"El día que todo comenzó"

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Pasó una semana de clases hasta ahora y ya quiero que terminen. Estaba en clase de lenguaje ahora, hablaba con Pao de la vida.

No sé por qué contratan gente como él, no se le entiende, se expresa mal, y te acordas que el año pasado lo hicimos llorar? –me dijo riendo–

Sí –reí– pobrecito, me da un poco de lástima.

En eso ví entrar a la coordinadora al aula.

Bueno, ahora que ya se adaptaron haremos los cambios de asientos para garantizar que no se distraigan con sus amigas y pongan atención. –dijo–

–No, porfavor Seño Leana. Nos vamos a portar bien en serio. – comenzaron a decir todas.

Como que no las conociera. –dijo–

Y realmemte era así, ella habia estado con nuestra generación 3 años ya, tiempo suficiente para saber que si nos sentabamos como quisieramos sería un desastre.

Comiencen a salir para ubicarlas en sus nuevos puestos. –dijo indicandonos la salida–

Era algo que cada año hacian, nos sacaban de el aula para hacer una fila afuera y darnos un asiento lejos de nuestras amigas y así "prestar atención", nunca les funciona por que siempre nos cambiamos.

Salimos todas a hacer la fila por orden de estatura, por suerte Pao y yo teníamos la misma, ambas estabamos en la estatura media de todo el aula, no somos tan enanas, pero tampoco gigantes.

Comenzó a colocar a mis compañeras más pequeñas en los asientos de adelante, pero como no eran muchas quedaron unos cuantos vacíos, llegó a Pao y la puso en el tercer puesto de la columna de enmedio, eran cinco columnas de asientos, y luego iba yo.

A ver Sofia, donde te pongo. –me dijo seño Leana–

Ahí mire, en el segundo de la fila de en medio que dejó libre. –le dije sonriendo– usted sabe que yo me porto bien.

Si si, lo se. –me dijo riendo– te voy a dar una oportunidad, a la primera que me pongan una queja tuya, te cambio. ¿Estamos?

Estamos. –le dije–

Ella se hacía la dura muchas veces, pero me quiere. Desde que la conocí a sido como mi mamá del colegio, sabe muchas cosas de mí. Recuerdo cuando estaba en séptimo grado yo me sentía muy sola, iba de grupo en grupo, sentía que no podía pertenecer a ninguno. Recién mis papás se habían separado y sentía que el mundo se me caía a pedazos... El día de mi cumpleaños, de ese año, mi papá me había prometido que estaría ahí, y ¿que creen? No estuvo, se que suena medio chiquilín pero me hacía demasiada falta, siempre estuve acostumbrada a ser la consentida, por ser la hija menor, de mi papá. Y de un momento a otro, todo había cambiado, nos mudamos a la capital, una casa que mis papás habían comprado cuando estabamos pequeños pero no vivíamos ahí, sino que vivíamos en un pueblito con mi abuela.

Bueno, como les decía, el día siguiente a mi cumpleaños me sentía demasiado mal, aunque me habian llevado a comer con toda la familia y la había pasado super bien, habia algo que me faltaba... Y ese algo era mi papá. Seño Leana me vio durante el recreo en el aula y se acerco ese día a mi, y le conté lo que había pasado. Se portó de una manera muy linda y desde ese día le habia tonado mucho cariño. Fue incluso ese año que nos puso en un grupo para trabajar a Pao y a mi, era el tiempo en que nos odiabamos, y nos volvimos amigas de nuevo.

Fui a mi asiento que estaba delante del de Pao y me senté.

Debe de estar de buen húmor, sino me hubiera dejado aislada del mundo para que pasara totalmente callada. –le dije a Pao–

La verdad que sí, es que nunca te callas boluda. –me dijo–

Pero bien que te gustan los chismes verdad. –le contesté haciendome la ofendida–

Terminó de ordenarnos y nos dijo: Espero que estos asientos sean en los que las vea todo el año, ok? Si yo las veo que se cambian para estar con sus comadres, ya saben lo que les toca. –nos dijo en todo amenazante–

En el colegio, la directora tenia como objetivo no contratar personal de limpieza y por cada cosa mala que haciamos nos dejaban barriendo en las tardes todas las aulas. Una vez me pasó, seño leana me encontró con el celular en clase y me llevo donde la directora, ese fue mi castigo.

Miré a mi alrededor, para ver quienes habian quedado cerca. Adelante tenía a Andrea, era una niña tan pequeña me llegaba quizás al hombro, atrás tenía a Pao, al lado izquiero a Lucía, y al lado derecho a una niña a la que jamás le había hablado, Karol se llamaba creo, me parecía un poco rara para ser honesta... Pero bueno, me habían dejado cerca de dos grandes amigas y a las demás podía ir a visitarlas, las habían dejado hasta atrás por que son de las más altas, cuando quisiera...

The k-thingWhere stories live. Discover now