아홉

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Cuando ambos chicos comenzaron  a tratarse con una confianza que no debían tener—según Yoongi por la diferencia de edad, aunque más bien se le podía llamar ''envidia'' o ''celos''.—el más pálido había decidido ir por sus cosas a la habitación de Jin y marcharse de una vez, de todas formas, ¿para qué se quedaba si tenía al primo de su mejor amigo?, y peor aún cuando Seokjin lo había abandonado para recibir a la pequeña zorrita de jeon —como le apodaba Yoongi—. Se acomodó su ropa con orgulloso y con dignidad y subió con paso silencioso las escaleras arriba. Abrió la gran puerta de la habitación y buscó su mochila, encontrándola en el suelo a una esquina de la cómoda y rosada cama de Seokjin, caminó hasta ella tomándola con su mano y llevándola  su hombro para después salir de la habitación dejando la puerta abierta. 

Al bajar las escaleras quiso hacer el mayor ruido posible para llamar la atención de Seokjin y que esté notara que se estaba marchando, pero para cuando el pelinegro se encontraba en la gran sala, ambos chicos de hace unos momentos ya no se encontraban. Frunció el ceño, algo preocupado y a la vez curioso por la repentina desaparición de ambos jóvenes, quiso investigar por la casa con la intención de descubrirlos en algún acto sucio pero se mantuvo en su lugar, tomando firmemente los cordones de su mochila color negra. Soltó un suspiro y caminó hasta la entrada, donde se colocó sus viejos converse y abrió la puerta del departamento dispuesto a irse sin siquiera despedirse.

En cuanto salió, el frío aire de la noche chocó contra su cuerpo, haciéndole temblar al instante por lo fresco, había olvidado su suéter en su casa por la mañana y no perdería su dignidad para pedirle prestado uno a Kim Seokjin. Acomodó mejor su mochila y se abrazó a el mismo con la intención de irse de allí mientras se brindaba un poco de calor.

Caminó con el aire haciéndolo titubear con cada paso que daba, aún no era temporada de frío y el viento era tan fresco, lo cual no le desagradaba del todo aunque se estuviera muriendo de frío en aquél momento. Siguió con su camino, con algunos pasos difíciles y algo grandes como si estuviera escalando una gran montaña, aunque sólo eran unas simples calles inclinadas. Elevo su vista al frente, encontrándose con la linda oscuridad de la noche adornada de algunas que otras luces, para su suerte todo estaba bien, calmado y no había peligro, podía caminar sin algún temor por aquellas zonas, después de todo, estaba en calles de personas sin necesidad. 

Lamió sus labios mientras avanzaba y entonces el recuerdo y calidez de Jin cuando él se recostó durante un momento con él, le hizo sonreír. No mentía, realmente había sido la primera vez que había dormido con alguien durante sus diecinueve años de edad, pues, desde que era muy pequeño—y lo que su abuela le contó antes de fallecer— es que su madre era de sentimientos fríos, nunca lo había llevado a dormir a su cuarto ni le había dado algún abrazo y para su mala suerte, su padre había sido aún peor que su madre, una persona fría, sin sentimientos, alguien rencoroso y machista, alguien simplemente desagradable a vista de cualquier persona y para la suerte de Yoongi este los abandonó cuando era pequeño. Mientras su madre, se fue a quién sabe donde llamando una que otra vez cada cinco o seis meses para preguntar por su hijo, el más pálido no tenía algún rencor por el abandono, amor o falta de atención por su familia hacía él, pues quizá le faltó su madre y padre pero, él siempre agradecía que tuvo a su abuela, quien le había enseñado buenos valores, aunque lo que nunca pudo inculcarse fue sentir algo más que amabilidad hacía alguna otra persona que no haya sido su vieja abuela, porque durante toda su niñez y adolescencia, Min Yoongi tuvo pretendientes, tanto hombres como mujeres y estos habían llegado a ir a su casa, a pedirle alguna cita o coquetearle frente a su abuela aunque Yoongi simplemente les cerraba la puerta en la cara o les respondía que no eran su tipo de persona lo que cada día su abuela le pedía que tan siquiera se diera la oportunidad de conocerlos más y quizá al conocer bien a la persona, se podía dar algo más. Sin embargo, el más pálido siempre se había negado a darle una oportunidad a ''semejante persona estúpida con sentimientos falsos.'' Aunque ahora, Yoongi se reía de él mismo, porque sin dudarlo le había dado una oportunidad a  Kim Seokjin con su idea estúpida sobre ser su ''muñeca'' en un extraño sentido. 

doll ; yoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora