El don transferido a Zero

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La mañana ya estaba sobre ellos nuevamente, todos estaban reunidos, vampiros y cazadores, todos en el mismo lugar, menos Zero... después de lo dicho por el gemelo menor, Kaname pidió que todos se juntaran en la academia, tomando así el salón que se utilizaba para bailes.

-Buenos días...-saludo cortésmente el castaño quien se encontraba frente a la multitud, todos posaron su vista en el.

-En tres días la guerra comenzará...en la noche de los vampiros...y como mi raza sabe perfectamente...no hay mucho tiempo y aunque hayan sellado la alianza, quiero que los que estén seguros levanten la mano para acabar con esta amenaza, tanto vampiros como humanos han sido asesinados, y su sangre debe ser vengada, los que estén conmigo bienvenidos...-finalizó, ningún bando titubeó, nadie se retiró, nadie se echó para atrás, todos los presentes con mirada firme y seguros de su decisión dieron un grito de apoyo, la guerra ya estaba prácticamente sobre ellos, ya no podían retroceder...era el momento para acabar con aquello de  una vez.

-Todos estamos juntos en esto?!-gritó Kaien parándose al lado de Kaname.

-¡si!-gritó la multitud

-preparensen para la batalla...tomen  sus armas!!.-gritó nuevamente, haciendo que ambos bandos salieran de prisa del lugar.

Izaya y Yagari observaban embellezados como su rubio dirigía el mando.

-Gracias señor Cross...-dijo el castaño para marcharse al encuentro de su esposo.

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-¿Zero?-dijo el Kuran al ver a su esposo "observando" por la ventana, estaba tan sumido en sus pensamientos que se exaltó al sentir unos fuertes brazos envolverle la cintura desde atrás, pero luego reconoció aquel cálido cuerpo. Kaname apoyó su cabeza en el hombro izquierdo del peliplata.

-Kaname...-llamó en tono preocupado el menor.

-Tranquilo Zero...todo estará bien-tranquilizó el sangrepura.

Zero se volteó delicadamente encarando a su esposo, tanteó el rostro ajeno y comenzó a acariciar esas facciones.

-No he podido verte desde que te fuiste aquella vez...desearía verte solo una vez mas...-dijo sonriendo tristemente. Acercó sus labios al de los contrarios y los besó suavemente.

-Te amo...-susurró mientras se separaba sin romper aquel abrazo.

-Igual yo...-dijo el Kuran

El castaño volvió a besar aquellos tentativos labios tornando aquel beso a uno mas apasionado, sus lenguas jugaban entre ellas, las caricias no se hicieron esperar, a los minutos ya se encontraban en la cama, el castaño acariciaba aquel cuerpo que solo le pertenecía a él, bajó a besar el cuello de su amante robando suspiros de placer del peliplata, su mano acariciaba aquella tersa y blanca piel con deseo y parsimonia.

El peliplata hacía lo mismo, aunque le era imposible seguirle el ritmo a su esposo, ambos recorrían el cuerpo contrario, desasiéndose de aquellas molestas prendas en el proceso...Ambos hombres ya estaban completamente desnudos, solo gemidos y jadeos se escuchaban en la habitación.

-Kana...me...bas...basta-decia el peliplata, pero el castaño seguía masajeando la intimidad del peliplata hasta que este se vino en su mano. Zero comenzó a respirar agitadamente.

-Kaname...por...por favor...te necesito-dijo entrecortadamente en forma de suplica, el de ojos borgoñas sonrió al ver aquella expresión que hizo su amante, acto seguido hizo que el Kiryuu lubricara tres de sus dedos, cuando estuvieron completamente húmedos los retiró y dirigió sus dedos a la entrada del peliplata.

-ah!...Kaname...m...mas...ah...por...favor...-decía entre gemidos.

-no seas impaciente...-le susurró en su oído y luego lo lamió.

-ah! Ah!...-cuando estuvo totalmente dilatado reemplazó sus dedos con su miembro, adentrándose de una sola estocada arrancando un sonoro grito por parte del menor.

-aaahhh!!...-gimió aferrándose a la espalda del Kuran, enterrando sus uñas en la piel de esta.

Kaname comenzó a moverse, al principio era un vaivén lento, y luego subió el ritmo de sus embestidas, el cuarto comenzó a llenarse de gritos y gemidos por parte de ambos.

-ah! ...Zero...ah!-decía jadeante el castaño.

-ah ah!...mnnn ah! Ah! Kaname...ah!-

Ambos se corrieron al mismo tiempo, ambos se recostaron uno al lado del otro tapandose con las frazadas.

Kaname acariciaba los cabellos platinados de su amante.

-Kaname...Prometeme que nunca me abandonarás-dijo aferrándose mas al castaño.

-lo prometo, mi pequeño...-dijo depositando un beso en su mejilla sonrosada.

Poco a poco Zero fue quedándose dormido.

Kaname estuvo en silencio por largos minutos,  viendo el rostro durmiente de su esposo.

Cuidadosamente se levantó dejando a Zero descansar.

El Kuran se duchó y vistió para dirigirse nuevamente a dar las ordenes a su séquito.

-No permitiré que nada malo te pase...Zero...-dijo en un susurro mientras apretaba sus puños.

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Zero dormía plácidamente en aquella mullida cama. Siendo observado por un pelirrojo, el cual se encontraba parado a un costado de la cama viendo dormir al peliplata.

Sonrió tiernamente y acarició aquellas hebras platinadas con suavidad.

-Zero...-se acercó al vientre del contrario y lo acarició suavemente cuidando de no despertar al chico durmiente.

-Espero que a pesar de todo...puedas ser feliz con este regalo...pase lo que pase, los protegeré, a ti,  a Yuuki, a tu esposo...y...no permitiré que dañen la pequeña vida que comienza a formarse en tu interior...-se separó de él.

Sonrió levemente y se retiró del lugar.

Le tomó tiempo llegar a su antiguo hogar ahora en ruinas.

-Rompí una regla impuesta en la naturaleza...pero no me arrepiento...Zero merecía ser feliz y yo le dí este don...La nueva vida...siempre vence a la muerte...-dijo para luego dirigirse hacia el interior.

Sus pasos eran errantes y se tambaleaba, tan solo en tres días la ceremonia se llevaría a cabo, y el movería su segunda jugada en contra del Sasha.

CONTINUARÁ...

SERÉ TUS OJOSNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ