11. Zoológico.

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Sin decirse una palabra desde que salieron, dejándose ser arrastrado y él, arrastrándolo lejos de ese edificio que mentalmente tachó de su croquis. Solamente hasta que Vegeta creyó que la distancia entre ellos y esa mujer vulgar era excesiva, se detuvo aún manteniendo el agarre del brazo de su esposo contra su pecho. Y ahora que se tomaba un minuto para reflexionar sobre la escena que hizo en ese lugar, su rostro ardió levemente por lo que dijo en medio de la molestia que lo consumió.

¿Tu Goku? Me gusta... —esa singular voz lo trajo de nueva cuenta a la realidad.

Por otro lado, se sentía bien porque la razón absurda por la que tuvieron una cita con aquella mujer había pasado a otro panorama al decir lo que le avergonzaba y era cierto. Soltó el brazo de su esposo y cruzó los propios fingiendo no haber escuchado aquello; estaba tranquilo de que Goku dejara de sacar conclusiones de su negación como no amarle.

Eh, mira Vegeta —sintió su mentón ser sujetado y guiado a un lugar.

Parpadeó un par de veces y cuando tuvo en claro lo que el menor quería que viera, suspiró y apartó la mirada— ¿Qué con eso?

Volteó a él, sintió la mirada reprochante de su marido encima. Por muy masculino que luciera, tenía el don de ser todo un infante, cosa que le daba cierta ternura y gracia.

¿Cómo que qué con eso? ¡Es un zoológico, Vegeta! —señaló con ambos brazos a dicho lugar con un gesto de obviedad_

¿Zoológico? —el cruzamiento de brazos se aflojó lentamente— ¿Qué... qué es eso?

Goku frunció ambas cejas, esa pregunta le resultaba demasiado absurda además de la muy buena actuación de su pareja por no saberlo, pues en ese sitio fue su primera cita como novios en el pasado. Suspiró pesadamente e invirtió los papeles, le arrastraba y él se dejaba arrastrar al interior del zoológico.

Con echarle un par de miradas quedó fascinado por la inmensidad del lugar y lo natural que se veía. En un caminó de rocas planas acompañado, en los costados, con frondosos árboles con el triple o cuádruple de altura que él mismo, pero sin duda, lo más le maravillo, fueron las aves batiendo sus alas cerca de sus cabellos flamantes, las mariposas posándose en una parte de su cabello simulando un tipo de broche.

Era tanta su distracción que a Goku le dio tiempo suficiente para sacar un móvil, abrir la cámara y capturar tan bello momento que tenía frente. Su esposo acariciaba las aves que tenia cerca y dejaba que las mariposas se posaran en sus dedos para tener una vista más cercana de esa lindas criaturas. Llamó su atención. Los animales, con escuchar su voz, parecieron despedirse de Vegeta y desaparecieron de su vista en unos minutos.

Le sonrió, el gesto fue respondido con otra. A vista de las personas que merodeaban el lugar tan espacioso y natural los veían como dos simples adultos visitando las criaturas que habitaban ese zoológico. Para los más chicos, notaban un ambiente demasiado cariñoso entre los dos hombres, a unos les pareció normal pero a otros, no les agradó tanto la imagen.

Tras pasear la vista por donde algún sonido le llamara la atención, llegaron a la atracción más cercana de la entrada que resultaba ser un teleférico. Un sistema de transporte aéreo constituido por cabinas de cuatro asientos colgadas por una serie de cables que se encargan de hacer avanzar a las unidades a través de el zoológico, teniendo una visión más completa de la inmensidad y variedad de flora y fauna.

¿Vamos? —le miró por un par de minutos—.   Mm... —la mano que le extendía, bajaba lentamente y antes de que ésta topara con el costado del pantalón, la tomó.

Vamos.

La mayoría de las cabinas fueron ocupadas y, debido a que no había tanta gente, pasaron de inmediato pero Vegeta detuvo su paso y con esa acción, detuvo a Goku quien tenia un pie dentro de la cabina. El paliflama separó sus manos y bajó un poco la mirada en modo de vergüenza.

¿Uh? ¿Qué pasa  Vegeta? —el muchacho a un lado rió a lo bajo, sabía lo que tenía el azabache— ¿Eh?

Miró a la gente de la cola y ninguna le dirigía la mirada, le pareció algo ofensivo e hiriente de algún modo. Suspiró y cuando su marido había bajado la guardia, le sujeto del brazo y haló, empujó, entrometió en la pequeña cabina especialmente para dos.

El chico que recibía a los visitantes cerró la cabina y se asomó por la ventanilla baja llamando la atención de la pareja.

Señor, ¿Sabe que esta cabina es de parejas? —el azabache mayor rió, pensando en la obviedad por los asientos— me refiero a que son para... para novios, por así decirlos.

Goku se acomodó mejor en el asiento y sonrió al chico— Entonces, es perfecta para nosotros.

Las mejillas del peliflama alcanzaban el carmín vivo ante la risa del joven asistente. Se apartó de ahí y la cabina fue corriéndose por los cables que lo soportaban. Una mano fue a parar en su otro brazo en forma de un abrazo, uno muy reconfortante puesto que, al pegar su cuerpo al mayor, disfrutó del cómodo pecho de su amante.

Más que observar el paisaje sumamente bellísimo frente a sus ojos, lo que terminó haciendo fue escuchar los latidos acelerados de Goku, a lo que sonrió.

Es algo que solo ocasionas tú, Vegeta... —envolvió la cintura de su marido, dejando a su cuerpo sentir la calidez relajante.

¿Cómo no amar a ese hombre?

¡EVITA BESARME! [Yaoi/Gogeta] |TERMINADO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora