war of hearts

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i can't help but love you, even though i try not to

Caminaba a un ritmo lento, escuchando cada pisaba que daba. Sus botas de cuero negro retumbaban contra el pavimento mojado con la llovizna de media noche.

Se detuvo bruscamente al llegar a dicho lugar. Con paredes de ladrillo y un gran letrero en amarillo neón.

El famoso « nøctis » se encontraba frente a sus ojos, iluminando nada más que su pálida piel. Con el ceño levemente fruncido y con determinación, acomodó la pequeña tira de su mochila encima de sus hombros, caminando hasta la puerta principal, donde un hombre un poco más alto que el simplemente se hizo a un lado y abrió la puerta.

El chico se adentró al lugar. Las luces de colores y el olor a alcohol le parecieron tan comunes, cotidianos.

Solía ir prácticamente todas las noches a partir de que encontró dicho lugar y se entero que el dinero se hacía de manera "fácil". Su familia lo necesitaba.

Se dirigió a un pequeño lugar detrás de todo el gentío. Una zona de casilleros, donde se dirigió a uno con una placa reluciente que decía Lightwood.

Abrió el pequeño candado que mantenía cerrado aquel compartimiento, y después de cambiarse rápidamente la camiseta, acomodó su pequeña mochila dentro y cerró después.

— Piensa rápido, Lightwood — escuchó tras de sí, obligándolo a voltear en un parpadeo y atrapando en sus manos una vara de madera. — Bien hecho, guapo.

El chico simplemente rodó los ojos, incorporándose en su lugar.

— Jace, — habló, viendo con confusión como aquel chico se alistaba frente a su casillero. — ¿Peleas esta noche?

El rubio volteo a verlo, y negó por lo bajo.

— Recién termino — respondió, colocándose colonia, que llego rápidamente a la nariz del contrario. — Me quedo por unos tragos simplemente, la espalda me está matando.

El contrario río por lo bajo, y negó.

— ¿Y el alcohol te quitará eso?

—Posiblemente no — respondió, frunciendo el ceño. — Pero nunca está de más acercarme a esa linda bartender taheña, Alec.

Alec rodó los ojos al pensar en los bartenders de aquel lugar. Solían ser chicas en su mayoría, todas del mismo tipo: piel pálida, ojos grandes y cuerpos exuberantes.

A Alec le disgustaban en su mayoría. A excepción de uno de ellos.

Magnus Bane. El chico de ojos pardos y piel apiñonada que brillaba bajo los reflectores del bar. Al de ojos zarcos le cosquilleaba el estomago en siquiera recordar al sujeto.

Alec solía pensar en el simplemente como una persona exótica, algo prohibido; sin embargo, sabia plenamente que Magnus era algo más que un amorío debajo de las sabanas.

Algo más que un gusto peculiar. Mucho más.

— ¿Crees que pueda llegar a gustarle? — preguntó Jace, sacándolo de sus pensamientos.

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⏰ Last updated: Aug 05, 2017 ⏰

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