COYOLXAUHQUI ESTABA AHÍ.
Un relámpago iluminó el lugar otra vez, y pude ver su silueta caminando hacia mí. Sus hermosos y letales ojos celestes centelleaban de odio puro, y no los apartaba de mí. Parpadeé, y Mich se encontraba en el lugar donde la diosa estaba un segundo atrás. Llegó corriendo hacia mí en un instante. Ella estaba tratando de decirme algo, pero me sentía aturdido. Oía un pitido constante, que poco a poco iba perdiendo la intensidad.
Otro relámpago.
Una tormenta eléctrica acababa de desatarse sobre nosotros.
-¡Rodrigo! -Gritó Mich cuando por fin pude escuchar de vuelta. Su cara tenía tierra, sudor, lágrimas. Aun así se veía hermosa. Casi pude imaginar un futuro con ella. Me abofeteé a mí mismo mentalmente. Eso no pasaría. Acababa de ver nuestro destino en el espejo.
-Mich...
-¿Qué pasó? ¡Rodrigo! ¿Qué acaba de pasar?
Pasé mi mano en su mejilla.
Un relámpago más.
-Coyolxauhqui. Está aquí.
Mich abrió mucho los ojos. Llevó su mano a su cintura y desenfundó su daga de obsidiana. Estaba por decir algo, cuando el ave azul empezó a hablar. Con la voz de la diosa desmembrada.
-¡Oh, querido Rodrigo! No puedo permitirte que te comuniques con Jonathan. Él no debe saber que estoy por dar mi golpe. Arruinaría la sorpresa final.
-Eres una perra -le dije con los dientes apretados, después de haberme puesto de pie, apoyándome en Mich-. ¿Acaso es necesaria tanta destrucción? ¿Tienes que hacer sufrir a todo el mundo?
-Pero Rodrigo -el quatézcatl habló con la voz de Coyolxauhqui, fingiendo sorpresa e indignación-, ¡ahí está toda la diversión! Si no matas a unos cuantos mortales de vez en cuando, te ablandas y puedes perder la reputación. Ve a tu padre. Él de un sólo espadazo podía quitar cuarenta mil vidas mortales. ¿Ahora? Ahora no mata ni una mosca -estaba apretando mis dientes al oír eso, cada vez más con cada palabra que decía. Las mandíbulas empezaban a doler-. Pero ese no es el punto importante. El punto es que tienes una hora para llegar a la Calzada. Sino, pierdes tu oportunidad de ganar. Y dudo mucho que puedas hacerlo, debido a las... visitas que tienes.
Después de otro relámpago, una serie de ellos comenzaron a caer en círculo a nuestro alrededor. Pero estos relámpagos eran azul oscuro, casi negro. Se escuchaban pisadas pesadas que se nos acercaban. Nos tenían rodeados. Y para mi mala suerte, eran las criaturas que menos quería ver en el momento.
-¡Esto no es posible! -Gritó Víctor-. Es medio día, ¿cómo puedes provocar un eclipse solar en pleno día? Tú no puedes, no tienes el poder para hacerlo. Y menos para convocar a tu ejército de estrellas mald-
Víctor se quedó callado a media palabra. Empezó a hacer sonidos por la garganta, como si estuviera ahogándose. Lo cual se debía a que estaba ahogándose.
-¡Víctor! -Adriana corrió a su lado para tratar de ayudarlo-. ¡Se está ahogando! ¡No puede resp-
-¡Aburrido! -Dijo la diosa desmembrada-. Rodrigo, consíguete unos amigos más divertidos. Tienes pésimo gusto. Como iba diciendo antes de esa grosera interrupción, tienes una hora para llegar, o todos en estas pirámides ruinosas morirán y yo me convertiré en el Sexto Sol. Te recomiendo que te des prisa.
-... -antes de poder empezar a hablar, el quatézcatl aterrizó de vuelta y se me acercó demasiado rápido. Arrojé a Mich para que el ave azul no la aplastara. Pude ver mi reflejo de vuelta, y vi lo mismo que unos momentos atrás.

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La Trilogía Azteca 1: El Sexto Sol
AdventureRodrigo Garcia creía ser un chico normal. Y lo era, hasta el día de la muerte de su madre. Pero a partir de ese día, todo a su alrededor empieza a cambiar. Rodrigo descubre que sus mejores amigos no son lo quiénes creía: Mich Walker se puede tr...