Muerto en vida

14 0 1
                                    

¡Desde el día que la vi supe que iba a morir!,

Desde aquel instante en que su mirada fue plantada en mis ojos

mientras el carmín de sus labios tejía en el viento

una suave caricia que cobijaba mis oídos.

Desde el momento en que roce su tacto empecé a amarla,

convencido que podría dejar mi todo por su nada.

Actualmente me tiene aquí amarrado, hechizado, colgado

y pensando por las tardes en el instante que la conocí;

cuando la magnificencia del nacimiento universal

tomase fuerza en mi cabeza, desatando un vacío infinito

el cual cada día se volvía más difícil de llenar.

¿Cómo pretendería olvidarla?, si en el humo la siento,

en las contorneadas curvas de las botellas veo su cuerpo,

¡Ni que hablar del acto sexual!, si cuando palpo piel distinta

siento un asco conjugado con repulsión de mi propia carne y hueso.

Solo puedo imaginarla sentada en su ventana,

peinando su cabello en compañía de la luna,

mientras sus labios repiten una melodía de amor

arrojada por las bocinas de una vieja grabadora.

Cada amanecer y cada anochecer, yo la pienso, yo la sueño,

cada día ella me mira y solo ve un extraño amigo,

desde que la conocí supe que iba a morir.

Circo y TelónWhere stories live. Discover now