16.-Unos y Nidves

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Todos estábamos emocionados, la euforia del momento nos había hecho perder un poco la cabeza y aunque las peticiones de Esven fueron persuasivas nadie terminó por hacerle caso. Seguro todo iría bien al final, Kotetsu no podía estar enojado con nosotros si su querido chico no lo estaba, aunque primero habría que despertarlo para comenzar con alguna estrategia.

– ¿Sigue respirando? –Jordán se encontraba sentado justo al lado del Uno. Exageraba sus palabras.

–No se mueve –Iván se encargó de esparcir aún más las preocupaciones que todos temíamos.

–Estamos muertos si él está muerto –comentó Nathan, que permanecía alejado de todos sin prestar atención a algo que no fuera lo que sostenía en su mano. Bastián se había resfriado, por lo que habían decidido que se quedara a descansar... Nathan miraba fijamente su registro de contactos para constar que Bastián se encontrara bien; eran la pareja más dispareja que podía existía en nuestro mundo.

Suspiré... sus ideas tan idiotas no traerán nada bueno.

– ¡Que se callen! ¡No me dejan pensar! –me mordía la cutícula del dedo índice mientras planeaba algo.

–Tienes que aceptar que solamente actuaste impulsivamente –Keith fue la cereza del pastel, con él todos parecían estar tomando turnos para dudar sobre mis acciones, ya habían logrado preocuparme y ponerme de los nervios. Tenían razón, cualquiera que nos viera en ese momento diría que estábamos en proceso de hacerle algo a aquel chico que dormía tan calmado sobre el sofá. Bueno estaba inconsciente, pero ni se notaba.

–Saben que ni siquiera me sobrepasé con él...

–Cuando arrojas a alguien desde un décimo piso no es una invitación a tomar té–. Ahí estaba la voz de la razón que controlaba a todos. Antonio estaba cruzado de brazos y observaba con demasiado detenimiento al chico inconsciente. Se podía sentir como profería un profundo interés por él, todos sabíamos porque... Kotetsu no había llegado a dejar un gran impacto chico. No lo culpaba, era demasiado pronto; no le habíamos dado tiempo para nada.

Seguí mordiéndome la cutícula hasta el punto de hacerme daño. El dolor y el sabor de la sangre me trajeron de vuelta miles de ideas.

La cosa es que Antonio era un Nidve con bastante tiempo ya, y que aún no conseguía a ningún Uno. Sus cacerías nunca fueron fructíferas y tampoco las visiones sobre lo que deseaba.

Volviendo al problema, no sé qué hacer, por el momento sería mejor permanecer escondidos un poco más de tiempo en aquella habitación. Ya que después de haber saltado hasta la planta baja entramos de nuevo al edificio para ocultarnos de inmediato. Si salíamos de la zona de Kotetsu esto se volvería un problema nacional, no era tan demente para llegar a algo así.

–Yuri, buscaré un poco más aquí abajo –la voz de Esven detrás de la puerta puso a todos en alerta–. Si encuentro algo les avisaré de inmediato –me levanté con un salto junto a la puerta en espera de que entrara. Cuando cruzó el portón y nos vio, lo atrapé con un rápido movimiento tapándole la boca e inmovilizándole; en esa posición cerré de nuevo la puerta. Cuando sentí que dejaba de revolverse, le solté con precaución–. ¿Están locos? –susurró–. Están en un gran problema –su mirada se paseaba entre todos.

–Lo sabemos –Jordán, el más pequeño de los Nidve casi se tiraba a llorar.

–Todo fue culpa de Ryan –Nathan se deshizo de toda culpa echándomela toda a mí.

–Me lo suponía –el rostro de Esven se atravesó con una ráfaga de tristeza, mi corazón se encogió de inmediato, había puesto triste a mi Nidve... ¡Oh! Sorpresa. Si, también soy un Uno.

–No toda la culpa la tiene él. Todos nos dejamos guiar por la curiosidad –Keith, el abogado perfecto saltó en mi ayuda, demasiado tarde la verdad... el corazón de Esven era algo difícil de sanar.

–Como sea, lo siento –bajé la cabeza arrepentido–. Inmediatamente después de verme sin salida me llené de pánico.

–Aun puedes recomponer todo con Kotetsu –Iván puso una mano en mi hombro para darme ánimos.

–Eso espero –Jordán caminó hasta Esven–. ¿Estás molesto? –su dulce mirada podía reparar hasta el corazón de Esven.

–Estaba preocupado –sonrió con el dolor en el rostro.

–Lo sentimos, Esven ¿nos perdonas?–. Después de unos segundos de dudar, Jordán logró que mi pareja contestara a nuestro favor.

–Por supuesto que sí –dijo mientras posaba una mano en el cabeza de Jordán para revolver su cabello.

–Ahora falta buscar que Kotetsu no nos asesine –Nathan guardó sus contactos para dirigirse a Keith–. ¿Tienen alguna idea?

–Lo estuve pensando mientras los buscábamos –Esven siempre un paso por delante, se puse en el centro–. Y creo tener la estrategia perfecta.

Una vez más mi pareja nos había salvado.

Pero algo aquí no cuadraba, Antonio había estado en profundo silencio, clara señal de que algo iba mal. Con ese presentimiento en la nuca, volteé lentamente hasta él, seguía con la mirada clavada en el chico.

–Antonio –le llamó Keith–. ¿Estás bien? –no fui el único en notar lo sospechoso que parecía.

Él nos miró confundido.

–Es hora de que regrese con Kotetsu –dije, a la vez que aventuré un paso hacia él.

No nos contestó pero se movió lentamente hacia Keith, que se encontraba más cerca a él. Como si de un robot se tratase, con una sola mano lo estampó contra la pared, dejándolo inmovilizado. Su fuerza siempre había superado a sus cinco hermanos en todo y por no decir de nosotros los humanos comunes; no teníamos oportunidad contra sus instintos.

No lograba distinguir su mirada pues se movía como una bestia; atrapó de la misma forma a Nathan contra el suelo sin darle tiempo a reaccionar. Jordán dio un grito ahogado, mientras que yo simplemente no podía moverme.

Pero todo cambió cuando se intentó enfrentar a Esven. Con mi chico no Antonio. Me acerqué para atacarlo por la espalda [ni siquiera había mirado a los demás Unos de la habitación], sin embargo Esven desde su posición me indicó que permaneciera quieto; mi corazón volvió a agitarse temblorosamente. No quería que le hieran daño.

–Antonio –Esven habló tranquilamente con la intención de calmarlo–, no tiene por qué ser así. Todos sabemos que este no eres tú. Contrólate de una vez por todas.

– ¡Apártate! –gritó.

–Antonio, por favor –rogaba mi pareja. Todo era culpa mía, no debía haberme dejado llevar por todas esos pensamientos, simplemente debí aguardar a que fuera el momento adecuado. Ahora todo esto sucedía porque jamás ponía atención a Esven.

–Antonio –deposité mi mano sobre su hombro, su contestación me dejó al otro lado de la habitación con un golpe seco y sin oxígeno. Mi visión de volvió borrosa, solo logré ver como Antonio cargaba al Uno sobre su hombro y salía sin mirar atrás. Maldición, la culpa era solo mía. Después todo estuvo oscuro.

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Hola chicos y chica  ;)... un saludito y una invitación, estoy en proceso de publicar otra historia tipo Yaoi, de esta llevo varios capítulos escritos que poco a poco iré subiendo. Así que, sería hermoso que le dieran tanto amor como lo hacen con Nidvemis; la obra se llama "Hijos Divinos".

Link:

https://www.wattpad.com/story/117239074

PD. ¿Notaron que este capítulo le lleva una semana al anterior :0?, la verdad espero poder seguir así.

Gracias por todo, nos leemos al rato.

Nidvemis [Tiger&Bunny] (AU) [YAOI]Where stories live. Discover now