Como fuego y agua...

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Narrador P.D.V:

Las clases transcurrían en el salón como cualquier otro día: nuestro querido Edd miraba hacia su cuaderno donde tenía un montón de apuntes sobre los temas que se estaban discutiendo, todos muy bien organizados. Lo importante destacado con colores y fórmulas enmarcadas para no olvidar ni el más mínimo detalle.

Mientras tanto, en otro lado del salón, teníamos a un atleta recién anotando el título de lo que habían empezado hace ya casi cincuenta minutos atrás a desarrollar en la clase, jugando con los utensilios escolares y haciendo morisquetas y bromas para llamar la atención de su amigo Nathan quien, por supuesto, no se le quedaba atrás en ni una sola.

No obstante, cierto pelinaranja estuvo constantemente mirando hacia el frente sin siquiera darse cuenta. Aunque odiaba admitirlo, el chico de cabello negro y gorro con rayas blancas llamaba su atención mucho más de lo que él mismo pensaba.

"Un cerebrito más, eso es todo..." Seguía pensando el pelinaranja para sus adentros, ignorando la voz que en lo profundo repetía una y otra vez: 'no es cierto'.

En realidad había algo en ese nerd, algo que jamás había notado. ¿Quizás sería su voz? ¿Ese ridículo gorro? ¿Su fachada de nerd? Mentira, lo conocía y era imposible que hubiese algo de lo que no se haya percatado antes, o eso es lo que se decía a sí mismo para engañarse.

En lo profundo de su ser, Kevin sabía muy bien el motivo por el cual había dejado de hablarle a Eddward hace muchos años, y también sabía perfectamente que no había sido capaz de superar ese motivo durante todo este tiempo. Su terquedad no tenía límites: el pelinaranja era capaz de incendiar todo el establecimiento con tal de no admitir la realidad de los hechos. Y es que, en el fondo, aún le tenía aprecio a ese bobo con gorro (irónicamente, ¿no lo creen?).

A pesar de que con los otros Eds él no tenía la mejor de las relaciones, Kevin siempre fue más cercano a Doble D en la niñez. En incontables situaciones, el de cabello negro ayudó al de gorra roja con algunas tareas o le dio alguno que otro apoyo moral, lo que terminó generando un vínculo mucho más elevado al de conocidos y que derivaría a una linda amistad. Pero nada de eso duraría mucho tiempo...

A ese ñoño le debía más de cuatro años de estudio superados y aún así su orgullo era demasiado grande como para admitir la cruda realidad: no había justificación alguna para su proceder con Edd, más que su propia estupidez y prejuicio.

En lo muy profundo, el atleta sentía remordimientos por creer que el otro lo había abandonado por odio...

"Ya tendré la oportunidad de agradecerle por todo, pero debo olvidarme de él, no puedo depender para siempre ni pienso hacerlo... No debo demostrarle que lo extraño" En el fondo, esa era su meta real en lo que concernía a Eddward.

Sin embargo, también había algo más que él no podía parar de admitir: se había acostumbrado demasiado a la nueva forma de 'conocerse' que tenían. Kevin había construido sin darse cuenta una relación viciosa y reiterativa, en la que Eddward se convertía según él en una especie de ayuda conveniente cada vez que necesitaba salvar su pellejo por sus calificaciones regularmente bajas, y cuando ya no lo necesitaba, simplemente lo ignoraba como a todos los demás que no estuvieran dentro de su 'categoría'.

Ahora que estaba dispuesto a liberarse de esa relación que lo volvía tan dependiente al pelinegro, de forma inconsciente, Doble Tonto comenzó a tornarse lentamente en el único ser en el que pensaba cuando necesitaba ayuda moral, académica o incluso sentimental.

Y a veces incluso en situaciones que ni siquiera estaban dentro del contexto de lo escolar. Como cuando le pidió en secreto consejo para terminar su relación con Nazz, solo para volver a ignorarlo una vez logrado el objetivo que ni siquiera él pudo realizar, ya que la rubia se le había adelantado.

Razón v/s FuerzaOnde histórias criam vida. Descubra agora