Capítulo 5 - Jamas fue malvado

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Salgo del trabajo a la misma hora de siempre. Mientras comienzo a caminar por la acera para llegar a casa, mi abuela me envía un mensaje en el cual dice que necesita con urgencia una bandeja de huevos, yo le digo que se la compraré y ella me agradece.

Regreso al supermercado pero decido caminar un poco más, así que de forma estúpida empiezo a mover mis pies por el centro de la ciudad y busco otro lugar donde comprar; llego hasta un negocio pequeño donde me atiende una señora de al parecer unos 30 años.

Le agradezco cuando me entrega mi compra y luego empiezo a rodear un par de calles hasta por fin encontrar mi camino a casa.

— ¡Mirko! —grita a lo lejos una voz femenina muy delicada, me volteo para todos lados pero no veo a quien me llamaba — ¡Mirko! —otro grito fue necesario para percatarme que la hermana pequeña de Mark está llamándome desde la escuela que se esconde detrás de la plaza en la que estoy de pie, aquella pequeña me hace señas y yo la saludo; me vuelve a gritar y me dice que me acerque, yo rodeo la mirada con una carcajada y camino hasta llegar donde ella.

Me percato que sus hermanos mayores la acompañan, los tres llevan pequeñas mochilas de colores del Colegio, pero según yo las clases terminaron hace unos 40 minutos y ellos deberían estar en casa.

— ¿Qué hacen acá? —les digo mientras me arrodillo y le quito una pequeña bolita de algodón que de la ropa se le ha quedado pegada en el cabello a la hermana de Mark.

—Estamos esperando a Mark —responde Melina.

— ¿A esta hora? Pero ¿Él siempre se tarda?

—No —responde Melina con un tono de voz muy triste.

— ¿Y por qué no se han ido a casa aún? —Pregunto. Melina solo levanta los hombros con confusión.

—Si fuera por mí, ya nos habríamos ido a casa —responde el hermano más mayor de los tres —Pero Mark no deja que nos vayamos solos, se enfadará.

—Pues... —pienso en una solución para los pequeños, lo único que puedo hacer es usar el teléfono —Le llamaré a Mark —Le marco a su número, ocultando ante la vista de los hermanos la forma en la que tengo guardado su número (lleno de corazones lo cual ahora me parece muy bobo) Mark no responde, le marco tres veces pero siempre obtengo el mismo resultado —No contesta la llamada.

— ¡Genial! —Grita el hermano mayor con sarcasmo —Estaremos aquí hasta la media noche.

—No —susurro aún con desconfianza sobre mi reacción que realizaré —Yo los acompaño a casa, le mandaré un mensaje a Mark y le seguiré llamando, pero espero que responda y no se enfade.

—Solo llévanos a casa Mirko, por favor —Melina salta de alegría y yo asiento con lentitud, tomo su pequeña mochila y juntos caminamos hacia su casa. El hermano mas mayor se mantiene en silencio mientras que el otro del medio va jugando con su teléfono, cada cinco segundos levanta su mirada para no caerse pero luego vuelve a quedar hipnotizado.

— ¿Por qué no le marcaron ustedes a Mark teniendo aquel teléfono? —les pregunto mientras que con la mirada señalo al chico pequeño.

—Pues porque mi hermano se gastó el dinero de su móvil en juegos, lo cual no debería hacer —dice el hermano mayor —Mi teléfono está algo malo y no quiere encender, Melina no tiene móvil.

—Entiendo —agrego de forma pensativa. A mitad de camino, la hermana pequeña sale corriendo hacia un negocio que aparece y me insiste que le compre unos dulces redondos pequeños sabor naranja, yo asiento mientras río algo avergonzado ya que parezco otro hermano mayor para ella. Les pregunto a los otros dos chicos si quieren algo, pero ellos niegan con la cabeza, les insisto y ellos algo tímidos terminan aceptando.

Sobre La Motocicleta; Sin MiedosWhere stories live. Discover now