❥Cuarto capítulo I Primera parte

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Tristan rodó los ojos con aburrimiento, Zack estaba a su par mientras caminaban a la clase de química.

—Ni se te ocurra preguntarme sobre lo que sucedió con Coral hace un par de días en el laboratorio —interrumpió el pelinegro antes que su amigo abriera los labios para preguntar.

—Odio que leas mis pensamientos, algún día te mataré —farfulló con el ceño fruncido Zack mientras le daba un empujón amistado.

—Y ese día yo estaré encantado.

—Eres bastante extraño, pero no importa. No seas malito y dime qué pasó —suplicó con los ojos de cachorro triste.

—Pareces un niño chillón que no le dieron su paleta. Pero no es tan complicado, a la chica le cayó algo de sustancia y la llevé a la regadera. Eso es todo.

—¿Y por qué la ayudaste?. Creía que te caía mal —analizó unos instantes en su mente—. ¡Oh por Dios, lo sabía. Ella te gusta! —clamó sobresaltando a varios estudiantes.

—Y dale con lo mismo de siempre —bufó Tristan cansado—, tengo corazón, y no me agrada, pero no es suficiente razón para dejarla morir.

Ambos finalmente entraron al salón de química. Coral dejó de sonreír un instante para observar al pelinegro por ignorarla por tercera vez consecutiva. ¿Qué le pasaba a él?, ¿qué le pasaba a ella y por qué demonios estaba tan concentrada en él?. Vamos, tiene mejores cosas que hacer e vez de estar dando vueltas a la misma situación.

A partir de ahora, ella lo ignorará por completo. Que sienta su indiferencia también.

Zelena tanto Lana estaban de espectadoras y era bastante cómico que Coral se pudiera recta y mirara a ambos lados, intentando evadir a un chico que al parecer ni la hora le daba. Eso no cuadrada y era muy confuso para todo el mundo.

Segundos después entró al saló el maestro con una sonrisa cálida. Colocó su mochila sobre el escritorio y luego de sacar unos papeles y libros se sentó en la silla para empezar con la lista de asistencia.

—¿No crees que Coral se comportó extraño? —preguntó en voz baja Zack.

—Te dejaré sin hijos sino dejas de mencionarla en cada una de nuestras conversaciones —advirtió cansado Tristan mientras miraba la pantalla de su celular.

—¿Es que no crees que la ilusionaste? —volvió a insistir.

—¿Por qué pasaría eso?, digo si me la he pasado insultándola.

Zack asistió, él tenía razón. Pero eso era ilógico porque siempre la ha insultado. Él tenía razón; las mujeres solían ser estúpidas cuando hacían una acción buena por ellas y se ilusionaban. Y al parecer, por primera vez la señorita perfección dejó de serlo cuando se convirtió en una ilusa.

—Entonces vamos a cortar sus alas. —Sonrió con malicia y alzando las cejas.

—Tus mensajitos empiezan a cansarme un poquito. ¿Qué quieres que pase?.

—"No soy Batman ó Superman, pero tampoco esperes que sea tu héroe".

Zack asistió con la cabeza y le pasó el Martín el mensaje, pero estaba distraído que no prestó ni un poco el mensaje.

—"Soy Batman y Superman, también no tu héroe".

—"¿Tu héroe es Batman y Superman?".

—"Batman y Superman son mis héroes y el tuyo igual".

—"Batman ni Superman son mi héroes pero sí el tuyo intento ser".

—"Batman ni Superman son héroes, pero quiero ser el tuyo".

—"No soy Batman ni superman pero intento ser tu héroe".

—"Ni Batman ni Superman son héroes, pero yo el tuyo sí".

Lana negó con la cabeza de un lado al otro, el mensaje no era muy claro, sin embargo tenía la idea de lo que quería decir. Y quizás esa era su manera de disculparse, pues había sido un estúpido con la rubia. Así que sin esperar más, se inclinó hacia delante y le susurró lo siguiente a su amiga:

—"No soy Batman ni Superman, pero puedo ser tu héroe".

Coral abrió sus ojos de par en par, muy sorprendida y a su vez, frustrada. ¿Cómo podría ser su héroe si la ignora por completo? . Rodó los ojos y negó con la cabeza exaltada. Tristan era un idiota muy lindo y no caería una vez más, estaba decidido.

Tristan la observó de lejos y supo que le había hostigado el día, y fue la razón de su sonrisa.

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