La despedida

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Decepción.

Tristeza.

Dolor.

Ira.

Todos esos sentimientos existían y se mezclaban en su interior, no le dejaban pensar en nada más que en la imagen que estaba frente a él.

—Te amo Luke, te amare siempre —Esas palabras que susurraba Annabeth fue lo último que soporto.

Ya no podía sentir.

Ni siquiera se dio cuenta del momento en que los dioses entraron a la sala del trono listos para la batalla y vieron la misma escena que rompió su corazón.

—Percy, ¿Que sucedió? — Poseidón sonaba conmocionado.

—Necesitamos un sudario — Anunció en voz alta dirigiendo su mirada a los dioses, sin verlos realmente —Un sudario para el hijo de Hermes.

Lo que paso después de eso fue tan borroso y lejano, como sí solo estuviera viendo una película de mala calidad por internet. Era un simple espectador de su propia vida.

Percy no se emocionó al ver al ejército de Poseidón entrar a la sala de tronos ni siquiera le pudo sonreír a su hermano Tyson cuando le dio uno de sus abrazos-de-oso. Incluso cuando Poseidón -su padre- se acercó para abrazarlo y felicitarle, no pudo corresponder su felicidad. Ellos estaban felices porque no había muerto. Él no pensaba lo mismo.

Cuando Zeus terminó su aburrido y largo discurso empezó con lo único importante ahí: La entrega de los premios.

Designo a Tyson como general del ejército del Olimpo y le ofreció cualquier arma de su preferencia: él eligió una porra. Después de Tyson, Grover fue nombrado el nuevo señor de lo salvaje y le dieron un lugar en el Consejo de los Sabios Ungulados. A Thalía, Zeus le prometio el llenar las filas de las cazadoras y Artemisa la felicitó. Annabeth recibió la tarea de ser la arquitecta oficial del Olimpo y lo que sea que eso significaba.

Cuando lo llamaron su mente estaba un tanto calmada, o lo suficientemente clara para enfrentar a los dioses. Así que se acercó tranquilamente y escucho lo que tenían que ofrecerle. Cuando Zeus terminó sus tonterías rápidamente rechazó su generoso regalo. Ya tenía claro que era lo que quería a cambio de todo lo qué pasó. No sería suficiente, nada lo sería, pero era un buen primer paso para cambiar las cosas, se los debía. Por lo que enumero su pequeña lista a los dioses.

Pidió que todos los dioses reconocieran a todos sus hijos: Los que aún no reconocían en el campamento y los que vinieran más adelante. Les anunció que deberían construir en el campamento las cabañas de los demás dioses faltantes y así nadie tendría que seguir apiñado en la cabaña de Hermes. También mencionó que deseaba la libertad de Calipso y de todos los Titanes que como ella eran pacíficos, el perdón de los dioses que se aliaron con Cronos en esta guerra (cabe destacar que esta petición fue la más difícil y riesgosa de decir ya que Zeus estaba a nada de volatilizarlo)

—...Y que el tío Hades y la tía Hestia tengan un trono en el Olimpo — A pesar de sus propios sentimientos sonrió al ver la cara de perplejidad de los dioses cuando término su pedido.

—Hijo mío... —Poseidón se removió incómodo en su trono — Estas pidiendo demasiado.

—Pero todos ustedes lo juraron —Miró decidido a los Olímpicos esperando sus quejas y negativas, pero para su sorpresa Atenea fue la primera en apoyarlo y comentar a su favor.

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⏰ Last updated: Apr 05 ⏰

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La verdad del marWhere stories live. Discover now