CAPITULO XII: Intensiones Descubiertas II

1.7K 165 17
                                    

Los días se convirtieron en incontables encuentros clandestinos, cada vez más salvajes y placenteros, pues Yuuri descubría en aquellos brazos el deseo, la lujuria y la pasión tatuada en su piel, y anhelaba aquel contacto a cada instante como si su vida dependiera de ello a cada segundo, si, segundos que parecían eternos cada vez que esperaba por aquel ruso que al tocarle, se desbordaba de caricias, lascivias y sensaciones que le trasportaban al paraíso, aquellos brazos le tomaban con fuerza haciéndole perder el control y la razón, actuando como un animal instintivo en celo, entregándose al mero deseo sin medir consecuencias.

Sus encuentros comenzaron a disminuir debido a las ocupaciones, pero cada vez se volvía más larga la espera conforme pasaba el tiempo, los días se convirtieron en semanas de sesiones eróticas y ardientes a ocasionales que en cierto modo hacían sentir al nipón inseguro. Este a toda costa trataba de obviar aquellos pesimistas pensamientos que le embargaban limitándose a seguir ciegamente lo que el albino le decía. El japonés rendía perfectamente en su trabajo, pero notaba brechas en las que se anexaban actividades sociales que para el no pernotaban en algún incentivo empresarial provocándole cierto desconcierto, pero debido a que este se había hecho dependiente del peliplateado solo le seguía para evitar desacuerdos, pues por lo que pintaba la obra Yuuri se había convertido en una marioneta del ruso.

Khatrina solo observaba en silencio como Yuuri miraba a su jefe, pues ya se había dado cuenta unas semanas atrás de la relación que ambos llevaban, pues si, los había descubierto teniendo sexo en la sala de conferencias y se dedicó a guardar silencio con el fin de no crear problemas con su jefe. La pelirroja suspira pesadamente volviendo su vista al computador, mientras el asistente un poco decepcionado se sentaba en su escritorio a terminar su trabajo; las semanas se fueron convirtiendo en un mes y sus encuentros eran cada vez menos, las excusas y las brechas de parte del ruso eran cada vez más visibles dejando a un Yuuri al descubierto completamente rendido a los pies de Viktor.

Dos semanas pasaron rápido, pues algunas que otras actividades de cierre mantuvieron al castaño alejado de los deprimentes pensamientos que le llenaban de angustia, esa tarde de hacieno las preparaciones para el agasajo de bienvenida a las nuevas empresas recibe un mensaje del mayor donde le indicaba la dirección y hora de encuentro de su cita para esa noche, y emocionado por aquello (pues hacía exactamente ese tiempo que no tenían sus encuentros) responde positivamente, y recibiendo el mayor la respuesta no presta atención que había enviado el mensaje a la persona equivocada. Horas más tarde terminando como pudo aquella actividad sale como alma que lleva el diablo al hotel donde este le había citado, esperándole por largos minutos en el restaurant, minutos que se convirtieron en media hora, luego en una hora, llegando a ser la segunda hora y media, se resigna tristemente a que este no llegaría, saliendo por aquellos pasillos rumbo al lobby del hotel, marca al número del ruso con el fin de saber por qué no pudo presentarse a su cita, y escuchando el primer tono de llamada ve al peliplateado salir del ascensor acompañado de una rubia bastante pechugona y un poco desaliñada (¬¬), y notando que este tomaba su teléfono mientras caminaba hacia la salida este le manda al buzón de mensajes causando esto que este impidiera su acercamiento hacia este; volviéndole a marcar el ruso se separa de a unos metros de a pechugona y colgando la llamada nuevamente, este se oculta rápidamente tras las columnas de los pasillos para no ser visto, pues el ruso miraba a los lados...

-Amorcito!! Quien llamaba?? –hablaba en tono dulzón la rubia oxigenada que se acercaba a este apegando sus pechos al brazo de Viktor.

-Solo un molesto asistente a quien me he encargado de poner en su lugar mi linda melocotón –sonriéndole de forma mimosa a la pechugona mientras le pellizcaba suavemente la punta de su nariz.

-Te refieres al insípido que te sigue como un perrito faldero bebe?

-Correcto! –Sonriendo maliciosamente –Acertaste mi preciosa!

Solo TúWhere stories live. Discover now