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A LA POLICIA DE SHICKLEY HEIGHTS, o a cualquiera que me este buscando:

Me llamo Jackie McGee.

Seguramente mis padres ya les habrán informado que yo desaparecí.

En la TV, cuando la policía rescata a una persona, ¿no le toman una declaración de lo que sucedió? Lo he visto en las noticias y en los documentales que presentan, de modo que voy a empezar mi declaración aun antes de que ustedes vengan. Tengo que mantenerme ocupada. Tengo que aclarar las cosas en mi cabeza.

Les voy a explicar con todo detalle lo que pasó.

¿Necesitan más datos personales? Mis padres son Brian y Carol McGee y mi dirección es 301 East Hutto, Shickley Heights. Soy mujer, mi nombre verdadero es Jaclyn. Mido 1.63 metros de estatura, tengo el pelo castaño que me da hasta los hombros, ojos castaños, y aspecto común y corriente. Me convendría rebajar unos cinco kilos. Soy alumna de la Escuela Secundaria Dupree. No tengo enemigos reales, que yo sepa. Tampoco tengo amigos de verdad, pero eso es una cuestión personal que no tiene nada que ver con esta absurda situación en la que me encuentro.

La cosa empezó con Abril, eso sí. Abril Beckner. Empezó porque ella vino a mi casa anoche. Sí, debió ser anoche porque todavía veo la raya de luz por la rendija de la puerta, de modo que hoy debe ser viernes.

El jueves yo llegué tarde a casa después de la escuela y Abril estaba en mi habitación recogiendo todas sus cosas. Habíamos sido amigas durante tanto tiempo (ocho años, desde que yo empecé a asistir a la escuela en la ciudad) que la mitad de las cosas de ella estaban en mi casa: ropa que intercambiábamos, libros, discos, grabaciones, todas las cosas que tomábamos prestadas y compartíamos y pensábamos que eran <<nuestras>>.

No me fijé a qué hora llegué a casa exactamente. Fue cuando comenzaba a llover porque empecé a correr cuando faltaban dos calles para llegar a mi casa. Me había quedado hasta tarde en la escuela ayudando tras de bastidores, y cuando estuve cerca de la casa la vi a través de la ventana de mi habitación, con un montón de cosas en los brazos. Entré en mi cuarto y me quedé mirando todos los sitios vacíos donde habían estado <<nuestras>> cosas. Ella las había recogido de todas partes: de mi armario, de las paredes. Lo que no se iba a llevar estaba tirado en desorden, como si estuviera furiosa.

Creo que le solté alguna pregunta insulsa como <<¿Qué te pasa?>>

Ella abrio un cajón y sacó unos cinco cinturones y unas bufandas. Yo le dije:

-Oye, no tenías necesidad de venir a escondidas a sacar tus cosas, sólo porque ya no seamos amigas. Yo te las hubiera echado a la calle.

Abril me lanzó una mirada fría que indicaba que ya había tomado su decisión.

-Yo sólo quiero lo que es mío -dijo tomando la caja de música con dos figuritas de cerámica encima, la que Zack nos había regalado a las dos.

-Un momento -dije yo-. La mitad es mía. ¿No crees que deberíamos hablas sobre la manera de...?

Clavó sus ojos en los míos, abrió los dedos y dejó caer la caja al suelo. Pequeñas cabezas y brazos rotos volaron en todas direcciones.

-No, no tenemos nada que hablar. Quédate con la caja. Pero será la última cosa que compartamos, Jackie. ¡Tú no volverás a entrometerte en mi vida!

Salió corriendo, con su ropa todavía colgada en los ganchos, arrugada. Yo me quedé inmóvil. No sabía qué hacer. Nunca la había visto tan enojada. Y no sabía por qué estaba así.

Ya para entonces estaba bastante oscuro por causa de la lluvia. Supongo que mis padres estarían haciendo la compra, pues si hubieran estado en casa no habrían permitido que esto terminara así.

ENCERRADAWhere stories live. Discover now