|Capítulo 3|

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Ese día sin duda está clasificado como el peor de mis días, el día de mi desgracia. Jamás voy a olvidar ese 24 de abril, ese maldito 24 de abril.

*****

Después de casi dos horas de llorar y recordar, me arme de valor y saqué fuerzas de donde creí no tener. Busqué bolsas de basura y en ellas empaqué toda su ropa, toda.

Talvez a Lucy esto le va a molestar, pero esto es por mí, y sé que algún día ella lo va a entender. También empaqué sus objectos personales, todo lo que me traía recuerdos a él, excepto las fotos.. esas no las botaría.
Mande la ropa a un ancianato y lo que no servía lo tiré a la basura. Limpié la casa, la lavé hasta el último rincon. Moví todos los muebles, cambié las sabanas y las cortinas. Cuando terminé estaba cansada pero a gusto. Ahora la casa se sentía libre, se sentía nueva. Mi habitación ahora ya no es ni la sombra de lo que fue.

También le organicé una habitacion a Lucy, ya es hora de que duerma sola y tenga su privacidad, pues, no será siempre una niña y, eso me aterra.

me dieron las 8 de la noche organizando todo, tomé una ducha y fui por lucy.

Al llegar de nuevo a Lucy le estrañó mucho el cambio de la casa, le expliqué todo y estuvo de acuerdo.

Eso es lo que amo de mi hija, un ser tan pequeño y tan comprensible.

A la mañana siguiente llevé a Lucy al jardín y me encaminé al cementerio. Pues necesitaba hacer algo, algo que si no hacía ahora no haría nunca....

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Recuerdo cuando fui a la morgue y me preguntaron si podria reconocerlo, Como no reconocerlo si era mi otra mitad, me dijeron que todos los cuerpos estaban irreconocibles, si tenia alguna marca para identificarlo, y sí, tenía una, la tenemos. Ya que un día decidimos hacernos ambos un simbolo, un simbolo griego que nos uniría incluso después de la muerte, ahora confío más que nada en el.

-Ti-tiene un tatuaje. -tartamudee.

-lastimosamente hay uno con un tatuaje, esperemos y no sea él. -al escucharlo mi cuerpo flaqueó, y la fe volvio a mí.

-¿dónde tiene el tatuaje? -pregunta, y dudo en responder. No quiero que sea él, Dios, él no.

-en la parte baja del cuello señor. -respondo con voz temblorosa.

-¿desea verlo usted misma? -pregunta.

yo niego, no quiero aceptarlo, ¡no quiero!

-lastimosamente este es su marido señora. -y ahí fue donde morí en vida, donde se fue el ser que más amé, llevandose mi corazon, dejandome una gran herida.

****
Cuando llego al cementerio me encamino hacia ese lugar tan conocido ya. Lloro, lloro como loca y le grito a su tumba que descanse, que lo voy a dejar ir, que por favor me deje ser libre, que me deje vivir.

Llamo al sepulturero y aunque no quería sacar sus restos lo debo de hacer. Le pido que lo haga y lo hace, los saca y los crema, entregandome las cenizas en un pequeño cofre, y partí hacia una montaña, un lugar con mucho viento, esparsí sus cenizas, y entonces ahí en ese preciso momento me sentí libre, con vida y con ganas de disfrutarla.

Para las cinco de la tarde ya había recogido a Lucy y nos encontrabamos en casa.
Le expliqué de la mejor manera lo que había pasado con su papá y me entendió, se puso feliz al saber que su padre ahora era parte de la naturaleza.

Luego cenamos y nos fuimos a dormir. No sim antes Lucía recordarme que mañama sería domingo.

Lucy estaba ansiosa de que llegara el día siguiente. pues era nuestro día de madre e hija. Como todos los domingos.

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A las 9 de la noche me llamó Carla, una sexy morena de ojos oscuros con melena café, una compañera de trabajo que ultimamente se estaba convirtiendo en una gran amiga. Me invitó a tomar algo, dice que quiere presentarme a su primo y aunque ahora no estoy en plan de amoríos, acepte. ya que debo de empezar a salir y a divertirme, a disfrutar mi vida y esta es una buena manera de hacerlo, de liberar toda la tensión de este día.

Llamé a Margaret, quien me cuida a Lucy de vez en cuando. En este momento Lucía está dormida pero, jamás la dejaría sola. No tan pequeña.

Margaret llega y me dispongo a retocarme el maquillaje. Y justo a tiempo llegan por mí.

Ahora sí, a disfrutar, a vivir. A recuperar los cuatro años de luto que te tuve Alex.

-Hola. -saluda Carla mientras besa mi mejilla.

-Hola guapa. -le digo respondiendo a su beso-abrazo.

-¿¡guapa!? Ja!! Mirate, tú si que estas guapa. No lo tomes a mal, pero desde que te conozco es la primera vez que te veo así de radiante, incluso tu mirada ha cambiado. -esbozo una sonrisa sintiendome satisfecha y alagada.

En el camino hacia el coctel al que iríamos le conté todo a Carla. Ella ya sabía mi historia, pero me desahogue totalmente con ella, le conté lo de ayer y lo de hoy y me dijo que había hecho bien, que era lo mejor.

Le agradezco tanto que me haya escuchado y que me haya dado sus palabras.

-¿y... piensas rehacer tu vida? -pregunta con un tono de miedo en su vos. Eso me causa gracia y sonrío.

-pues... no lo sé. No te niego que me gustaría, Pero por ahora creo que es mejor no. Aunque si se da la oportunidad no la pienso desaprovechar, pues sería un avance para mi nueva yo. ¿no crees? -pregunto con una sonrisa pícara.

-lo creo amiga. -dice mientras parquea su lindo coche en un lugar muy llamativo, el cual está lleno de gente por todos lados, tiene una linda terraza en la cual está situada una barra. La música entra en mis oídos llenandome de una paz interior que necesitaba justo hoy.

-¡ven, vamos! Louis nos espera arriba. -dice mientras camina hacia el lugar. Instantáneamente la sigo, subimos a la segunda planta y entonces lo veo...

Veo a ese hombre de ojos azules, a ese hombre que no esperé volver a ver, y mi cuerpo lo reconoce, pues me pongo fría y empiezo a hiperventilar.

D E S T I N OWhere stories live. Discover now