La Universidad

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Monterrey. 

Relato anónimo.

Hasta hace un año atrás mi universidad era un hospital muy grande, pero por cosas de espacio se construyó en otro lugar, quedando solo una parte de urgencias. A principios de año tuvimos que ir a reconocer aula y horarios junto con mis amigas. Al entrar a nuestra nueva universidad nos dimos cuenta que aún quedaban algunos implementos del antiguo hospital que por alguna casualidad no habían sido recogidos. Hasta ahí estaba todo bien, reconocimos horario y aula y lamentablemente nuestra sala de ciencias quedaba en el piso menos 1, dónde antiguamente era la unidad de cuidados intensivos y era dónde más tiempo íbamos a estar. En fin, al comenzar las clases todo iba bien o al menos las primeras 2 semanas todo marchaba bien, pero ya entrando la semana 3 empezamos a experimentar sucesos extraños pero no quisimos darle importancia, aunque algunas chicas aseguraban qué las dejaban encerradas en los baños u / o sentían que les tocaban el cabello etc... Yo soy un tanto escéptica. Pero llego el día en qué tuve qué quedarme hasta muy tarde en la universidad.

Mis amigas y yo tuvimos que quedarnos a terminar una exposición y como la universidad tenía los implementos necesarios no dudamos en quedarnos, pasamos el rato trabajando en la expo y conversando acerca de lo importante que era obtener una nota alta, en eso una amiga se levantó y dijo que iría por café a lo que dos amigas más se sumaron prometiendo traernos café ya que una de mis amigas y yo debíamos quedarnos a terminar los últimos detalles.

Una de mis amigas se levantó a correr la puerta lo intento durante un rato cuando dijo que no sé abría, al principio nos miramos horrorizadas pensando que tal vez el guardia no había notado que estábamos ahí y nos dejó encerradas, saqué mi móvil y marqué el número del conserje pero nadie contestaba así que le pedí a mi amiga que se moviera pero cuando estaba a punto de golpear la puerta  esta se abrió sola y de golpe lo que me hizo perder el equilibrio y casi caer pero por suerte me agarraron, nos miramos extrañadas y desistimos de quedarnos a terminar todo y salimos rápido. Pero cuándo íbamos cruzando el pabellón sentimos un viento demasiado helado y fuerte seguido de una risa macabra, nos asustamos demasiado pero seguimos caminando.

Cuándo llegamos a la entrada vi al guardia sentado en el mesón y corrí a contarle lo sucedido le conté que había llamado y nadie había atendido y el aseguro que no había recibido tal llamada. Eso me hizo estremecer. Sin despedirme salí de ahí junto con las chicas. Ya había sido demasiado.

Al día siguiente una compañera nos contó que le había pasado algo similar y que al salir se topó con una chica de nuestra edad un tanto pálida y descalza, nuestra compañera le pregunto si necesitaba ayuda y ella le dijo que necesitaba llegar a urgencias porque se sentía mal, mi compañera accedió a acompañarla pero en medio del camino ella le dijo que debía llegar sola que no le preguntará el porqué y así lo hizo la dejó que se fuera sola, pero ella sintió algo extraño, una sensación de tener que seguirla y así lo hizo pero no la encontró en ninguna parte así que camino a la entrada. Cuando llegó al mesón central le pregunto a la guardia de turno por la chica y la describió pero ella le dijo que no había llegado ninguna chica con esa descripción.

Desde ahí tratamos de quedarnos lo justo y necesario ya que varios compañeros aseguran haber experimentado cosas extrañas.

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