Las Garras - Prólogo

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Estaba debajo de mi cama: asustado y nervioso. De repente la puerta comenzó a abrirse haciendo chillar las bisagras, dejando entrar pequeñas tristezas de luz en el suelo que provenían del pasillo.

Sentía como la presencia de ese abominable y vomitivo ser invadía todo el cuarto de la inhóspita casa en medio del follaje y la espesura del húmedo bosque.
En un momento la gran bestia de seis garras largas como un machete, filosas como un bisturí, aquellas garras desprendían un olor putrido; me tomó de los pies sacándome de debajo de la cama, alzándome por el cuello y enterrando sus asquerosas garras en mi abdomen. Sentía mi sangre y vísceras resbalar por mis pies.

Desperté exaltado, de repente escucho las paredes resonar, me metí debajo de la cama, al instante la puerta comenzó a abrirse haciendo chillar las bisagras.

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