Una Rosaline. (H.S)

5.Final Masquerade

Rosaline no sabía porqué había dejado que su trasero se posara en el carísimo asiento de aquel precioso y antiguo cadillac.

Harry no podía estar más contento respecto a las decisiones del pequeño trasero de Rosaline. 

-Es de los 60's.- Dijo Harry al ver la curiosidad en los ojos de la chica.-

-Es precioso.-

-Lo sé. Ha costado demasiado mantenerlo hermoso.-Styles alardeó sobre su coche.-Es mi chico especial. Rosaline hizo una mueca.-

-Estoy sentada sobre tu chico especial.-Rosaline dijo y no pensó en el rumbo que aquella conversación tomaría hasta que Harry carcajeó de una manera burlona.-

-No todas tienen el honor de poder decir eso.-Dijo levantando una ceja y haciendo el motor del Cadillac rugir y Rosaline lo comparó con el ronroneo de un león.

El camino estuvo lleno de canciones que a Rosaline y a Harry les encantaban y de una  Rose constantemente pegada a la ventana admirando la ciudad. Al llegar a la gran mansión los ojos de Rosaline se abrieron colosalmente.

-Woah.-

-¿Te gusta?  es mi casa de verano.-Rosaline volteó horrorizada a ver a Harry.-

-¿Tu casa? ¿La cena es en tu casa?.-Bramó Rosaline.-

-Sí, se la presté a tu hermana.-

-Huh...es muy hermosa.-

-Ya sé.-Dijo con superioridad y vaya que tenía derecho a sentirse de esa manera. Rosaline consideró la mansión de los Styles como la más hermosa que había visto, ni siquiera se comparaba un poco a las lujosas mansiones de las excéntricas modelos que sus cámaras habían capturado. 

Harry puso su mano en la espalda baja de Rosaline y la chica se estremeció, acto seguido Styles bufó y la encaminó hasta la entrada en donde enroscó su brazo con el de ella y dejando una sonrisa y mirada pícara escondió su rostro tras una máscara negra. Rosaline lo miró y sus facciones se desvanecieron entre una imitación de máscara típica de la época de la peste negra. Ambos individuos entraron y dejaron a la gente admirarles, a los ojos de todos, Styles estaba con la chica más bonita de la habitación...A ojos de Styles la chica más bonita estaba al otro lado de la sala, escondida entre una mata de cabello rojizo y metida en un simple vestido negro. 

-Amber.-Susurró Styles. Entonces dejó a Rosaline botada en una esquina del gran salón y se desenroscó de su brazo para ir a alcanzar a la flamante pelirroja. Rosaline hizo un mojín. Harry se había llevado con él su confianza en sí misma. Nuestra protagonista comenzó a analizar el gran salón. Todo tenía un aura dorado, luces anaranjadas y paredes pulcramente blancas, los pisos eran de mármol blanco y en cada esquina había columnas de mármol beige que hacían el ambiente dorado. El sonido de copas de champagne chocando abundaba en aquel lugar haciendo eco en el ambiente y en la cabeza de Rose.

-Que bueno que llegas. Necesito tu ayuda.- Julieta Sacó de sus pensamientos a Rosaline y la tomó del brazo.-

-Agh, te odio.-Rose se quejó y se soltó del agarre de Julieta.-¿puedes pasar una de éstas exclusivas cenas sin esconderme en la cocina?.-

-Conseguiré ayuda de otras personas.-Julieta rodó los ojos y se fue dejando un aura amarga al rededor de Rosaline. Nuestra chica caminó por las orillas del salón recibiendo bastantes miradas y halagos de parte de antiguos socios de la compañía de su hermana mayor. Nada había logrado acaparar su atención hasta que vio una puerta simple de cristales claros  que la llamaba a abrirla y así lo hizo, detrás de aquella puerta simple se escondía un hermoso jardín con un pequeño río artificial y muchísimas flores hermosas. A un lado de el río, colgado de un árbol había un pequeño columpio de cuerdas y madera. Rosaline corrió a sentarse ahí como una niña pequeña. 

El cuadro era hermoso, queridos lectores. Una chica preciosa con un vestido morado y un peinado perfecto, sosteniendo una copa de alcohol elegante, sentada catastróficamente en un columpio de niños. Harry Styles también apreció el hermoso cuadro, pero desde una perspectiva diferente, una en la que nuestra Rose no existía, pero el campo de visión de nuestra princesa era perfecto con Harry en él...sólo había algo que no cuadraba y tenía el pelo rojizo y una cara de barbie del mercado. Rosaline iba a carraspear para avisar a los participantes de la escena que ella estaba ahí, pero pareciendo que Styles leía su mente y dijo "ésta vez no, pequeño saco de papas", sonrió torcidamente y le plantó un beso en los labios a Amber quien acto seguido soltó una risa de gata y salió de la escena tomando la mano de el príncipe enmascarado y guiándolo escaleras arriba hasta el dormitorio principal.

Rosaline esperó a que se fueran y arruinó el perfecto cuadro vomitando en el riachuelo cada gota de champaña que había tomado aquella velada.

Las mentiras de Styles la hacían vomitar.