Un Styles Muy Celoso (Harry, Niall Y Tú)

Cap.54

Cuando llegamos a la fiesta todos ya estaban ahí. Había un gran salón decorado, con muchas mesas, comida, barra de bebidas, música y una gran pista de baile frente a una tarima pequeña donde había unos cuantos micrófonos.

Niall y yo nos sentamos en una mesa dispuesta justo en el medio de las demás; desde allí se podía ver todo el salón y algunos familiares se subieron a la tarima a declarar algunas palabras y buenos deseos para nosotros.

Los últimos en subir fueron los chicos, Liam, Louis y Zayn, quienes en lugar de hablar nos dedicaron algunas letras de nuestras canciones que demostraban su cariño y su apoyo. Me hizo pensar mucho en Harry, su voz siempre parecía llenar los vacíos en las notas faltantes y el resultado obviamente no era el mismo; sin embargo se escuchaba hermoso y las melodías vinieron a mi mente con gran facilidad haciéndome seguirlas.

Al terminar Niall subió solo, colocó un banco alto y tomó su guitarra, esa que estaba firmada por nosotros, esa que había usado en nuestro aniversario, esa con la que prometió cantar sólo para mí. Agradeció la presencia de todos y cada uno de los invitados, agradeció por la oportunidad de habernos conocido, habló sobre nuestra vida juntos y los meses que pasó buscándome. Habló de la emoción que sentía al ser padre por primera vez y lo que estaba sintiendo en ese preciso momento. Comenzó con algunas notas en su guitarra y tocó la más bella de las versiones que he escuchado, una de mis canciones favoritas, cantada sólo para mí, en nuestro día especial por el amor de mi vida. La alegría inundó por completo mi corazón

Niall: You and I... We don't wanna be like them. We can make it until the end. Nothing can come between. You and I...

Cuando acabó la canción todos aplaudieron de pie. Yo me levanté de la silla, fui directo a la tarima y le robé un largo beso por tan hermoso detalle. Sonreímos y nos abrazamos uniendo nuestros labios.

Pasaron las horas y la música fue subiendo de volumen, la gente se fue animando a bailar y las luces se fueron apagando. Mi pequeño Ciaran dormía y se despertaba por raticos, tomaba su leche y jugaba con quienes venían a conocerlo. Me estaba divirtiendo mucho con mis amigas en la pista de baile cuando de pronto me dio ganas de ir al baño.

Caminé hacia los lavabos que se encontraban fuera del salón, agarré mi vestido para no arrastrarlo más de lo normal y entré. Me miré en el espejo y arreglé algunos mechones sueltos de cabello y arreglé un poco el rímel corrido que tenía bajo los ojos por las lágrimas y el sudor. Hice mis necesidades, me lavé las manos, me acomodé el vestido y salí de nuevo hacia el salón.

A mitad de camino sentí que uno de los tacones se dobló y casi me hace caer. Me tomé un segundo para recuperar el equilibrio, coloqué mi pie de nuevo en el césped fresco y di un paso al frente.

De pronto unas manos me rodearon la boca impidiéndome gritar, un brazo fuerte me tomó por el estómago y me haló hacia atrás escondiéndome detrás de los lavabos.