Sólo Mía ( Offenderman y tu) +18

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Offender

— A ver si puedo verlo— la anciana se sentó y se concentró en su esfera

— ¿Qué es éso? —  pregunté yo

— Al parecer tienen a tu novia en una cabaña abandonada— Slender y yo vimos la esfera, se veía como Insane besaba a mí Tn y esta le escupe en la cara, luego veo como le pega una cachetada y sale, maldito cuando lo vea le pateare las bolas.

— mm la única cabaña abandonada que hay es la que esta a las afueras de la ciudad— mi sobrino tenía razón, esa es la única.

— Tienes toda la razón Slender— la anciana se levanta y empieza a aguardar sus cosas.

— Gracias por la ayuda ana—

—No hay de que y Offender— me volteó hacia ella— Espero que todo salga bien— y sin más salio, me quedé ahí parado en el laboratorio de mi sobrino. Después de un rato Slender regresó.

—Bueno, ya sabemos donde esta, ahí que ir lo antes posible— negué con mi cabeza

— No, iré yo sólo, no quiero que los lastimen a ustedes— me puso la mano en el hombro

—  No voy a dejar que vayas sólo—

—No te estoy pidiendo permiso— salí de su laboratorio y lo oía llamarme pero no le hacia caso me teletransporte hacia la cabaña, apenas eran las 00:00 horas, me fui caminando hacia la cabaña, cuando estuve en la puerta la abrí de una patada, todo estaba oscuro sólo la chimenea alumbraba el lugar dándole un toque terrorífico, me adentre y la puerta se cerró de golpe, no le di importancia, subí a la segunda planta y habían un montón de habitaciones, pero sólo una tenía la luz encendida, se oían gemidos, abrí la puerta despacio y ahí estaban los dos teniendo sexo, si no fuera por que estoy enojado entraría y los mataría pero estoy aquí por ella, la volví a cerrar y busque en las habitaciones a Tn pero no estaba, al pasar por una puerta oí sollozos, la abrí y ahí estaba ella.

— Tn— levantó su rostro y mi corazón dio un vuelco.

—O-Offen-der— camine hacia ella y la abracé sólo se oían sus sollozos

— Shhh tranquila pequeña, ya estoy aquí— tome su rostro entre mis manos y la besé.

— Pe-pense que no t-te vería— su voz salía muy temblorosa.

— Ahí que irnos de aquí— asintió y con cuidado salimos de ahí, nos faltaba poco para llegar a la puerta cuando un cuchillo aterriza en la pared.