-5-

5.4K 328 15
                                    

—¡Klaus! ¿A dónde vamos?— logré preguntarle cuando paró de correr, pero él seguía teniéndome sobre su espalda.

—Huir.

—No sabía que fueses partidario de huir.— me bajó y se giró para mirarme a los ojos.

—Si tengo que huir para que no te separen de mi lado, entonces huiré cuanto haga falta.— me perdí en sus hermosos ojos, sus palabras me relajaron, me sentía en una nube en ese momento.

—¿Por qué te tomas tantas molestias por mí? Podrías haber renunciado a ayudarme, pero no lo has hecho.— dije frunciendo el ceño mientras seguíamos mirándonos fijamente a los ojos.

—Porque eres importante para mí, amor. Y esto no se lo digo a cualquiera.— dijo sonriendo tiernamente, le devolví la sonrisa, y entonces una estaca atravesó su estómago. Su reacción y su cara de miedo y desconcierto me partió el corazón, aunque no fuese a morir, eso le dolía... Y a mí también.
Cayó al suelo, y tras él estaba Damon con una arrogante sonrisa.

—Me encanta cuando las cosas salen bien.— mi cara rebosaba tristeza, y unas cuantas lágrimas resbalaron por mis mejillas.
Lo miré con odio.

—Oh, vamos, no me digas que sientes algo por él.— dijo exagerando, hasta que se dio cuenta de que había acertado, su rostro se tornó serio.

¿Qué mierdas has hecho?— le grité algo más fuerte de lo normal, haciendo que se tapase los oídos por un segundo.
Me tiré al suelo y le quité la estaca al híbrido, el cual se levantó y miró a Damon de la misma forma que yo anteriormente.
Fue a correr hacia él, pero entonces Stefan vino por detrás y le partió el cuello. Grité, grité con todas mis fuerzas, haciendo que los dos vampiros cayesen al suelo tapándose los oídos.

¡Marchaos! ¡No volváis!— grité. Vi como todos mis amigos y mi familia venían hacia aquí corriendo.
Miré a Tyler, el cual estaba arrastrando a Kol que estaba inconsciente... Espero.
Al verlo también sentí rabia, las lágrimas no cesaban. Los originales estaban siendo derrotados por mi culpa, por mi culpa les están haciendo daño.

¡Suelta a Kol! ¡Ahora!— volví a gritar, y todos volvieron a taparse los oídos, lo que hizo que Tyler soltase al chico.
Todos me miraban con una mezcla entre confusión y decepción. En las miradas que más me centré fueron en las de mi primo y mi hermano, los cuales estaban entristecidos al ver lo que estaba sucediendo.

—Te importan.— afirmó Damon levantándose del suelo.

—Sí, y no voy a permitir que les hagáis daño. ¿Qué os han hecho para que les hagáis esto?— entonces, de repente el Salvatore de ojos azules estaba enfrente de mí con mirada amenzante.

—Nos han hecho más de lo que puedas imaginar. No son los buenos, Cindy.

—Los buenos tampoco les habrían hecho esto.— le dije entre dientes.

—No nos vamos a ir sin ti.— dijo mi hermano acercándose poco a poco a mí.— Yo no me voy a ir sin ti.

—Os vais a ir, y no vais a volver a tocar a los Mikaelson.— advertí retrocediendo.

—No puedes estar con ellos, no son buenos, por favor Cindy. Vuelve a casa.

—No...— dije aún acumulando la rabia.

—Ellos no son de fiar, seguro que se aprovechan de ti para algo.— dijo mi hermano.

—No...— ya estaba empezando a perder el control.

—A la primera de cambio te matarán, quizá sólo te mantienen con vida porque lo necesitan.— dijo Alaric dando un paso adelante.

—No...— una palabra más y estallaré...

—Estás cegada por lo que te hacen pensar, pero ellos no te quieren.— dijo Elena intentando no sonar muy brusca.

Se acabó.

¡Dejadme en paz!— grité en dirección a mi hermano, el cual salío disparado y chocó contra un árbol.
Mi primo, Caroline, Tyler y Damon corrieron hacia mi. Grité, con todas mis fuerzas, la tierra vibraba y todos ellos cayeron como moscas. Quizá no se cayeron, se tiraron al suelo.
Gritaban que parase, pero no paré. Hasta que vi a mi hermano, su cara expresaba miedo, dolor, sufrimiento.
Entonces paré, me di cuenta de lo que estaba haciendo, les estaba haciendo sufrir.

Se levantaron lentamente, aún doloridos. Sus miradas mostraban decepción, y la de mi hermano tristeza.

—Marchaos ya...— conseguí decir. Entonces se fueron, hasta que no los vi marcharse del todo no noté que mi nariz estaba sangrando. La vista se me nublaba poco a poco. Mis piernas temblaron, y cuando menos lo esperé caí.
Unos brazos evitaron que me desplomase sobre el suelo, perdí el conocimiento.

—Amor...

INEFABLE [I] || «Klaus Mikaelson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora