4. Anoréxica no superficial

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CASSANDRA.



Ese martes, casi de madrugada, comenzamos la mudanza. Me había llevado casi dos semanas convencer al rector de darnos la autorización para unirnos a las fraternidades del campus pero bastaron unos halagos sobre su asqueroso peluquín para obtener la firma.



-Cielos, es más grande de lo que pensaba -dijo Miles entrando a la casa. La verdad es que si se veía grande por fuera, por dentro lo era aun más.



La casa constaba de dos plantas. En la primera estaba lo típico: la sala que estaba conectada con el comedor, la cocina, un baño y una puerta que daba al jardín trasero en el que había una pequeña alberca. En la segunda planta estaban loa dormitorios y un baño, habían exactamente siete dormitorios así que dejamos uno como "cuarto de huéspedes"



Los padres de Lis debieron pagar una fortuna por la casa. Seguía sintiéndome mal por el hecho de que ellos cargaran con todos los gastos pero luego recordaba que eran una de las familias más ricas del pais, y se me pasaba de inmediato.



-Bien, tenemos que dividirnos -dije una vez que todos estuvieron en la cocina- haremos parejas para terminar rápido. Maddie, tú con Mac se encargarán de la sala. Miles, tú y Lis se encargarán de las habitaciones. Gabe, tú y yo nos encargaremos de la cocina y el comedor.



Mac sonrió -¿Desde cuándo te gustan trastornados? -preguntó.



Ignoré su pregunta y fui a buscar algunas cajas que había dejado la mudanza en la sala. Los chicos se pusieron a trabajar rápidamente.



-Ahora que recuerdo -comenté- el día de la pijamada en el aula nunca nos dijiste por qué son tus trastornos -dije- ¿por qué?



-No sé, simplemente lo olvidé -respondió casi queriendo evitar el tema pero cuando iba a preguntarle nuevamente, se adelantó- Cassie, tu nariz... estás sangrando.



Fruncí el ceño y toqué mi nariz, cuando miré mi mano tenía pequeñas manchas de sangre. Luego de unos segundos, el piso se manchó con gotas pequeñas de sangre.



-Demonios -murmuré tapando mi nariz para no manchar el piso. Caminé hasta el lavaplatos y traté de limpiar mi cara y mis manos.



Después de un rato el sangrado paró pero me sentía horrible, mareada. Gabe se sentó a mi lado en el piso, que aún tenía manchas de mi sangre.



-Las hemorragias nasales son a causa de tu mala alimentación, como no absorbes nutrientes, los vasos sanguineos de tu nariz no se fortalecen y se rompen con facilidad -explicó sin mirarme.



-Pensé que estudiabas ingeniería -dije.



-Hice un curso de medicina en las vacaciones de verano -comentó- ¿hace cuánto no comes?



No respondí, no porque no quisiera, si no porque no recordaba cuando fue la última vez que comí sin vomitar lo que había comido.



-Supongo que sabes que esto te matará tarde o temprano, no perderé tiempo recordándotelo, pero deberías hacer algo al respecto -dijo.



-No es tan fácil como decirlo -respondí- adelante, puedes pensar lo que quieras, lo que todos los demás piensan. Cassandra no es más que otra perra superficial.



Gabe se quedó en silencio por unos minutos.



-¿Por qué pensaría eso?



-Porque es lo que todos piensan.



-Porque son una manga de estúpidos -dijo.



Gabriel me tomó una mano y por primera vez, sentí que estaba siendo compasivo, algo que pasa una vez en la vida.

El club de los inadaptados.Where stories live. Discover now