John & Jones

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Alexander Hamilton.

Es gracioso recibir una carta tan informal en un principio y desenlace y que, al final, pusieras aquel «Señor América». Esto es incorrecto, señor Hamilton, soy Estados Unidos de América y exijo más respeto, por favor.

¿A quién engañamos, ah?

Querido Hamilton, ha pasado algo de tiempo y, como casi siempre, tienes razón, ser una nación independiente tiene sus desventajas, un ejemplo de éstas, es el trabajo en exceso. El café se ha convertido en mi amante, me da calientes caricias cuando las necesito y es tan amargo como dulce, una combinación perfecta para alguien (o algo) como yo.

Así que ¿realmente eres imparable, eh? Ellos tienen razón, escribes como si lo necesitaras para sobrevivir, como si el mañana no llegara. Toma un descanso por mi ¿quieres?

Respecto a todas aquellas noticias que me has dado, tengo algunas felicitaciones que darte. Sobre todo por tu primer hijo, me siento halagado acerca de tus planes para el nombre de él; pero confieso que Alfred no es un buen nombre para el hijo de nuestro secretario de Tesoro, tu encantadora esposa tiene un punto a su favor. Me encargaré de enviar felicitaciones también a Aaron Burr, más tarde. Me alegra saber que tu puesto de trabajo te da una para una buena vida, te lo mereces.

En relación a tu petición, bueno, admito que me ha puesto una sonrisa en los labios, se siente bien volver a sonreír. Sin embargo, creo que una reunión de ese tipo no será posible por estos momentos. Ahora estoy lidiando con Francia y España, son buenos países pero cuando se trata de negocios o conquistas, bueno, estamos en un grave problema. Pero, si estás dispuesto, en un mediano plazo de tiempo arribaré en tu casa, tomaremos algo de alcohol y tal vez conozca a las personas que mantienen a la famosa figura pública: Hamilton, a flote.

Espero que de verdad defiendas la justicia de nuestro país, recuerda, la pluma para ti es como un arma para mí. Utilízala, conviértela en algo con qué callar las palabras de los demás e ízala como la bandera de nuestra nueva nación independiente.

Envío mis condolencias por la muerte de John Laurens (sospecho por qué no me lo contaste, pero optaré por guardar mis conclusiones para mi propia persona), era un gran chico, casi igual de soñador que tú, amable y fuerte; apuesto a que murió con honor. Te aseguro que sus ideales serán recordados, la esclavización y el racismo algún día perecerán. Justo como Washington dijo al escucharlo hablar sobre la libertad obtenida en el campo de batalla, «Aún no».

Querido Alexander, aún falta mucho para la libertad, no depender en cuestiones políticas de Inglaterra es sólo el inicio, en nuestras manos están las respuestas, las acciones y las esperanzas de un nuevo mundo.

Se despide, Alfred Jones.

Alfred Jones, ese era su nombreWhere stories live. Discover now