Capítulo 4 | CUFFS [PUÑOS]

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Adam suspiró ruidosamente y trató de concentrarse en hacer la mezcla para pegar los ladrillos. Mauricio se encontraba recortando los azulejos para forrar los pisos. Un día de trabajo común.

Su camiseta de algodón se pegaba a su cuerpo debido a su sudor, desde la mañana llevaba tratando de concentrarse en el trabajo, pero cada vez que tenía un respiro, su mente vagaba a lo ocurrido el día anterior. Su vecina era una chica con demasiadas curvas, no le gustaba decir que estaba pasada de peso, respetaba a todas las mujeres por igual, sobre todo porque él tenía una madre y dos hermanas, aunque su opinión por el resto era diferente. Lo que pensaba de las mujeres (exceptuando a sus hermanas y a su madre) no se los iba diciendo a ellas, simplemente se dedicaba a admirar la belleza de cada una, solo la exterior porque el alma la tenían podrida.

Pero estaba seguro que su vecina era diferente, había algo en ella que lo hacía cuestionarse su opinión con respecto a lo que pensaba del género femenino, su sobrepeso era algo con lo que él no contaba cuando la había escuchado cantar y luego estaba la forma en la que se le había enfrentado el día anterior cuando salió de la ducha a recoger la bolsa que había dejado al lado de la maceta fuera del departamento.

— ¡Oye tú! —Algo lo golpeó en la espalda. Sabía de quién se trataba.

No hizo caso y continuó trabajando como lo había estado haciendo, solo que Víctor no se quedó quieto, siguió molestándolo hasta la hora de salida.

Mauricio lo miraba de vez en cuando solo para corroborar que no cayera en la trampa de Víctor. No lo había hecho y no quería hacerlo tampoco, necesitaba el trabajo.

— ¡Güero! —Llamó Mauricio. — ¿Te unes a nosotros para ir a cenar algo esta noche?

—Lo siento, pero no.

—Es el cumpleaños de Marcel, le daremos una sorpresa. Tienes que venir.

—Te lo agradezco, pero no me llevo bien con todos... De hecho, tú eres el único con el que he entablado conversación, no creo que a...

—Marcel —le recordó.

—Exacto, no creo que a él le vaya a gustar la idea de verme en su casa.

—Vamos hombre, si no es así... ¿Cómo piensas hacer amigos?

—No necesito hacer amigos. No estoy aquí para hacer amigos.

Mauricio lo miró con ojos abiertos y una expresión de asombro. — ¿A qué te refieres con eso?

—Olvida lo que dije y diviértete.

Adam tomó su mochila, se la colgó en la espalda y salió de la construcción, había decidido no tomar el autobús y simplemente caminar hasta el edificio dónde vivía.

Se dirigió al supermercado y compró todo lo que necesitaría para preparar un estofado de pollo, no le saldría igual al de su madre pero al menos no tendría que comer sopa de lata, de nuevo.

Sin proponérselo, terminó en el área de pastelería. Su única adicción eran las copas de nieve. Su coche de mercancías se estampó contra el de alguien.

La chica lo miró con algo de lujuria en sus ojos negros, se mordió el labio y batió sus pestañas coquetamente.

—Ups, lo siento —se disculpó.

—No pasa nada.

— ¿No eres de por aquí cierto?

—Eh, no —queriendo dar por terminada la conversación giró en dirección contraria y avanzó por los pasillos.

Al llegar a caja, deposito sus compras en la cinta y sacó su billetera, la cajera hizo exactamente lo que había hecho la chica del pasillo, le sonrió seductoramente mientras registraba sus compras, se mordía el labio y sus ojos lo miraban con ansiedad.

TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|Where stories live. Discover now