Epilogo - Uno, dos, tres

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Él no sabía cómo es que todo había empezado. Desde sus manos echas sangre, hasta el último grito que salió de su boca. Todo estaba de cabeza. A pesar de ello, sus pensamientos repetían su nombre incontables veces, como relojes sin cuerdas.

Allí, en frente de su cuerpo inerte, empezó a proyectarse sobre sus ojos incontables imágenes. Una película en retroceso desde el primer momento en que la vio. No podía olvidar su cabello oro bailar en la brisa y sus ojos mar. Cualquiera hubiera pensado que una chica como ella sobreviviría incluso si todo se tornaba sofocante.

Pero no fue así.

Aquel chico despojado de todo, vio en ella una esperanza. Era una persona que pensaba en el futuro, y sobre todo en no dañar a nadie, por lo que aceptó cuando ella tomó su mano con fuerza y le dijo que todo estaría bien si hacía lo que ella le decía.

Pero aquel hombre le disparó en su estómago.

Aquel chico sin ningún atributo en particular que había llegado de la guerra sin nada en sus manos, empezó a llorar por aquella extraña. Aquella extraña que solo hacía unas horas había conocido.

Hace 55 minutos.

Pero no entendía. Y por más que su mente maquinara otra imagen, las lágrimas ya habían dejado de caer, haciendo ondas en el charco rojo debajo de él. La mano temblorosa de aquella extraña con nombre raro tomó su mentón y con una voz que se asemejaba a la fuerza del mar, le dijo de nuevo que estaba bien.

"¿Qué estaba bien?"

Se repetía ahora el chico gritando con la garganta rota. La extraña. La chica de ojos mar, volvió a doblar su rostro con una exagerada amabilidad. Entonces ella susurró: "Está bien que vivas".

Pero las ondas en su cabello deslizándose de sus dedos.

Pero las ondas cayendo incontables veces en el rojo.

Pero las ondas del mar chocando a lo lejos...

Le decían que ella estaba mal por primera vez.

Que si tenía 55 minutos para salvar su vida otra vez...lo haría.

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