Capítulo 35 "Verdades"

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—¿Claudine?, así te llamas ¿no?

—Sí, señor Conde, ¿le puedo ayudar en algo?

—¿Me acompañas un momento?

El Conde de Lavalle se encaminó hacia su despacho seguido de una Claudine inquieta y temerosa. Una vez ahí el conde se sentó en su escritorio y ofreció asiento a la dama con un ademán:

—Perdón señor Conde, prefiero permanecer aquí. —El Conde hizo una mueca y dijo:

—A ver niña, tu eres de estas tierras, tenías una relación con Esteban, tu padre es Don Eugenio, por lo que se eres muy buena amiga de Rádulf y ahora estás como dama de compañía, de la señorita Cárdigan... ¿Estoy en lo cierto?

—Sí. —Contestó la chica tímidamente.

El Conde la observó profundamente por unos instantes y continuó.

—¿Qué sabes sobre lo acontecido esta mañana?

—Sólo que ha arrestado a Rádulf, acusado de matar a Esteban. Pero señor, estoy segura que Rádulf no pudo haber hecho eso. De verdad le aseguro que...

—Lo sé —Interrumpió el Conde— Yo sé que no lo hizo, pero ¿Sabes algo más?

Claudine dudó un segundo en contestar, pero después solo negó con un movimiento de cabeza.

—Está bien, quiero ayudarlo, el Duque de Alba quien en este momento fue a la Huerta del Peñón, lo ha enviado a Floresta para ser condenado, el tiempo apremia. Necesito que me hagas un favor. La guardia del Duque tiene muy vigilados mis movimientos y los de mi gente, por lo que no puedo enviar a nadie, el Marqués de San Lorenzo está hospedado en la Casona del Palmar cerca de la taberna de tu padre. ¿Le puedes llevar un mensaje?...

—Necesito pedirle permiso a mi señora, ¿me comprende? Contestó Claudine.

—¿Crees que sea necesario? Solo será una media hora —Inquirió el Conde haciendo una mueca.

—Sí señor.

—Es que... no quisiera involucrarla o levantar sospechas... Bueno le puede decir... que vas a ver a tu padre.

—No se preocupe, no creo que haya problema, la señorita esta... es buena.

—Está bien ve a pedir autorización y regresa.

Claudine salió del despacho y se dirigió a los aposentos de Cárdigan, mientras tanto el Conde escribía:

"Marqués:

No será conveniente vernos y el encuentro que teníamos planeado con el Duque tendrá que ser pospuesto, han arrestado a mi escriba por lo del mensajero, necesito saber lo que averiguaste al respecto del hombre de negro y todo lo demás.

Lavalle"

Estaba terminando de doblar el mensaje cuando uno de los guardias del Duque de Alba apareció.

­—Señor Conde me dice mi amo, que si le puede enviar comida y vino, porque planea estar hasta la tarde en la huerta.

En ese momento apareció Claudine y al darse cuenta de la presencia de aquel hombre dijo:

—Señor Conde perdone que lo interrumpa, la Señorita Cárdigan me ha dado permiso de ir a ver a mi padre ¿Quiere que le traiga algo de la taberna?

—Sí, necesito unos vinos. —El Conde fingió que buscaba y entregó la nota que acababa de escribir a Claudine.

—Con su permiso. —Dijo Claudine retirándose.

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