Capítulo 21

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Eran las 10pm de un martes lleno de desgracias. Subí con el café en la mano al cuarto de Sofía y ella dormía. En ese momento parecía estar tranquila, me dolía verla así.

Se veía tan frágil como una niña , algo en mi me hacía sentir que era su protector, yo la cuidaria, era mi pequeña. Soy su amigo y estaría siempre con ella, y pensar que es una chiquilla malcriada y todos los encontronazos que aveces hay entre nosotros, pero aun así he aprendido a entenderla y a quererla poco a poco.

Sofía estaba teniendo un mal sueño y comenzó a gritar. Corrí hacia ella para despertarla.

-¡Sofi! Despierta.- la zarandee.
- ¡Ángela no!- Gritaba en sollozos.
- ¡Sofi calma! Estoy aquí.- logré despertarla. - T- Tadeo quédate conmigo. - suplicó entre llanto.

-Tranquila, aquí estoy. No me iré de tu lado. - acaricie su cabello.

-¿Quieres dormir conmigo?- Dijo llorando. - Si no te molesta. - Sonreí ante su comentario.
- me acosté y la abracé de espaldas.

- No me molesta pequeña. Aquí estaré, por favor descansa. - susurré a su oído.

Sofía comenzó a llorar y la abracé más fuerte cantándole una canción de phil collins que empezó a tranquilizarla.

♪♫Como me apena el verte llorar,
Toma mi mano, siéntela.
Yo te protejo de cualquier cosa
No llores más aquí estoy.♪♫♫

Fuerte te vez ♪♫♪♫♪
Pequeño estas
Quiero abrazarte, te protegeré
Esta fusión es irrompible
No llores mas aquí estoy.

en mi corazón tu estaras
dentro de mi
y para siempre amor

En mi corazón tu vivirás desde hoy serás
Y para siempre amor
en mi corazón
No importa que dirán
Dentro de mí estarás
siempre siempre ♪♪♫♪♫

Sofía se quedó dormida en mis brazos y no podía dejar de admirar su belleza, sus hermosas pestañas, sus pecas, su suave piel, su hermoso cabello, su olor, un olor dulce y sus labios , sus labios suaves y rojizos, sin duda es hermosa hasta cuando duerme. Al tiempo me quedé dormido con ella.

A la mañana siguiente me levanté muy temprano y dejándola dormida bajé a la cocina a prepararle el desayuno. Hice unos panqueques de banana con miel y un vaso de jugo de manzana para ambos. Lo llevé a su habitación y ella estaba empezando a despertar.

-¡Cielos! - Dije en mi mente.

Hasta cuando despierta en las mañanas es hermosa, se ve tan tierna que muero por besarla.

Me quedé en shock ante ese pensamiento. - ¡Ugh! ¿Besarla? ¡qué estoy diciendo! ¡ qué locura. No la merezco, la lastimaria si intentara algo más con ella y eso no me lo perdonaría. - Pensé.

- ¡Buenos días pequeña! te he traído el desayuno. - Dije con la bandeja en las manos.

- Gracias Tadeo, no te hubieses molestado.- musitó triste.

- ¿Gracias? Me debes $10. - dije en tono molesto. Sofía me regaló una pequeña sonrisa.

- ¿Tengo que pagarte por usar cosas de mi cocina?- Dijo en tono divertido. -¿Eh? !Yo cociné! Almenos $5 dolares. - me crucé de brazos haciendo un mohín.

Sofía sonrió pero luego bajo la mirada y cambió su expresión a una triste.

-¿ Irás a clases?- Preguntó.

- ¿Tu iras?- Iré a el funeral. - dijo triste.

- Entonces yo iré contigo. - contesté decidido.

- No Tadeo, ya hiciste mucho por mi. La miré y besé su frente.

-Recuerda, en las buenas y malas. .-Fruncí el ceño.

- Vale, gracias, me alegra tenerte a mi lado.- atraje a Sofía a mi cuerpo para abrazarla. - te dije que cuidaré de ti. -Iré rápido a mi casa a bañarme y a volvere, ¿vale? -Vale. Aceptó cabizbajo.

*Sofia*

Cuando Tadeo salió, fui directo a bañarme y no podía creer lo que había pasado, me sentía muy mal.
La familia de Ángela decidió que el funeral seria en Portland, ya que así lo decidieron sus abuelos.

Salí del baño y empecé a vestirme. Me puse un vestido color negro y unos zapatos bajos negros. Me cepillé el cabello y me hice una moña. No me maquillé y me quedé en espera de Tadeo.

Tadeo llegó y vestía unos jeans negro con una camisa 3/4 negra y sus zapatillas.

Tadeo me miró de arriba a abajo.

- ¿Lista? - Preguntó mirándome con ternura.

- Vamos. - Suspiré.

Me llevó en su auto y mientras manejaba, imaginaba el accidente de Ángela... Bajamos al Cementerio y habían muchas personas que habían viajado a despedirse de Ángela. Una de ella era...

¿Adrian?

- ¡Ese maldito!- bramé con odio. Tadeo me detuvo....

Prohibido Enamorarse ©Where stories live. Discover now