Dangerously | Ethan Dolan (terminada)

35

Me puse de acuerdo con Ethan, y quedamos de salir a cenar a algún restaurante. Supuse que tenía que vestir algo elegante así que opté por un vestido corto pero cómodo a la vez.

Como era de esperarse las horas que faltaban para que Ethan pasara por mí, habían pasado en un cerrar y abrir de ojos. Al checar la hora en mi celular Ethan tendría que estar por llegar.
Agradecí infinitamente que a mi madre le surgiera algo en el trabajo. Era de las pocas veces que la vida se acomodaba perfectamente a mis necesidades.
Sólo tenía que llegar temprano para no ocasionar ningún problema.

Bajé cuidadosamente las escaleras al escuchar el claxon de su auto. Salí dejando la casa completamente sola y caminé todo el jardín delantero hasta llegar a su auto.
Me senté en el asiento del copiloto y le dediqué una sonrisa.

—Lindo vestido —me dijo al mismo tiempo que su mirada recorrió mis piernas.

—Gracias —sonreí de igual forma y no se mencionó una palabra más.

Arrancó subiendo el volumen de la música.

Llegamos un poco más tarde de lo esperado, pues el trafico a estas horas de la noche era imposible.
Estacionó el auto a lado de un lugar que no tenía aspecto de restaurante. Fruncí el ceño levemente y bajé del auto sintiendo el aire chocar con mi cara.

Pude darme cuenta, que era un bar. Y al entrar con bastante facilidad, lo dudé, al parecer Ethan tenía algún tipo de credencial falsa, aunque decidí no preguntar nada y disfrutar la noche.
Barra libre, pista de baile con luces, excelente vibra y una buena música en vivo. Estaba claro, no podía ser otra cosa.

Ethan me tomó de la mano y me jaló hasta la barra después de lograr pasar por una buena cantidad de gente. Nos sentamos y pedimos algo ligero de tomar.

—Hoy hablé con mi madre... —me acerqué a su oído debido al fuerte volumen de la música. —piensa que es buena idea que mañana fueras a cenar... —hice una mueca.

Sus ojos se abrieron como dos platos y me miró confundido.

—¿Qué?.

—Por favor, sólo quiere conocerte nada de qué preocuparse.

—De acuerdo —me sonrió y guiñó un ojo. —si es lo que quieres...

—No es que yo lo quiera, sé que será incomodo.

—¿Por qué?.

—Por nada, sólo digo —mentí, claramente no iba decirle que no le agrada a mi madre.

Así estuvimos charlando un buen rato, riendo y pasándola bien.
Hasta que le dio un ultimo sorbo a su bebida y se levantó de la silla.

—¿Bailamos? —me estiró la mano con una sonrisa y reí.

Asentí y lo seguí hasta llegar a la pista de baile.
Tratamos de encontrar un espacio vacío entre la gente.

—¿Ya dije que tu vestido es lindo? —me pegó más a él y miró fijamente mis labios.

—Sí, lo hiciste —reí junto con él. —puedo prestártelo cuando quieras.

—Me gusta más en ti —unió nuestros labios sin dejarme responder.

Rodeé su cuello con mis brazos y me acerqué aún más a su cuerpo.
Con cada canción que ponían, me aferraba más a él y me sentía extrañamente especial y feliz. Con ganas de jamás parar, de estar ahí siempre, juntos. Deseando que la canción no acabe nunca y que se repita cuantas veces pueda.