0; Niños.

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Corrían de un lado a otro como si la vida les fuera en ello, si aquel demonio los atrapaba todo estaría perdido.

—¡No huyan, tontos!

Ambos se estremecieron sin poder evitarlo y soltaron sus manos dispuestos a separarse.

—¡No vamos a dejar que nos atrapes, Tsu...!

El castaño gruñó preparándose para matarlos, mas se retuvo al verlos entrar en la zona restringida.

Se preocupó.

—¡No vayan por allí, estúpidos!

Los dos le ignoraron.

Se sintió nervioso, ¿por qué jamás le hacían caso? ¡Si por él es que seguían vivos a estas alturas!

Decidió seguirlos a regaña dientes, definitivamente les mataría de la manera más sangrienta posible.

Mientras Tsu gruñía y les buscaba en los alrededores del pasillo, los menores volvieron a tomarse de la mano y se miraron con una sonrisa.

No había necesidad de separarse cuando el mayor se preocupaba.

—Ne, ¿crees que tarde mucho en llegar aquí? —indagó acariciando el tierno rostro del menor.

Kyo sonrió con malicia, eran esa clase de cosas las que le gustaban de él.

—Tardara menos de lo que creemos —y aún así se veía tan seguro de sí mismo—. Ese es nuestro Tsu, ¿no? Siempre piensa lo peor y es allí a donde va.

Frunció el ceño, ¿entonces para qué había ido al laboratorio de Verde? No lo entendía.

El cerebro del otro funcionaba de maneras extrañas.

—Na... no debes preocuparte —apretó el agarre entre sus manos y la jaló lejos de la puerta—. Tengo todo planeado, vamos a hacerle una broma a Tsu, se lo merece después de lo que le hizo a mi madre.

Na frunció el ceño entonces, no quería que Kyo le hiciera nada a Tsu porque también lo quería mucho y normalmente ese pequeño demonio con el que siempre andaba tenía los peores planes.

Había heredado una mala suerte y un instinto asesino tremendos.

—Mamá se lo merecía —espetó con disgusto—. No consideró que debamos...

—¡Mamá no merecía un susto así! —exclamó y se maldijo internamente al saber que su buscador ya llegaría a ellos—. No voy a discutir contigo sobre eso, Na, aquí lo que importa es hacer que Tsu se asuste.

No volvieron a discutir y revisaron rápidamente los alrededores del laboratorio, tenían entendido que esa zona era dedicada a las investigaciones hiper secretas del trio de científicos sabelotodo, sin vida social y con cero romance en sus futuros.

—Cuando crezca —inició Na mirando algo con una forma humanoide—. Quizá me casaré con Kyo o con Tsu, no quiero ser como ellos.

El azabache rodó los ojos e inspeccionó unos planos para una nueva versión de Gola Mosca, luego tomó una paleta perteneciente a Spanner.

Era de fresas.

—No vas a casarte con ninguno de nosotros, Na —Kyo miró despectivo a su acompañante—. No sé si lo sabes, pero tienes a muchos de nuestros amigos detrás de ti.

Y eso le irritaba, Na les pertenecía a él y a Tsu sin importar qué dijeran sus padres.

—No me interesan ni Ku-kun ni Ha-san —obvió rodando los ojos—. Pensándolo bien, quizá quiero casarme con papá.

—¡No vas a casarte con mi padre!

—Sólo lo decía, no deberías creer todo lo que digo, Kyo —suspiró tomando la bazooka construida por Shoichi—. Es porque te tomas todo en serio que eres el blanco de la bromas de Gi-chan y Ku-kun.

—¡No es verdad!

El azabache dio un manotazo dejando caer las herramientas que momentos antes sostenía, ignoró el casco perteneciente a Skull con el que tropezó cuando se giró para ver a Na.

—Kyo, eres muy infantil.

—¡¿Y qué demonios esperab...?!

—¡Voy a matarlos, chicos!

Ambos saltaron y la puerta golpeó la pared tumbando los diferentes posters de robots, calendarios de tres años atrás y las bolsas vacías de paletas.

Tsu se veía furioso.

—¡Dame eso!

El azabache se tiró encima de Na al tiempo en que el castaño ingresaba al lugar con pasos azarosos.

—¡No toques esa cosa, Kyo!

Giannini lo había roto, eso había escuchado días atrás de la boca de sus tíos, Shoichi volvería en dos meses para repararlo.

Kyo no hizo caso y forcejeó con Na para poder dispararle a Tsu, algo tenía que hacer para atrasar su muerte.

¡Una última y épica broma estaba por hacer! ¡Sólo necesitaba tiempo!

—¡Dame eso, Na! —exclamó viendo que Tsu se unía a la lucha—. ¡Él va a matarnos!

—¡No voy a hacerlo, idiota! —gruñó rodando los ojos—. ¡Sólo intento salv...!

Se maldijo cuando la bazooka se rompió y una llama Verde los rodeó.

Maldita. Sea.

Sus cuerpos fueron absorbidos en menos tiempo del humanamente posible y Na tomó la primera mano que encontró, no quería acabar en soledad.

No podía dejar solo a Kyo.

°°°°°

Barbie-chan es masoquista 7u7 (actualización como mínimo cada dos días) (aunque sabemos que no es así, lo haré cada que pueda xd)

Desastrosas niñeras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora