Capítulo 1.

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Capítulo 1: Iris gris, cabellos platinados.

Alrisha:

Supe que mi momento había llegado cuando el dolor de mi abdomen entumeció mis sentidos y mi varita resbaló de mi mano. Mi vista era casi nula, un mortífago había logrado cortarme el ojo por una maldición, y hubiera quedado completamente ciega sino fuera por uno de los Weasley (¿Fue Fred?) que me empujó fuera del camino. Pero, aún sin un ojo, logré presenciar el final de Voldemort y como los pocos mortífagos que quedaban eran aprisionados por los Aurores.

Suspiré de alivio, sabiendo que el esfuerzo de Hermione, Ronald y Harry no había sido en vano. No había sido de mucha ayuda, solo había llegado a ellos en la mitad de su búsqueda, por lo que atribuirme méritos sería una burla aun cuando los ayudé con la fuga de Gringotts.

Con el dolor entumeciendo mis músculos y calando en mis huesos, sentí tranquilidad al saber que, aún con mi muerte y la de muchos más, se había logrado eliminar a aquellos que amenazaban con acabar la magia solo por los estúpidos ideales arraigados en la sociedad británica.

Mis orejas se sentían calientes y mis oídos pitaban, aplacando los virotes y llantos de fondo. Mi ojo derecho apenas lograba captar a las personas celebrando y llorando por el fin de la batalla, pero desde que había conocido a Harry Potter era imposible no verlo. Incluso cuando la sangre seca se pegaba a su rostro y su ropa ahora era marrón por el polvo, quise grabar esa imagen en mi mente para que, si había algo después de la muerte, ser lo único que pudiera llevar a mi siguiente vida.

— ¿Risha? —Aún con el bullicio posterior al desastre se mantenía, la voz de Harry se elevó por encima del resto, llamando la atención de las personas.

Sosteniendo mi abdomen con mi mano, intenté llegar a él, quería por lo menos rozar sus dedos antes de que mi alma fuera reclamada, pero mis rodillas fallaron ante el esfuerzo. Por suerte él estuvo a mi lado antes de caer.

Los ojos que había empezado a amar tan absurdamente rápido, siempre llenos de amabilidad y valentía, solo reflejaban cansancio y desesperación en estos momentos. Esas gemas esmeraldas tan hermosas que nunca olvidaría aunque fuese obligada, solo eran pozos inundados de preocupación y tristeza.

—No, no, no, Alrisha, por favor no me hagas esto cariño.

Las lágrimas ardían en mis heridas, sentía como el aire empezaba a faltarme. ¿La magia de Harry estaba inundando el aire, haciéndolo más pesado, o mis pulmones ya habían empezado a fallar?

—Espero... que tus ojos nunca tengan el mismo destino que el mío, mi amor.

Por última vez, solo una vez...

Mi cuerpo ya no tenía fuerza suficiente para moverme, pero con ayuda de mi magia pude levantar mi mano y tocar su rostro. Y, sin su autorización, hice que los restos de mi magia se adentraran en él, sellándola en su núcleo como una protección incluso más fuerte que la que su madre colocó en él para protegerlo hasta su adolescencia.

Luego de eso no supe más nada, supuse que mi vida había terminado poco antes por haber sacrificado mi núcleo mágico para la seguridad de Harry. No sabía si después de la muerte existía el tiempo o si este se contaba igual que en el mundo humano, solo entendía que si lo hubiera, había pasado mucho tiempo antes de que mi alma, que flotaba a la deriva de la oscuridad, estuviera de repente en una sala en blanco.

Era la sala de estar de mi casa... Pero a la vez no. La sala que antes estaba decorada de muebles oscuros y con paredes pintadas de borgoña, ahora era completamente blanca. Hasta yo, que recordaba estar vestida en colores neutros y oscuros en la guerra, estaba reflejada en el espejo de la sala con un vestido blanco para nada extravagante, haciéndome ver aún más pálida de lo que comúnmente me veía en vida.

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⏰ Last updated: Aug 24, 2023 ⏰

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Entre Dragones, Esmeraldas y Veela's (En edición)Where stories live. Discover now