Por mi sangre

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Otro día como cualquier otro. Me levanto de mi cama, me cepillo los dientes, escucho como llora Joshua, mi hijo de 2 años, para que lo bajen de su cuna. Preparo su biberón de leche y me encamino hacia su habitación, cuando me ve sonríe y extiende sus bracitos hacia mí, lo tomo en mis brazos y empiezo mi día.

Mi nombre es Laura, no tengo por que decir mi apellido... bien podría ser el tuyo... ¿Edad? Pues casi 26... pero eso tampoco es relevante... mi historia le podría pasar a cualquiera.

A la edad de 17 años me casé con mi novio, bueno mejor dicho, me mudé con él. Rodrigo. Es unos cuantos años mayor que yo y tiene un temperamento de los mil demonios, pero así me gustó desde el principio.

La primera vez que pasó, fue un 15 de febrero. ¿Cómo olvidar lo que sentí ese día? Al principio dolió mucho... hasta sangré... pero luego entendí que me lo merecía... así que ya no dolió tanto. Lo que más me molestó fue la actitud de mi hermana mayor, Leslie. Cuando me vio se puso como loca, como si yo fuera la primera a la que su compañero le daba una paliza. Esa tarde Leslie me maquilló de manera que mi ojo parecía un poco menos hinchado y el mallugón de mi mejilla se cubrió por completo. Por más que le expliqué a Leslie que yo había sido la culpable porque no le había guardado la cena como a él le gustaba, no me entendió. Me amenazó con denunciarlo a la policía si otra vez ocurría, por lo que la segunda vez que me pegó decidí no ver a mi familia por toda una semana.

Leslie se dio cuenta de que algo andaba mal cuando cada vez más mis períodos entre visitas a la familia se extendían. Así que un día se apareció en mi casa. Me encontró acurrucada en el mueble de la sala, en realidad el único sofá que teníamos ya que la situación no era muy buena, con un brazo enyesado y mi ojo izquierdo vendado.

Como había amenazado, lo denunció a la policía, pero cuando ésta llegó a mi casa no encontró a nadie, porque puse a Rodrigo sobre aviso y nos mudamos a casa de un primo suyo que estaba de viaje. Allí vivíamos mejor, más cómodos. Aunque no era nuestra casa pero era tan bonita... Leslie metiéndose en lo que no le importa... ¿por qué no me deja vivir en paz? Le he dicho una infinidad de veces que todo es culpa mía, y que ya voy aprendiendo a manejar a Rodrigo... ya aprendí a preparar su cena de la manera que le agrada; ya aprendí que no le gusta que yo hable con amigas o amigos porque ellos me quieren llenar la cabeza de pensamientos en su contra; ya entendí que mi familia está en contra de Rodrigo y que a él no le gusta que los visite por eso mismo... Me pongo en su lugar y veo que si su familia no me quisiera, aunque total nunca los he visto, tampoco quisiera que él fuera a visitarlos. Debo ser una mujer sabia, ¿o no?

En fin, ya voy aprendiendo a hacer las cosas como a  él le gusta, aunque la verdad siempre hago algo mal porque acaba pegándome de todos modos.

Hoy no es un día diferente; salió de casa muy temprano. Yo no tenía nada especial que hacer, como siempre, así que me dediqué a jugar con mi precioso bebé Joshua, ¡para ser tan pequeño sabe tanto! Salió idéntico a mi fallecida madre: regordete, con unas mejillas hechas para besarlas, tan delicado y feliz. Con el  paso de los años he aprendido que lo único que me hace feliz es estar con mi bebé.

Rodrigo cada vez está menos tiempo en la casa y siempre que llega está borracho o pasado de nota... Siempre termina pegándome y ni siquiera mira a nuestro hijo. Tolero que me pegue, ya ni siento los golpes, tengo bien claro que a cada quien le toca una historia en esta vida, y la mía es de ser golpeada. Lo único que no podría tolerar sería que tocara a mi bebé.

Debían ser las 6 de la tarde cuando salí esta tarde a comprar un pañal para Joshua al mercado más cerca, estaba a solo 6 casas más allá de donde aún vivimos, el primo de Rodrigo no ha regresado aquí así que nunca nos mudamos de este lugar; Dejé a Joshua sólo por unos minutos ya que estaba dormido. Cerré la puerta con llave para que ningún intruso pudiera entrar. Cuando compré el pañal y voy regreso a la casa me doy cuenta de que la puerta de entrada está abierta y veo la moto de Rodrigo parqueada al frente.

Por mi sangreWhere stories live. Discover now