PRÓLOGO

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Adam Taylor se esmeraba en el gimnasio, derramando gruesas gotas de sudor, su entrenamiento era agotador, aunque él nunca se quejaba del esfuerzo auto impuesto, su entrenador confiaba que el cinturón sería suyo, que ganaría la pelea. Lo que significaba que Lauren tendría lo que le había estado pidiendo desde meses atrás.

—Nos vemos mañana —dijo Philip, su entrenador—, ya sabes, las calorías tienen que estar en el nivel medio.

—Lo sé, nos vemos mañana —tomó su mochila de deporte, su gatorade y salió del gimnasio en dirección a su auto.

Condujo con lentitud, pensando en lo que le esperaba esa semana, en los pendientes que tenía en la compañía, en su entrenamiento y por supuesto en su prometida y las veces que la había plantado.

Lauren entendía, ella sabía que él se partía el lomo cada jodido día para darle lo mejor a ella, para tenerla como lo que era: Una Reina.

Dobló la esquina e ingresó al estacionamiento del complejo de apartamentos en el que vivía, se estacionó en su lugar, apagó el motor de su Bugatti Chiron y salió al exterior, subiendo al ascensor.

Adam Taylor sacó sus llaves y entró a su carísimo apartamento, amueblado y decorado en tonos pasteles y cuadros que a él no le hacían ninguna gracia, pero que a su prometida le gustaban tanto, bueno, después de todo ella era la experta en arte, él solo se dedicaba a la construcción y la reparación de vehículos marítimos, ah... y a lanzar puños.

Ojalá y alguien le hubiera advertido sobre lo que estaba a punto de encontrar. Depositó las llaves en la encimera de granito y se dirigió hacia su habitación.

La mochila cayó al piso de mármol, sus ojos se abrieron como platos y sintió la sangre abandonar su cuerpo. Su mujer estaba en los brazos de otro hombre, y no era cualquier hombre.

Empuñó las manos y se abalanzó sobre el que él consideraba su mejor amigo, Lauren gritó de sorpresa, Harry cayó al piso, su cabeza golpeando la pared. Adam no lo pensó dos veces y se le fue encima cuando este quiso levantarse del suelo.

Los puños volaron, la sangre brotó del labio y el pómulo de Harry.

¡Adam! —gritó Lauren—. Suéltalo, lo vas a matar... ¡Adam! —ella se lanzó sobre la espalda de él, intentando apartarlo de Harry, quien cerraba y abría los ojos en intervalos.

Él se la quitó de encima, empujándola y aventándola a la cama. Se dio cuenta que ya no estaba desnuda, ahora llevaba un camisón que cubría su espectacular y ardiente cuerpo.

¡Maldito miserable! —una patada en el estómago—. ¡Cabrón de mierda! —un golpe en el abdomen, Harry gimió de dolor.

¡Adam! —volvió a gritar Lauren.

Adam dejó de golpear al que una vez consideró su mejor amigo y giró su rostro hacia la mujer a la que le había entregado su corazón. Lauren se encogió al ver su mirada, sus ojos azules estaban oscurecidos, su respiración era contenida y sus manos se encontraban en puños a sus costados.

—Recoge todas tus malditas cosas y lárgate de mi casa —espetó, con los dientes apretados.

—Adam... —comenzó ella—... Por favor, déjame explicarte —se levantó de la cama y caminó hacia él—. Déjame...

¡Recoge tus malditas cosas! —gritó enfurecido, Lauren se quedó a medio paso y lo miró con temor.

La observó y la tomó del brazo, sacándola de la habitación, cruzando la sala y dirigiéndose al ascensor con ella, la empujó contra la pared y regresó a la habitación, trayendo consigo el cuerpo ensangrentado de Harry. Empujó a ambos al cubo del ascensor.

TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|Where stories live. Discover now