IV

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Durante todos sus años de primaria, JongIn había sido un cachorrito detrás de la figura de sus amigos. SeHun, por su parte, jamás le llamó hyung, por un acuerdo implícito y aun así mutuo. Sólo tenían cuatro meses de diferencia de edad. A su alrededor había varios chicos más — BaekHyun, ChanYeol y KyungSoo — pero ambos muchachos sabían que el lazo que les unía era en cierta forma, duradero y diferente.

Las cosas habían cambiado en cuanto entraron a la secundaria. Ambos entraron en la etapa de frenesí adolescente, queriendo probar cuanta cosa les pusieran delante. Sin embargo, esta especie de trato de hermanos nunca se fue. Cuando se juntaban a beber un par de cervezas antes de una fiesta, JongIn le hablaba de sus expectativas y SeHun las aterrizaba con algo de cordura. El mayor era mucho más activo, de mente siempre en movimiento y sonrisas bobas. El otro lucía mucho más serio y más cerrado. Le aconsejaba en cuanto podía, y pese a que tuviesen la misma edad y una historia de vida parecida, JongIn era mucho más infantil.

Por eso, la situación actual es bastante nueva para ambos. SeHun maldice entre arcadas y lágrimas, con el rostro enterrado en el inodoro. La fiesta en sí no era demasiado prometedora en un comienzo, con anfitriones dudosos en una disco de nombre extraño y ubicación sospechosa. JongIn no se sintió en confianza suficiente como para dejar a su amigo ir solo en sus planes originales, por lo que terminó acompañándole. Y justo como esperaba, ahora el menor vomita hasta el alma. Son apenas las tres de la mañana, y le sorprende pensarlo, pero sólo quiere regresar a casa. Ha llamado un taxi hace unos minutos, y no puede estar enojado ni reacio a pagar el transporte. Sabe bien la razón de sus lloriqueos de borracho.

— Vas a tener que dejar de quejarte en algún momento y enfrentarte a los hechos, Hun. Ambos lo sabemos.

Y es verdad. Ha estado evitando procesar las palabras de su — ¿pareja, ex pareja? — por unas dos semanas ya, rechazando toda propuesta de sus amigos de salir de la habitación que ya olía a muerte. Su tía no hacía preguntas al respecto de por qué el niño no asistía a clases, viéndolo en un estado tan penoso que habría preferido que estuviese enfermo: sería más fácil de entender. Le consiguió un permiso de tres semanas en las que guardaría cama, y hasta entonces no era una mentira del todo. JongIn hasta se había sorprendido de la llamada un viernes por la mañana, encontrándose con la voz pastosa que le decía "salgamos de fiesta en la noche, lo necesito." Parte de él sabía que era una mala idea, pero la otra pensaba que cualquier cosa era mejor que el encierro.

Sin embargo, durante la fiesta sí había conseguido algo importante, a espaldas de SeHun, claro. Porque resultó ser que entre una nube de humo blanco y varios tazones vacíos manchados con polvo de cheetos, se había topado con Zhang YiXing, el mismo que siempre estaba tras LuHan. Razonar con alguien que tiene más THC que sangre en el cuerpo es bastante frustrante, pero consiguió su número de teléfono tras un par de minutos — "no puedo salir contigo, no me van los morenos y ya tengo mi propio culo personal, ¿no es así, Myeonnie?" — deseando no oír nunca más ese odioso acento ralentizado por el efecto de la hierba.

Arrastra el cuerpo de su amigo escaleras abajo cuando el taxista le llama al móvil, y mantiene la cabeza adormecida apoyada en su propio hombro, acariciándole los cabellos y diciéndole que en la mañana se sentirá mejor, como siempre.

Llegan a su hogar en menos de treinta minutos, y su madre les dedica una mirada desaprobatoria, pero no dice nada al ver los ojos llorosos de su, en cierto modo, hijo putativo. Los deja pasar e incluso les lleva un té de limón con la mejor de las intenciones. JongIn desiste en la tarea de convencer al ebrio para que tome una ducha, así que sólo lo arropa en su cama y le hace a un lado para dormir también. No se queja cuando SeHun le abraza y se dedica a llorar en su pecho, susurrando el nombre de su enamorado hasta que el sueño le gana. Finalmente, el mayor también termina rindiéndose.

you're cute ー hunhanWhere stories live. Discover now