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Con manos temblorosas estaba frente a la puerta del gran jefe, tragaba pesado cada vez que suspiraba, estaba tan asustado que ni siquiera podía imaginar lo que Black le iba a hacer, se preparó mentalmente para entrar, frotándose las manos cubierta por sus guantes amarillos y dando un gran suspiro y con postura derecha, dio aviso al hombre que ya había llegado, cuando escucho del otro lado a Black diciéndole que podía pasar, toda su mente quedo nublada por el miedo y el pánico quería apoderarse de él, pero lentamente entro mirando al suelo, volviendo a su postura algo encorvada y llegando a paso tembloroso frente a la mesa de su señor.

-supongo que vienes sabiendo que hoy no te escapas de tu castigo ¿verdad? Dr. Flug...- dijo al levantarse caminando alrededor del inventor, este solo agachaba más la cabeza por la falta de personalidad.

-l-o siento je-jefecito... yo trate de que fuera el mejor invento que he hecho...- trato de decir, ya con el alma saliendo de su cuerpo.

-mmh... ¡PERO FUE EL PEOR, INUTIL!- grito en su oído, si no fuera porque ya es adulto, se hubiera orinado ahí mismo a causa del miedo, agradecía que tuviera la bolsa en la cabeza para que no se vean las lágrimas que ya amenazaban por salir- ahora... dime tú- se sentó en su trono, viendo con una sonrisa ladeada al más bajo- ¿Cómo podría castigarte? Tú me dirás- el menor no estaba pensando en nada, solo estaba la palabra "fin" en su mente, pero al escuchar eso de su jefe, solo se le pudo ocurrir algo rápido para que no se enoje y le grite de nuevo.

-¿G-golpeando... me?- dijo con un hilo de voz, iba a hacer golpeado brutalmente y eso lo tenía claro.

-pero Flug, ¿no se te ocurre nada más? Si siempre te golpeo, idiota- dijo elegante y con maldad, él tenía ya planes para ese chico, con esa mente perversa él sabía bien lo que realmente no quería el dichoso doctorcito- solo te pregunte para ver qué tan lejos piensas que puedo llegar, realmente tengo otra cosa en mente- hizo su silla para atrás, alejándose de su escritorio y mirando al chico con picardía- ven y sedúceme, Doctor, haz que mi endemoniada pasión salga, si no quieres que salga a la fuerza, por supuesto- por primera vez desde que llego ahí había levantado la cabeza, de la sola sorpresa al escuchar eso todo su miedo se fue, la única reacción que albergaba su cuerpo era lo sorprendido que estaba al oír la petición de su jefe ¿Acaso estaba bromeando? No, su mirada tiene una determinación que se nota que ya había pensado con anterioridad- ¿te quedaras ahí? ¡TE DIJE QUE LO HAGAS!- dio un salto ante el grito ¿No tenía otra opción? La vergüenza comenzaba a hacer de las suyas, jamás pensó que uno de sus castigos sería seducir a su jefe y precisamente la vergüenza se debía porque era el hombre que le gustaba y no sabía qué hacer, realmente tenía sentimientos encontrados justo en ese momento, tenía miedo pero algo le decía que esta era una oportunidad única para poder tener la atención absoluta de su jefecito, aunque él tenía claro que solo sería tratado como a un objeto sexual, no le importaba mucho, no podía comportarse sentimental ahora, de hecho muy el fondo prefería este castigo a los golpes y torturas, simplemente era que no sabía cómo hacerlo, es decir, jamás había seducido a alguien, mucho menos a un demonio- se me acaba la paciencia tic tac, tic tac- lo presiono Black y termino con sus pensamientos, suspiro grandemente y apretó los puños, estaba preparado.

-Sí... jefecito...- comenzó con sus guantes, lentamente y por debajo de su bolsa con la boca fue sacando uno y después el otro, con manos temblorosas fue lentamente sacando su bata blanca haciendo que por la gravedad cayera al suelo, en ese instante Black lo miraba con detalle, sonría cuando veía sus manos temblar y es que se veía tan puro que rápidamente sus ganas de ensuciarlo y mancharle con su lujuria comenzaron a brotar de su malvado cuerpo, ese brillo en sus ojos de solo querer profanarlo.

Un castigo ¿Diferente?Where stories live. Discover now