VIII

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Invité a Helen a cenar, estaba agobiado y me sentía solo, estaba cansado de buscar algo que sólo había empezado a buscar y sobre todo, me sentía terriblemente solo.

Fui a recogerla a su nuevo apartamento, se había mudado hacía apenas dos semanas, quedaba a unos tres kilometros y medios de mi departamento y a mí me parecía muy bien.

Usaba un vestido rojo, era corto, le llegaba hasta las rodillas y era de tirantes anchos, su cabello pelirojo parecía encajar perfectamente con su vestido. Sus zapatos eran negros al igual que un pequeño bolso de mano del mismo color en tono brillante. Su mirada parecía taladrarme el alma y acelararme el corazón hasta hacer que me temblaran las piernas.

—Estás jodidamente hermosa Helen.

—Gracias, también estás guapo Jones.

Esa noche comimos en el mejor restaurante que había en este pueblo para aquel entonces "D' CRISTAL FLOWERS" .

A pesar de todo recuerdo haber estado feliz, lo estaba porque aún me quedaba una esperanza, Helen, sentía que podía entregar por primera vez mi amor a alguien, con ella me sentía feliz, en paz y quería que tuvieramos una historia que se pareciera a la bella durmiente...

—Helen, te he invitado aquí porque quiero decirte algo importante. No me interrumpas por favor; sólo escucha. Me he enamorado de ti, no sé si sea realmente amor o atracción, sólo sé que se me acelera el corazón al mirarte, que me dan ganas de dejar de ser el solitario. Quiero que hagamos esto en serio, porque si no es amor, es vicio... y no es uno que quiera superar. Quiero que seas mi novia, mi novia de verdad y presumirte con el mundo. Decirles a todos "ey miren que hermosa novia tengo" . Soy torpe, soy inexperto, nunca he dedicado mi amor a nadie, pero estoy dispuesto a cambiar todo, todo para que estés junto a mí, pero de verdad.

—Jones yo...

—No me digas que no quieres Helen, yo lo veo en tus ojos.

—No Jones, esto no está bien, no se suponía que debía ser así. —Una lágrima recorrió su mejilla.

—¿ De qué hablas? ¿Qué no debía ser así?

—Tú no lo entenderías Jones. No es algo que pueda explicarte.

Se puso de pie y empezó a recoger sus cosas.

—Sólo explicame ¿A qué diablos le temes?

—A esto.

—¿Te avergüenzas de mí, verdad? Claro, cómo es que no lo pensé antes, Helen, la hermosa enfermera proveniente de la capital le pone caso a un pobre policia de pueblucho.

—Eres un idiota —dijo dandose la vuelta.

—Sí, pero Adams no lo es ¿verdad?

—¿De qué diablos hablas?

—¿Crees qué no lo sé? Lo he visto, como se miran, como se tratan, es más que obvio.

—Jones tu no entiendes nada.

Dijo eso y se fue dejandome el corazón roto, quería ir tras ella, pero me ganó el orgullo, me ganaron los celos. Había pensado en el asunto de Adams, pero jamás me imaginé allí, como idiota, diciéndole que desconfiaba de ella. Imaginé muchas cosas, pero no eso.

Experimento 908Where stories live. Discover now