Prólogo

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Escuelas privadas, esos Institutos llenos de favoritismo, acoso y dinero. Todos han escuchado historias sobre los clichés gringos que se dan en la televisión, en programas que marcaron nuestra infancia. Sin embargo, lo que no todos saben es que en realidad es peor.

Hace unos años, cuando yo tenía 16, asistía a una de las escuelas privadas más prestigiosas de la Ciudad de México. El nombre del "Instituto de Nivel Medio Superior Alessio Robles" surge a partir del apellido de un reconocido oficial militar, exgobernador del Estado de México. A su nombre también se encuentran bibliotecas, departamentos y por supuesto, su propia página de Wikipedia, en inglés y en español.

El colegio estaba localizado a minutos del Auditorio Nacional sobre la Autopista Urbana Norte, era un plantel enorme, ocupaba 4 manzanas enteras y había sido construido hace alrededor de 120 años, como un proyecto del presidente P. Díaz. Como la mayoría de lo que este expresidente había logrado en su mandato sus mandatos -a excepción de los 30 años de dictadura y opresión de la clase media y baja- el campus era una extraordinaria obra arquitectónica, con edificios de hasta 4 pisos formados por piedra y de estilo gótico.

A pesar de su visual rústico, el interior poseía una de las escuelas más modernizadas de todo México, equipo de primera a disposición del personal y del alumnado. Recurso tecnológico disponible gracias a los contratos (y donativos) con una de las subsidiaras de tecnología del grupo Reyes-García (una macroempresa corporativa). El jefe ejecutivo, el señor Carlos Reyes M.; el 7timo hombre más rico de México -o "tío" en mi caso-, junto a mi tía Lupita gobernaban el imperio de las Telecomunicaciones en México, engendrando a dos de los peores males del país: las telenovelas y mi prima (ambas medio falsas y exageradamente dramáticas); la "princesa del Instituto", Sabrina Reyes García.

Sabrina Reyes, mi "querida" prima; era, es y siempre será mayor que yo, -porque así funciona el tiempo, ¿no? - hecho que era utilizado por ella para creerse superior a mí, pero no se preocupen por mi autoestima, yo me reconfortaba en el hecho de que estadísticamente ella se va a morir primero. Toda su vida había sido una de las "populares", y en su cerebro; donde la prepa es igual que en la televisión, se creía la Abeja Reina. A decir verdad, a los ojos de muchos lo era, pero lo que no era; la típica reina de hielo que se burlaba de los de clase media y los humillaba en público, no, Sabrina era mucho peor, era hipócrita. Falsamente regalaba sonrisas a todos sus compañeros, que encantados con la dulzura de su cara se volvían ciegos a lo amargo de su corazón; solo para que al final los apuñalara por la espalda cuando se aburría de sus halagos. Utilizaba a sus compañeros, se volvía la amiga de confianza de todos, solo para enterarse de todo el chisme y tirar mierda a sus espaldas. A pesar de mi claro desprecio hacia su persona, cabe mencionar que las víctimas de su veneno, en su mayoría carecían de inocencia; interesados en el cotilleo incesante, en su estatus social y habilidad para el despilfarro de dinero en quien estuviera a su lado, las masas de estudiantes rodeaban a la Reina del Drama -apodo que le fue otorgado por mi grupo de amigos en el primer año-.

Sabrinita, -como yo le decía (con la total intención de que sea condescendiente)- cuando no estaba rodeada de falsos amigos en el Instituto se la pasaba de fiesta en fiesta en antros, a los que legalmente todavía no podía entrar; conquistando a universitarios por diversión. A pesar de tener "enamorado" en el Colegio. No critico su forma de vida, y su constante coqueteo con quien se le acercara, es su cuerpo y sus decisiones "amorosas", pero Sabrinita tenía un ligero problema de celos. Tan ligero como la masa del sol. Y lo peor es que sus celos no surgían de perder a alguien que le gustaba, sino de que alguien más pisara "su territorio". Esta constante inquietud de que le robarán la atención que por derecho innato le correspondía -según ella-, fue uno de los factores que propició los eventos ocurridos en el ciclo que vio la clausura de la Escuela de nivel medio superior más prestigiosa de Cd. Mx. y el último año que alguien vio a María Valeria González Aguilar, la chica de nuevo ingreso.


¿Qué le pasó a Valeria?Where stories live. Discover now