y media, pero a ver qué digo porque nadie puede venir...

-¿Anna?- la voz de Nick suena por el pasillo.- ¿Vuelves a comer?- yo salgo del cuarto pero me choco con él en la puerta de esta.

-No, mira tengo que irme.- intento rodearlo pero pone su cuerpo como barrera para que no pase.-¿Me puedes dejar pasar?- él niega, me empuja un poco y cierra la puerta apoyándose en ella y dejándome encerrada con él.

-¿Me vas a contar ya qué te pasa? Estás muy rara.- no quiero mentirle pero no puedo decirle la verdad.

-Es que no puedo.- vuelvo a decirle.

-¿No confías en mí?- algo se me parte por dentro cuando a mitad de la oración se le rompe la voz.

-No, no es eso.- me acerco pero el da un paso para atrás.- Mira, el secuestrador de Lucía me ha dicho donde ir para encontrarla pero debo ir sola.- me mira y noto como una idea llega a su mente.- No vas a venir.- él empieza a negar.- No puedes, me ha dicho que tengo que ir sola.- le digo asustada por mi amiga, no quiero que le pase nada.

-Voy a ir aunque no quieras.- así que hago lo único que se me ocurre, salgo corriendo de la habitación, la cierro con llave y grito hacia dentro.- Lo siento, pero es por Lucía, seguramente lleguen en un par de horas y te sacarán. Lo siento, te quiero.- y me voy por qué voy tarde. Voy directa hacia la entrada del parque y me quedo de pie.

Diez minutos, quince, veinte,media hora... Empiezo a pensar que es una broma. Estoy a punto de irme cuando escucho que alguien me llama desde un callejón. Me acerco y cuando estoy a dos metros alguien me empuja desde atrás hacia el callejón. Pienso en gritar pero me callo al escucharlo.

-Como se te ocurra gritar te mato a ti y a tu amiga.- esa voz, el padre de Laura, ¿qué tiene el que ver en todo esto? Estoy callada y cuando nos acercan hacia una furgoneta la cual tiene la puerta abierta, empiezo a ejercer resistencia. El padre de Laura me agarra fuerte del brazo y me tira en la camioneta cerrando la puerta detrás de él. Una persona que no conozco conduce la camioneta hacia no sé dónde.

-¿A dónde vamos?- pregunto.

-Cállate.- dice sin mirarme.

-¿O si no qué?¿Me vas a pegar?- noto como su puño impacta contra mi mejilla. Noto como mi ojo llora y me arde la cara, pero me muerdo la lengua, estos imbéciles no tienen reparo en nada, así que por ahora no voy a llevarles mucho la contraria.

-He dicho que te calles.- ahora sí que obedezco.

El viaje, por llamarlo de alguna manera, dura unos veinte minutos. Cuando la furgoneta aparca. Me obligan a bajar y me quitan el móvil y las llaves.

-Si gritas no te oyen, como dato para que lo sepas.- me dice con una seriedad pero a la vez un pequeña mueca de risa, le hace gracia que él tenga todo el poder y el control de ella situación.- Vamos, que el jefe quiere verte.- dice.

-¿Quién es el jefe?- pregunto.

-Ahora lo verás.- empieza a andar pero yo me quedo quieta, de repente del bolsillo del pantalón se saca una pistola y yo empiezo a andar, al pasar por su lado, me toca con la pistola, lo que hace que sienta una repulsión enorme hacia su persona. Andamos por los pasillos sucios y oscuros de un almacén abandonado, o eso creo que es. Al final del pasillo se ve una puerta con la luz encendida. Escucho que alguien llora creo que es Lucía, pero al ver que me tenso, pone la pistola en mi cabeza para que no haga nada. Llegamos pero me paran antes de entrar.

El padre de Laura se asoma y yo no hago nada.

-¿Podemos pasar? Traigo compañía- no escucho la respuesta pero al ver que entramos la sé.

No me lo puedo creer él, que hace aquí.

-¿Tú?- pregunto confundida.

-Hola Anna. Hace mucho que no nos vemos.- dice sentado en su silla y con los pies en la mesa, una postura de orgullo, sabe que tiene el poder ahora mismo.

-¿Qué quieres?¿No hiciste ya suficiente?- le pregunto al borde del llanto.

-Sigues viva, por ahora, y tengo planes para tí, y para tu amiga también. Prepárate porque esto acaba de empezar y esta vez soy yo quien manda. Esta vez no te será tan fácil  escapar de mis manos, puta.- dice de pie a escasos metros de mí.

La Chica Del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora