Capítulo 4

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< Christy >

Sabía que lo que iba a hacer no era lo más maduro del mundo, pero seamos sinceros... ¿Quien no quiere beber hasta tal punto de olvidar todo cuando le acaban de romper el corazón? En mi caso, siempre me ha funcionado, y no solo en el amor. No hay ningún problema que una botella de Vodka no pueda solucionar.

-Espera aquí, me cambio y nos vamos.

-Te doy un minuto para que lo hagas, sino entraré a buscarte. 

-Como entres te juro que te pego una paliza. -Apreté el puño con fuerza frente al rostro del pelirrojo en un intento por asustarle, pero era inútil, me dedicó una sonrisa triunfal y se dejó caer sobre una silla.

-1, 2, 3...

-¿Es broma, verdad?

-4, 5, 6... -Le lancé una última mirada cargada de odio y me dirigí a toda velocidad hacia el baño, me quité la falda y las medias y me coloqué unos pantalones tejanos, me arranqué el pequeño delantal de un estirón y me acomodé la camiseta que llevaba puesta.

-¡60! -En un movimiento rápido, Castiel abrió la puerta de par en par. Agarré el delantal y se lo lancé a la cara.

-¡¿Pero eres imbécil o que te pasa?! -Se quitó lo que le había lanzado y esbozó una sonrisa maliciosa.

-Vaya... He tardado demasiado.

-Te voy a matar. -Pasé por su lado empujándole y colocó los brazos en alto.

-Tampoco te lo tomes así, ni que hubiese mucho que ver.

-¿Y tú que sabes? No todo es lo que parece, cerillo. Tengo unos melonares dignos de envidiar.

-¿Melonares? -Preguntó con un tono de burla.

-Melonares, peras, globos, como quieras llamarlo.

-Lo que tú digas... Anda, déjate de tonterías y vámonos ya. 

-Ya voy, eres realmente impaciente eh.

-Y tú eres muy pesada. -Le contemplé alzando una ceja y blanqueé los ojos.

-Paso de tu culo. -Di media vuelta y me dirigí hacia Frank, se encontraba en la barra hablando con unos clientes. -Jefe, he acabado mi turno por hoy. ¿Puedo marcharme?

-¡Christy! La actuación ha sido un éxito, ya sabía yo que estos músculos no se oxidaban con facilidad... -Explicó presionándose el brazo con el dedo. Dejé escapar una pequeña risa y negué con la cabeza, por suerte Frank no era el típico jefe amargado, a pesar de tener 48 años se comportaba como un niño, cosa que nos solía hacer mucha gracia.

-¿Cuánto hemos hecho de caja? -Miró a ambos lado y se acercó a mi oído.

-Más que en toda la semana. -Abrí los ojos como platos y me tapé la boca. -Esto es bueno, puede que consigamos salvar el negocio.

-Es genial Frank, tenemos que aprovechar esta oportunidad.

-Tienes razón, he pensado en aceptar a Castiel en la banda, lo ha hecho realmente bien. -Esbocé una media sonrisa.

-Debo admitir que el pelirrojo no ha estado nada mal. -Me giré para buscarlo con la mirada y lo reconocí sentado en una mesa con Priya. Mi amiga le dibujaba pequeños círculos con el dedo en el pecho y sonreía dulcemente. ¿Iba en serio lo de que se iba a ligar al guitarrista? Por otro lado, a Castiel no parecía incomodarle, la contemplaba de brazos cruzados mostrándole una sonrisa seductora. Realmente mi amiga tiene gustos muy raros.

-Creo que os debo una disculpa.

-¿Qué? -Volví a centrar mi atención en Frank, aunque me era un poco difícil dejar de mirarles. ¿Pero que hace Priya? Jamás se había comportado así, normalmente era más... firme.

Mi pesadilla pelirroja [Fanfic CDM] [Castiel x Sucrette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora