Yoon Jeonghan

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"Yoon Jeonghan siempre fue y será la persona más solidaria que he conocido en mi vida. De esas personas a las que no les importa dar amor sin recibir algo a cambio.

Siempre con una brillante sonrisa plasmada en el rostro, llevando alegría a las personas a su alrededor.

De esos amigos que sin importar qué están contigo en todo momento, aún si llueve, graniza o nieva están ahí. Ayudando en la adversidad.
De esos amigos que hacen falta en el mundo, pues saben en verdad el significado de la amistad, de la hermandad.
De esos amigos que sin pensarlo, sin saberlo o notarlo, te roban el corazón.
Te roban el corazón cómo lo hizo conmigo.

Siempre vi a Jeonghan cómo una persona ejemplo, un ser angelical en este mundo sucio.

Jamás olvidaré la primera vez que hablamos; yo era nuevo en la ciudad, acababa de mudarme de los Ángeles. Todo era nuevo para mí. Incluso aquella belleza desgarradora que él poseía era completamente nueva para mí. Su sonrisa, ¡su sonrisa!; ni la más bella puesta de sol le hace sombra a la bella sonrisa de mi ángel, se acercó a mí con una dulce mirada. Un: "¿Eres nuevo en el edificio?", salió de sus bellos labios rosas; me limité a asentir dado que no me fiaba de mi voz. "Bienvenido" Musitó una vez más. "Soy Jeonghan, Yoon Jeonghan." Su nombre resonó dentro de mi cabeza en ese instante, y durante lo que restaba de la semana.

"Me llamo Joshua Hong". Me anime a decir, ganándome una sonrisa por parte del pelinegro.

"Mi apartamento es el 704; será un placer si te animas a visitarme"

Claro que lo visite, posteriormente recuerdo haberle hecho un par de visitas, empecé a visitarle por cosas tan simples como el hecho de 'ir por un poco de azúcar' o con el hecho de 'conocer mejor a los vecinos'. Cosas tan simples que fueron haciéndose más complejas mientras el tiempo pasaba, más que vecinos -sí, mi apartamento era el 705- nos convertimos en amigos. Solíamos ir constantemente a la casa del otro a hablar de trivialidades, cosas realmente sin sentido. Sólo por el mero placer de tenernos mutuamente.






El tiempo pasaba, y vaya que nuestros sentimientos también, en cierto punto comencé a enamorarme de Yoon Jeonghan, comencé a verlo más que como a un simple amigo; podría decir que más que como a un simple humano, pero él siempre fue más que un simple humano, era un ángel rodeado de simples mortales.

Me enamoré de Jeonghan, de su forma tan dulce de sonreír; de la dulzura de su voz; del color rojo carmesí que tomaban sus mejillas cuando algo lo hacía ponerse nervioso; me enamoré de sus defectos antes de sus virtudes; me enamore de sus días malos; me enamoré de sus grandes ojos avellana, del amor con el que estos me veían; me enamoré de sus labios, y de la suavidad de estos. Me enamore del amor de mi vida.
Y no tuve miedo a expresar mis sentimientos, no tuve miedo de en una de nuestras tardes de películas en la oscuridad de su apartamento decirle: "Jeonghan..., creo que te amo"

La confusión en su hermoso rostro hizo que algo dentro de mi comenzará a romperse; estaba a punto de retirarme, de no haber sido por sus rápidas palabras: "Creo que también te amo, Jisoo"

Y sellamos ese momento con un mágico beso, sintiéndonos dueños del mundo en ese instante. Aunque a mí sólo me interesaba ser dueño de sus pensamientos, de su corazón, de él.










Entre besos y miradas incómodas pasamos nuestra primera cita, algo tan simple como un paseo por las calles de Seúl, Hannie lo hacía la travesía más grande del mundo.

No podía darle más que simples paseos, mi condición no me lo permitía, apenas y tenía para rentar un apartamento y mantenerme a mí. A veces en la oscuridad de mi habitación, lloraba por no darle a Jeonghan lo que merecía; merecía ser tratado como el príncipe que era, merecía el mundo a sus pies. Algo que yo no podía darle en esos momentos.
Sin embargo, él jamás me reclamo nada; siempre me dio su amor incondicional, siempre me apoyó, siempre fue mi complemento.






Forever | JiHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora