Capítulo uno

34 2 0
                                    

Marika

Ir al centro comercial me hace aún más daño que quedarme en la casa viendo la televisión. En el centro comercial veo a chicas de mi edad caminar con sus amigas o con sus novios como si nada malo pudiera pasar en el mundo. Me hace tanto daño ver a las madres caminar junto a sus hijas, porque son cosas que yo nunca podré tener. Nunca más veré a mis padres, ni iré al instituto y tampoco tendré amigas o novio, de hecho será casi un milagro si logro permanecer con vida hasta mi próximo cumpleaños. 

Creo que esto es lo que más odio de mi vida: estar tan cerca de la libertad y no poder hacer nada para conseguirla. Quiero decir, si Vosh no pudiera lastimar a mis padres estoy segura que me habría escapado la primera vez que me dejó ir sola a un salón de belleza. Habría gritado y suplicado por ayuda, pero mientras me tenga en sus manos no puedo hacer absolutamente nada por escapar. De hecho, estoy segura que hace esto como una nueva forma de tortura, una nueva forma para probarme que él tiene el poder.

Recorro el patio de comidas mientras pienso en que tal vez puedo engañar a Vosh y comprar una hamburguesa con papas. Él solo me da el dinero suficiente para pagar el centro de estética y el boleto de autobús que me llevará de regreso a casa... corrección: de regreso a SU casa. Mi casa quedaba en San Francisco, muy lejos del pequeño departamento en el que vivimos en Ohio. 

La verdad es que tengo mucha hambre, Vosh solo me da de comer yogurt con cereal para que no engorde demasiado. Las niñas son delgadas así que desde que tengo trece él me obliga a comer poco y mis raciones de alimentos se disminuyeron aun más cuando me llegó la primera menstruación. 

Aún recuerdo ese día, fue tan horrible. Me había pasado la mañana entera acurrucada en mi cama porque me dolía mucho el estómago, no quería levantarme, pero llegó la hora del almuerzo y él quería follar antes de comer. Juro que nunca le vi tan enojado como cuando metió la mano por debajo de mi falda y notó la sangre. 

-¡¿Qué es esto?!-me gritó mientras me zamarreaba- ¡¿Por qué mierda estás sangrando?! 

-¡No sé!- grité desesperada sin saber lo que había hecho-¡No sé!  

-¡Eres una zorra mentirosa!- me dio una bofetada mientras yo lloraba, asustada y desesperada porque dejara de pegarme- ¡Se suponía... se suponía que ibas a ser una niña para siempre! ¡Eres una mentirosa!... Ahora... ahora vas a aprender que no tienes que sangrar...

Me tomó del brazo, me desnudó y me amarró a una de las sillas del comedor. Estuve amarrada durante los 3 días que duró el sangrado, llorando y suplicando por una toalla sanitaria  mientras él me miraba con los ojos llenos de asco y rabia.

-No te voy a soltar hasta que dejes de sangrar- me gruñó enfadado-, te vas a quedar ahí como la perra que eres hasta que la sangre deje de salir... Lo entiendes ¿verdad?

Pasaron 3 días en los que no comí nada y estuve amarrada a una silla mientras la sangre se acumulaba a mi alrededor. Fue terrible, pero desde ese día Vosh me da unas pastillas para alterar mi ciclo menstrual porque las niñas pequeñas no sangran ni les pasan estas cosas. 

Me detengo frente a un local de Wendy's , daría mi vida entera por un bocado de mi hamburguesa favorita. Desde hace casi 6 años no como una y puedo sentir como mi estómago se retuerce de hambre, no debería torturarme de esta forma pero no quiero llegar pronto a encerrarme a la casa. 

Suspiro una sola vez, pero antes de que pueda darme la vuelta una mano toca suavemente mi hombro. 

Mierda. Si es Vosh, acabo de firmar mi sentencia de muerte. Dije que quería una hamburguesa y que estaba dispuesta a dar mi vida por eso, pero tengo la esperanza de que algún día podré ser libre y ser feliz. 

Você leu todos os capítulos publicados.

⏰ Última atualização: Sep 19, 2017 ⏰

Adicione esta história à sua Biblioteca e seja notificado quando novos capítulos chegarem!

Save MeOnde histórias criam vida. Descubra agora