Capítulo 7

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*Para el disfrute personal. Andar con precaución.


Todo el mundo dice que todo es mi culpa.
Todos hablan sobre mí. 
Si no te tengo, creo que moriré.

Recibió la nota. Tras hacerlo, supo inmediatamente que Draco había tenido completa razón con su opinión respecto a su ex esposa. Ella no estaba tomándose las cosas con calma o tranquilidad, ella quería armar una guerra.

Se las arregló para encontrarse un abogado muggle para combatir sus decisiones respecto a los bienes, pero de poco le sirvió. Potter había tomado todas las medidas desde el comienzo. Él no esperaba divorciarse nunca, pero después de conocer la relación entre sus tíos y los propios problemas legales entre sus padres optó por hacerlo. Si se hubiese dado el caso de un divorcio entre cualquiera de esas parejas, ellos habrían salido muy mal parados y, siendo sinceros, Harry siempre tuvo la sospecha de que Ginny no se quedaría precisamente tranquila si él decidía separarse de ella.

No le sorprendió cuando ella inició un rumor que pronto se extendió por todo el mundo mágico. El grandioso Harry Potter, el niño que vivió y venció, había engañado a su adorable y dedicada esposa. Un montón de mentiras que el azabache no podía creerse. Pasó semanas enteras envuelto en chismes desagradables, su regreso al ministerio no fue nada cómodo. Muchos de sus compañeros eran cercanos a Arthur, por lo tanto, pensaban lo peor de él al creer que había traicionado a la menor de la familia.

Quizá el golpe más fuerte para él fuese que sus mejores amigos no solo tomaron parte en todo el asunto, sino que ambos se unieron a la pelirroja. Una parte muy dentro suyo quería creer que Hermione estaba haciéndolo solamente por estar bien con su esposo —lo cual habría sido bastante válido para él— pero sonaba tan convencida al recriminarle por sus acciones que, por un momento, Potter estuvo seguro de que esa no era su mejor amiga.

Se mantuvo tan ensimismado pensando en sus propios problemas que nunca reparó en los detalles sutiles, pero extremadamente importantes. Hermione nunca llegó a trabajar en ninguna organización, como era su deseo. Contrariamente a lo que se esperaba, se dedicó a su hogar con una obsesión casi enfermiza. No hablaba de otra cosa que no fuera Ronald y no veía a nadie más sin la presencia de este. Ni siquiera a la familia del pelirrojo, o al propio azabache.

Si Harry hubiese unido las piezas antes, quizá habría podido evitar las desgracias que ocurrieron meses después de la gran discusión con ellos, acerca del porque debería desistir de su "insana" idea de disolver su matrimonio.

Ginny no cedió su lugar en el departamento. A regañadientes, y más furioso de lo que había estado nunca, Harry se instaló en el número 12 de Grimmauld Place. Habían pasado seis meses desde que inició oficialmente con todos los trámites de su separación. Un mes después de que regresó de su viaje a París.

Recibía mensajes de Draco cada noche. Sin falta. Siempre a horas en las que el rubio estaba completamente seguro de que estaba solo, no porque le preocupara realmente que alguien se enterase de que seguía vivo, sino porque no quería causarle ningún inconveniente al de ojos verdes. En algún momento, sin embargo, las notas de audio comenzaron a volverse más habituales.

"Solo debes decirlo... Puedo aparecer ahí"

Harry rodó los ojos. Ese día había sido particularmente difícil. Ginny había presentado evidencia —falsa, por supuesto— sobre un supuesto amorío entre Harry y alguna chica del ministerio que, por alguna razón, no tenía menos deseos que la propia pelirroja de joderle.

"Estoy bien. Solo debo encontrar como probar que ella me engañó antes de eso"

"Realmente creo que todo esto ha sido un engaño desde el comienzo"

"Honestamente... ¿Alguna vez notaste la forma en que te miraba desde segundo año? No quiero decir que te lo dije —nunca lo hice, claro— pero ten por seguro que lamento que todas mis predicciones con respecto a las comadrejas resultaran tan acertadas"

Harry frunció el ceño visiblemente ofendido. Sentía cierta simpatía por la familia aun, aunque pareciera completamente estúpido de su parte. Los gemelos, al menos, nunca fueron como el resto de los Weasley.

"Los gemelos nunca fueron así"

"Nunca hablé mal de ellos, más que de su pésimo gusto para gastar bromas... Lo siento. Estoy siendo insensible contigo, no necesitas este tipo de comentarios ahora mismo"

"No. No son de mucha ayuda, pero es bueno tener a alguien que los diga, al menos"

"A parte de ti, ¿con quién más podría hablar de esto ahora?"

"Eres el único en quien confío ahora"

Malfoy no responde inmediatamente, por lo que Harry teme haber dicho algo quizá demasiado sincero. Suspira mientras deja el teléfono de lado. Se quita la ropa antes de meterse al baño. Su mente está hecha un caos en ese momento. Una migraña particularmente intensa le estuvo acechando desde que la chica testificara una mar de cosas que nunca habían ocurrido. Pasa una mano por su cabello en cuanto el agua comienza a deslizarse por su cuerpo. El agua helada consigue amortiguar un poco la sensación de malestar general que tiene.

*

Está deslizando el jabón por su piel cuando escucha un sonido extraño, seguido de una maldición

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Está deslizando el jabón por su piel cuando escucha un sonido extraño, seguido de una maldición. La barra de resbala entre sus dedos y el champó que tenía sobre su cabello cae en sus ojos, nublándole la visión por completo.

—En serio, debes de trabajar más en la seguridad de este lugar—escucha que dice la voz casi cantarina, maldice— ¿Cualquiera podría entrar así de sencillo?

Harry coloca su rostro bajo el chorro de agua, intentando limpiar sus ojos.

—No eres cualquier persona—replica, irritado, cuando consigue mirar de nuevo, aunque sea todo con un tremendo desenfoque, continúa necesitando sus gafas, después de todo.

Escucha una risotada.

—Buena respuesta, Potter.

Termina de bañarse más rápido que nunca antes y pronto se envuelve una toalla a la cintura para salir a la habitación principal. Toma sus lentes de la mesita de noche antes de mirar al otro. La conocida figura está apoyada contra la puerta, observando la escena con cierta soberbia. Oh, extrañaba esa mirada, pero eso era lo que menos le importaba.

—¿Qué haces aquí?

No hay enfado en su mirada, no la cantidad suficiente como para intimidar al rubio, quien solamente mantiene una sonrisa en sus labios. Este ha sacado su teléfono. Casi un segundo después Harry escucha su propia voz.

"Eres el único en quien confío ahora"

—Prometí que vendría si me necesitabas... Eso suena a un grito de ayuda para mí.


Es sobre ti {Harry Potter}Where stories live. Discover now