Capítulo 7

33 5 0
                                    

Rubén

Dos semanas. Dos semanas después de aquel día en el que dejé de ver a Miguel. Y sentía que mi vida no tenía sentido si no estaba él en ella. Pero, ¿Por qué? Él antes no estaba en mi vida, no lo conocía y era feliz disfrutando de ligar y follar con todos. Cuando lo conocí, cuando lo vi por primera vez jamás me imaginé que él llegaría a significar tanto para mí. No soportaba más, lo necesitaba.

Apagué la play, con la que estuve jugando todo este tiempo mientras pensaba en Miguel. Todo era Miguel.
Me cambié, tomé mis cosas del comedor y salí de mi departamento.

Ya estaba delante del departamento de Miguel. Con sólo tocar el timbre Mangel saldría. Lo vería de nuevo, y no dudaría en lanzarme a sus brazos. Besarlo hasta quedarme sin oxígeno. Bueno, realmente él era mi oxígeno.
Toqué el timbre, y los segundos parecían años. Hasta que por fin la puerta se abrió. Pero no vi a la persona que esperaba.

Era una chica castaña, con unas pequeñas coletitas amarradas de extremo a extremo, tenía puestos unos jeans, unaos botines negros, una blusa de tirantes gruesos verde y una chaqueta de piel negra. Me miró confundida.

–¿Disculpa?

–Eh, hola, ¿Está Miguel?– asintió aún confundida. ¿Ella era su nueva conquista?

–¿Cuál es tu nombre?– si le decía cuál era mi nombre probablemente Miguel la mandaría a que me sacara a patadas de aquí.

–Juan– sonreí más convincente. La chiva entró y le dijo que un tal Juan lo buscaba. Obviamente él vendría confundido. Y si, lo vi. Lo tenía de nuevo frente a mí. Y para mi suerte la chiva salió despidiéndose de... ¿Jenn? Así escuché que se despidió Miguel.

–Me prometiste que no vendrías a buscarme nunca.

–Yo claramente te dije que no aseguraba nada. Porque desde el principio supe que no podría estar sin ti. Y no me equivocaba– comencé a caminar lentamente hasta él–Sé que tú tampoco sales, sé que tú también me me necesitas– rodeé con mis manos su nuca–No lo niegues– dije rozando sus labios.

–¿No te importa que tenga una nueva conquista?

–Sé que no es una conquista, probablemente hubiera salido hasta en la mañana– sonreí–Y aquí sólo me importas tú– y me lancé a sus labios. Ya no podía más teniéndolos tan cerca. Era la peor adicción que podía tener.
Él los aceptó y siguió mi beso. Colocó sus manos en mi cintura y me acercó más a él. Sentía el mayor placer de mi vida. Tenía de nuevo su cuerpo pegado al mío, al igual que sus labios. Fué dirijiéndome hasta su habitación ya que todo comenzó a subir de tono. Y yo de verdad lo quería. Lo necesitaba, necesitaba sentir su piel desnuda haciendo contacto con la mía. Y me entregaría como nunca lo había hecho.

Porque lo amo.

Todo este tiempo me sirvió para darme cuenta de esto. Además de que con el pretexto de que tenía un "amigo" que ocupaba ayuda con eso le pregunté a Samuel cómo era enamorarse. Y todo lo que dijo acertó con lo que yo sentía por Miguel. Pero todo era mucho más fuerte, y se lo dije a Samuel. Entonces él me dijo que lo amaba de verdad. Y así es, lo amo de verdad.
Me cargó entre sus brazos sin despegar mis labios de los suyos y me llevó hasta su habitación. Me recostó lentamente sin dejar de besarme y empezó a acariciar mi abdomen y a besar mi cuello. Quitó mi camiseta y besó mas libremente todo mi torso, haciéndome estremecer. Jugaba con mis pezones en su boca mientras yo enrredaba mis dedos en su cabello. Desabrochó mi cinturón y bajó el cierre de mis jeans. Le quitó el botón y los terminó de quitar con mi ayuda. Acarició mis piernas, subiendo hasta mis glúteos, apretándolos mientras besaba mi clavícula. Quité su camiseta y desabroché su cinturón mientras buscaba sus labios y los besaba. Quité el botón y bajé sus jeans de un tirón. Rodeé su cintura con mis piernas, él se sentó en la cama, quedando él mas abajo que yo. Pasaba sus manos por toda mi espalda, haciendo que me exitara. Cada que besaba mis pezones yo soltaba un gemido y una corriente eléctrica llegaba hasta mi miembro. Sentía como hacía presión con el estómago de Miguel, yo sentía el suyo en uno de mis glúteos, cosa que me exitaba aún más. Volvió a recostarme sin despegar mis labios de los suyos. Seguía enrredando mis dedos en su cabello, jalándolo levemente.

–Te amo Miguel– fué algo que simplemente me salió decirlo.

–Yo a ti Rubén– y volvió a atacar mis labios–Déjame hacer de esta la noche mas especial de tu vida.

–Soy todo tuyo– susurré a centímetros de sus labios. Volvió a besarme, pero de la manera más dulce que nunca había hecho.

Comenzó a bajar mis boxers lentamente hasta que mi miembro rozó el suyo. Gemí.

–Miguel... hazlo ya– bajé sus boxers, estos cayeron al suelo.

–Te voy a preparar, ¿Vale?– asentí. Lamió dos de sus dedos y los dirijió hasta mi entrada. Empezó a introducirlos lentamente, haciéndome gemir su nombre. Después comenzó a moverlos en círculo, cosa que me exitó aún más.

–Joder, hazlo ya– sacó sus dedos para después tonar su miembro y poner la punta en mi entrada.

–Miguel...– gemí su nombre. Comenzó a introducirlo lentamente. Era doloroso, sentía cómo empezaba a sudar. Sólo apretaba con mis puños la sábana mientras sentía una mezcla de dolor y placer. Empezó a moverse lentamente dentró de mí. Tomó mis manos entrelazándo mis dedos con los suyos y las colocó a los costados de mi cabeza.

–Joder, más rápido– Miguel hizo caso a mi petición y empezó a moverse más rápido.

Cada 5 segundos besaba mis labios lenta y seductoramente, haciendo que no pudiera reprimir mis gemidos.
La habitación se llenó de gemidos y maldiciones mientras nuestras respiraciones agitadas se mezclaban. Yo sentía que estaba en el mismísimo cielo. Nunca había tenido tanto placer como ahora. Nunca lo había hecho con tanto amor. Cada beso, cada caricia, me exitaba. Sus manos empezaron a acariciar mi abdomen, era la gloria. Yo era sólo suyo, y él era sólo mío.
Empezó a masturbar mi miembro, haciéndome soltar un gemido que pareció grito.

–¡Miguel joder!– arqueé mi espala sin poder con tanto placer. Sentía que estaba por venirme.

–¡Rubén, me vengo!– sentí el líquido en mi entrada mientras que el mío caía sobre el torso de Miguel. Ni siquiera tuve tiempo de avisar, ya que al oirlo decir esas palabras terminé por dejarlo salir. Miguel salió lentamente fe mí rrcostándose a mi lado con la respiración agitada, yo estaba igual. Ha sido la mejor noche de mi vida.

–¿Rubén?– giré a verlo. Se acercó a mí y acarició mi mejilla–¿Me amas?

–No sabes cuanto– me acerqué a sus labios y los besé–No puedo vivir sin ti.

–Yo tampoco– nos metimos debajo de las sábanas, tapándonos. Se acercó más a mí y me abrazó.

–Quiero despertar todos los días de mi vida así– me acomodé en su pecho, platándo un pequeño beso en él.

–Así será– besó mi cabello. Solté un largo suspiró. De esta manera sentía como si nadie pudiera hacerme daño, sentía que a su lado sería totalmente feliz.

Y si que lo sería.

Del Deseo Al Amor {Rubelangel}Where stories live. Discover now