Los Stark

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Conocer a los Hermanos Stark fue como siempre con su esposa Natasha, de manera improvisada, sin pensarlo y con las consecuencias menos esperadas. Ella estaba una noche jugando con Stevie AVAC en la sala de videojuegos, ambos en pijama cruzados de piernas mirando al enorme televisor que 616 decía era del Diablo, pero bien que sentaba con todos ellos a la noche de películas que su hermosa esposa instauró una vez que tuvo el dominio de todo el hogar Rogers. Así pues, Toni estaba ganándole una partida a su pequeño hermano cuando éste se quedó pensando en algo, tomando una golosina que comer mientras expresaba su inquietud a la joven.

-Toni, ¿cuándo conoceremos a tu familia?

-Oh, falta de confianza, ¿cuándo quieres que vayamos a verlos?

-¡El fin de semana!

-No hagas citas, Stevie, partiremos hacia la granjita Stark.

-¿Escuchaste, hermano?

-¿Iremos todos? -preguntó muy precavido Steve, mirando a su esposa.

-Los que quieran ir.

-¡Yo sí quiero! Y estoy seguro de que todos los demás también en cuanto sepan que conoceremos el campo.

-Toda una maravilla para los citadinos de Brooklyn -bromeó Natasha- ¡Gané!

-¡¿Qué?! ¡No!

Steve 3490 podía decir que sus hermanos no estaban nada fascinados con la idea, más hubiera sido mentir. Más de uno estaba discretamente preparándose con su mejor atuendo para conocer -y claro, impresionar- a los Hermanos Stark que Natasha ya se había encargado de describir de pies a cabeza, incluyendo sus peculiares maneras. Inclusive el hostil Hydra Stevil había decidido acompañarles so pretexto de que era el único capaz de protegerles de los peligros que fueran a encontrar, como si las vacas o los borregos fuesen una amenaza para los Rogers. Aunque lo que estaban por descubrir ni el mismo Steve lo sospechaba, siempre había imaginado el terruño familiar de su querida esposa de una manera muy diferente a cómo lo conocerían.

Era que todos los Rogers sin excepción habían imaginado que la granja Stark era, como se describía en todas partes, una modesta granja y que pese a tener terrenos o ganado no era nada espectacular. Toni había restado importancia a detalles importantes que les dejaron boquiabiertos. Por ejemplo, cuando dejaron atrás la ciudad para tomar dos camionetas que les llevaran a la propiedad de los Stark, fue precisamente Stevie quien al asomar su cabeza por la ventanilla al admirar el hermoso paisaje de viñedos lejanos como de verdes campos con enormes manchas blancas pertenecientes a los borregos, preguntó inocentemente cuánto faltaba para llegar a la granja. Natasha, quien estaba de pies sobre el tablero durmiendo al haberse despertado temprano para sus horarios, levantó su sombrero y lentes oscuros para mirar por el rabillo del ojo y luego responder.

-Ya estamos en la propiedad.

Steve juraría que hubo un canto de grillo en el silencio que cayó en la camioneta que él manejaba y donde iban además de Stevie, Toni y él, Steve EMH y Steve MCU. Fácilmente llevaban casi media hora en aquellos parajes y aún no veían la "casita" como le llamaba su dormida esposa. Fue cuando empezaron a darse idea de la cantidad de terrenos, igual que de dinero, que poseían los Stark. No iban a ser cualesquiera provincianos sencillos que trabajaban arduamente de sol a sol para sacar adelante el patrimonio familiar. Stevie parpadeó, pero se quedó con su cabeza fuera esperando el momento de ver no la casa Stark, sino una mansión rodeada de una gran muralla colonial con el blasón familiar recibiéndoles. Una hacienda hecha y derecha con empleados saludando a los recién llegados y con fervoroso cariño a Natasha quien al fin despertó como si supiera que habían llegado.

Siete Stark para Siete RogersWhere stories live. Discover now