1. 'Semilla'

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Sentada en una pequeña habitación, que por el momento parece ser mi hogar, coloco la palma de mi mano en mi vientre. Un bulto no muy grande ha comenzado a crecer, es mi bebé, es la semilla de un amor pasado, de un amor que termine destruyendo, es así que decido llamarlo "Seed" poco original, lo sé. Pero es curioso, le ha gustado, siento como se mueve cada vez que le llamo, no imagino que mi hijo al nacer lleve este nombre, sería ridículo, pero es lo de menos, lo decidiré en cuanto nazca, o al menos una vez que sepa si es niño o niña. Cuando realizo las cuentas, el pequeño Seed, no llega a tener más de tres meses y me sorprende que mi vientre ya sea objeto de miradas, de mis dos guardias, más conocidos como mi única compañía.

Loki no habla mucho, Hel tampoco, pero en cuanto me miran, sus ojos caen en mi vientre. Loki lo llama cretino, se dirige a él algunas veces. Pero sé que algo le molesta, algo relacionado conmigo y no precisamente con mi bebé. Algo oculta, sé que es así, lo noto en su mirada, en sus acciones en los pequeños gestos que suele tener o en las indirectas que deja escapar.

Mi fuerza es cada vez menor. Me cuesta caminar o hablar, funciones tan básicas como el hambre, han regresado con toda su fuerza, lo atribuyo al embarazo, pero comprendo que en mi interior llevo a un semidiós y no a un bebé cualquiera. Duermo, casi la mitad del día, y gran parte de la noche. Pero las pesadillas más atroces se apoderan de mí. Veo a un pequeño niño, o a una linda niña de la mano de Loki, viendo con alegría como la tierra es consumida en fuego, en hielo, sumergida en agua, destrozada por terremotos incuso invadida por seres monstruosos.

Siempre es igual, mí día a día se está convirtiendo en la peor monotonía de todas y ahora temo, temo por mí, pero sobre todo temo por la vida de mi hijo, por su futuro, no quiero verlo crecer para convertirse en un monstruo.

Algo frustrada me levanto de la incómoda silla en la que he pasado gran parte de la jornada. Es muy complicado identificar los tiempos en la oscuridad, pero puedo acostumbrarme y crear una rutina, fingiendo que cuando despierto es de día. Camino hacia el trono de huesos. Me sorprende no ver a Loki. Allí esta Hel, sentada con su temible perro acostado a su lado.

— ¿Dónde está tu padre? —ella repara en mi ropa, manchada con sangre, casi imposible de remover y desgastada, han pasado quizá unas dos semanas, yo solo he podido lavar esta ropa y volver a usarla. Sus ojos viajan hasta mi vientre y deja escapar un suspiro.

—Ven aquí —ordena. Inicia una caminata hacia dentro del palacio improvisado en el cual moran ella y su padre, la sigo sin más. Entra en una habitación y sale en dos segundos —Toma esto—arroja hacia mí una tela negra —. Úsalo, ver tu ropa me molesta.

—Gracias —digo. No observo que es lo que me ha dado, pero lo agradezco, deseo cambiar esta ropa rota. Camino hacia la pequeña habitación, que ubicada en la nada espera a por mí, como el único lugar que me otorga resguardo o un poco de privacidad. Coloco la túnica que me ha dado la diosa de la muerte. Es tan larga que llega hasta mis pies, se pega a mi cuerpo y marca mucho más mi pequeña barriga. Tiene unas mangas tan anchas, que podría esconder algo allí, nadie lo notaria. La tela es suave, tan abrigadora, tan caliente, que casi me obliga a recostarme en el lecho de piedra, cierro los ojos y una vez más me siento débil, perturbada, perdida, sin fuerzas.

Despierto cuando alguien me mueve sin mucho tacto. Es Hel, trae en sus manos una bandeja con fruta. ¿Qué está mal con esta chica? ¿Desde cuándo es tan amable?

—Yo... —trato de agradecer, pero ella coloca la bandeja en mis piernas y sale del lugar. La llamo y no dejo que escape —Hel...

— ¿Qué?

—Lo siento —gimoteo y escucho como mi voz se rompe.

— ¿De qué hablas? —cuestiona firme, fingiendo que en realidad no comprende de que hablo.

Magni|  #3 | N. HoranWhere stories live. Discover now