Introducción

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Marika

Odio el centro comercial, sobre todo la zona de los centros de estética a los que Él me obliga a ir. Mientras me aplican la cera en piernas, axilas y en cada zona de mi cuerpo que pueda tener algún tipo de vello, pienso en lo horrible que es todo. Desde que tengo diez años mi vida es un infierno y la verdad es que no exagero. Un día antes de cumplir los diez años iba con mis compañeros de curso al acuario, me encantaba la idea porque siempre me gustaron los peces de colores y los pingüinos. Estaba tan contenta que esa mañana ni siquiera me despedí de mamá¡, solo bajé del auto y corrí­ a buscar a mi mejor amiga para que nos sentáramos juntas en el autobús.

Habíamos recorrido casi todas las zonas del acuario cuando por fin llegamos al hábitat de los pingüinos. Recuerdo que tenía un peluche de aquellas aves en la mano y que estaba mirando como hipnotizada lo bonitos e inteligentes que eran. Había un polluelo que estaba junto a sus padres y durante algunos minutos miraba hacia mi dirección.

Cuando le quise comentar a Ashley, mi mejor amiga lo lindo que era ese pingüino bebé, me di cuenta que estaba sola y rodeada de gente extraña. Un hombre a mi lado de ojos tan fríos como el hielo me miró con una sonrisa y se agachó a mi altura.

-Se han ido a la zona de los delfines- comentó sonriendo- ¿Sabes donde es?

Negué con la cabeza y me encogí­ un poco asustada. No quería perderme y que me dejaran olvidada en el acuario, así­ que supongo que eso fue lo que me llevó a cometer el peor error de mi vida: confiar en un hombre desconocido.

-Si quieres yo puedo llevarte- era bastante amable así­ que ingenuamente pensé que Él no podía ser malo-, es muy peligroso que estés por aquí­ sola... Por cierto ¿Como te llamas?

-Marika ¿y usted?

-Alexander Vosh- respondió orgulloso-, soy militar así­ que conmigo estarás a salvo, pequeña.

Tomé su mano y me dejé guiar, pero Él no me llevó a la zona de los delfines, sino que me puso una gorra y me llevó hasta su auto. Lo que ocurrió después  de que abandonamos el acuario, no es difícil de imaginar. Fue como si la vida me dijera "feliz cumpleaños, abre las piernas y recibe tu regalo" A veces me pregunto por qué a mí­, que fue lo que le hice al mundo como para que me pasara algo tan horrible.

De mi horrible primera vez ya han pasado seis años y aunque aún soy joven, para Vosh muy pronto dejaré de servirle. A Él no le gustan las chicas jóvenes, tiene un fetiche por las niñas pequeñas; por eso me obliga a depilarme, porque las niñas pequeñas no tienen vellos: en sus propias palabras son suaves, planas y más dulces que el azúcar.

Deben estar pensando algo así­ como "niña tonta, si te deja ir sola al centro comercial te puedes escapar" pero no es así­. Con Vosh no se juega, el además de ser un violador y un secuestrador es un buen asesino. Quiero decir, Él amenaza pero no lo hace en vano. Si Él dice que matará¡ a mis padres si es que hablo o me atrevo a escapar es porque así­ lo hará. Es más astuto que una rata y me tiene en sus manos, pero lo que es peor es que aunque algunas vecinas me han escuchado llorar cuando estoy con Él a nadie le importa.

Esa es una de las lecciones que aprendí durante todos estos años viviendo con Él: a nadie le importa el sufrimiento del otro. Quiero decir, en estos momentos Vosh está trabajando como un militar intachable, pero nadie sabe que yo estoy con él ni todo el dolor que me ha causado. Yo creo que nadie se imagina las atrocidades que le ha hecho pasar a una niña desde que tiene diez años.

-Disculpa- estaba sentada en una banca y a mi lado veo a un chico muy guapo acompañado de una niña de unos cinco o seis años-, creo que necesitas un pañuelo, toma el mío, aunque no es agradable verte llorar ¿tienes algún problema? ¿Quieres hablar con alguien o tal vez ir por un helado?

Negué con la cabeza y bajé un poco la mirada. Para él es mejor alejarse lo antes posible de mi: Vosh es celoso y me traerá¡ problemas si descubre que he hablado con alguien.

-Bueno, no sé que tipo de problema tengas, pero trata de pensar que todo en la vida tiene solución y que nunca es tarde para pedir ayuda.

Mientras se alejaba me dieron ganas de decirle que ojala mi vida fuese tan sencilla como para que todo se solucionase pidiendo ayuda, pero la verdad es que la única forma en que esto puede acabar es con mi muerte así­ que supongo que solo me queda esperar...



















Save MeWhere stories live. Discover now