Fragmento 19

74 8 0
                                    


Fragmento 19

—Seth, no quiero, no puedo hacer esto, yo—

No la deje terminar la frase, sí. Al parecer no sabe que no es conveniente llamar a tu prometido para cancelar la boda en medio de una despedida de soltera. Pero de verdad, no podía encontrar mejor momento para decírmelo, nótese el sarcasmo.

Tampoco era una de esas despedidas en las que van a bares y hacen locuras, las chicas me lo prometieron. Solo estarían en casa, tal vez ingiriendo alcohol y contando chistes, , eso seguramente.

—Un, momento. Becky, ¡pero si nos casamos mañana!

—Y no te digo que no pero, lo que quiero decir es, yo. Algo tan grande y—

—Pero si solo invitamos 50 personas. Amigos cercanos y familiares solo.

— ¡Sigue siendo grande! Tal vez, después de todo si le tengo miedo al compromiso, yo... no estoy hecha para esto, tal vez no soy de las que aman y, Seth, yo—

— ¡Detente ahí Lynch! —yo la callé, me oía decidido, no, lo estaba—. Si lo que quieres es algo pequeño e íntimo, creo que tengo una idea.

[...]

—Joe te pido ese favor hermano, son solo 3 horas y media y—

—Suficiente Rollins, está bien, sube a tu noviecita y resolvemos luego.

—Ay, te amo gordis.

—Cállate.

La ayude a abordar la avioneta junto a unos MUY abrigados Samuel y Deborah.

—Becky, es Las Vegas, desierto, calor... clima árido y cálido...

—Y en un vuelo a las 11 de la noche no hace frio, ¿eh?

Touche.

Me pase al asiento de enfrente junto a Nuufolau. O como prefiere que lo llamen, Samoa Joe.

Mire a Becky acomodarse en el asiento y sujetar bien a los gemelos a los suyos. Este será un largo camino.

[...]

—No buscare a cualquier desconocido para que sea mi testigo.

—Pero Becks—

—He dicho.

—Entonces vinimos hasta aquí a perder el tiempo, deben estar preocupándose por nosotros y—

Una voz convenientemente conocida hizo eco en mis oídos.

— ¿Arpil?

Me di la vuelta y mire a la mujer de piel mulata lucir un vestido corto de color blanco y sus converse negras, junto a un medianamente formal Dean. Al parecer los únicos en viajar a Las Vegas no fuimos nosotros...

— ¡Seth, que sorpresa! —saludaron ellos—. Oh, supongo que están aquí por algo... —indicó ella al darse cuenta de nuestra vestimenta—. Yo iba a amarrar a este señor de aquí de por vida a mí con un anillo, pero no tenemos testigos y...

— ¿Pueden ayudarnos entonces? Nosotros igual. —suplicó entonces Becky con rapidez. Tomándome desprevenido.

— ¡Claro! —respondió la pareja emocionada.

[...]

— ¡Por fin aparecen! Todos estábamos preocupados y, ¿por qué esa sonrisa Becky?

Ser Padre ©®Where stories live. Discover now