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Abrazó con fuerza a Dae Hyun, escondiendolo entre sus brazos, llorando silenciosamente. Estaba cansado de tener siempre la culpa de todo. Caminó alrededor del cuarto meciendolo entre sus brazos entretenido en verlo gorjear.

Lo dejó sobre la cama y se apresuró a cerrar la puerta del cuarto, aún escuchaba los gritos de la planta baja.

Se levantó y se acercó a la cama cayendo de rodillas al suelo mirando a Dae Hyun meterse el puño en la boca murmurando palabras incomprensibles, era tan bonito, tan pequeñito, con esas piernitas tan regordetas, era simplemente perfecto.

Tener a Dae Hyun había sido una de las cosas más felices de su vida, pero el recuerdo de como lo había concebido era muy amargo, tal vez demasiado, pero adoraba a su bebe, era sangre de su sangre y siempre lo adoraria.

Aún recordaba como habían pasado las cosas, de sólo pensarlo se estremecía, había salido a comprar, necesitaban varios ingredientes para la comida en restaurante en el que trabajaba y lamentablemente el único disponible había sido él.

La calle estaba fría y el viento golpeaba con fuerza, normalmente no tenía problema con salir, pero había algo extraño, se había sentido mal durante todo el día, pero no esperaba que ocurriese lo que había pasado. Durante años los médicos de la manada le habían dicho que nunca pasaría por el celo, que su cuerpo no se desarrollaba al mismo nivel que el del resto de los omegas, muchos decían que simplemente era estéril y por lo tanto su celo era innecesario, pero sin embargo todos erraban, la prueba viviente estaba ahora tendida sobre los almohadones.

A sus diecinueve años nunca había sentido tanto calor, la piel le ardía y creía que se abrasaba por dentro, no llegó a la tienda y mucho menos a su casa cuando se desplomó, había sentido un peso de más sobre su cuerpo, el olor de un alfa y a pesar de haberse negado, pataleado y chillado no había podido quitárselo de encima, para su suerte al menos no lo había marcado, podía encontrar a su pareja aunque ya había perdido la esperanza, ningún lobo se apareaba con un omega que ya tuviese crías, era algo instintivo además de sumamente extraño, los omegas quedaban en embarazo después de la mordedura, su condición era muy especial y desde ese instante todo había ido a peor.

El alfa que lo había montado lo había obligado a permanecer con él, sólo lo dejaba salir para trabajar, vivía prácticamente encarcelado, se pasaba el día gritándole y pegandole a no ser que esquivara los golpes, cosa que no sucedía casi nunca, estaba claro que el lobo no estaba conforme con la situación y él tampoco pero no lo pagaba con nadie, intentaba mantener a Dae Hyun lo más alejado posible de él, no quería que lo dañase.

-Hola bebe hermoso.-susurró besandole las mejillas mullidas.-Di Papi, Paaa pi.

Casi rió al verlo hacer el intento, moviendo su pequeña boquita para terminar gorjeando mientras su risa aguda resonaba por toda la habitación.

Se giró casi inmediato al sentir los golpes contra la madera, cogio unas cuantas almohadas y dejó el bebe en el centro, corrió y abrió la puerta, a SungMin no le gustaba mucho esperar, no era una de sus cualidades aunque tampoco creía que tuviese ninguna. 

-Baekhyun necesito que bajes.-Había sonado como una petición pero tenía claro que era una orden.-Y tápate eso.

Asintió y se giró hacia Dae Hyun, no estaba seguro de si podía bajarlo, no le gustaba dejarlo sólo, le daba miedo, era tan pequeño, tan delicado, le daba miedo que se rompiese.

-Puedo...

-Baja al maldito niño.-Espetó.-Arreglate tenemos invitados importantes.

Asintió y corrió a prepararse, tenía que taparse las magulladuras y los moratones de la última discusión, aunque realmente el no había dicho nada.

Break free (Chanbaek)Where stories live. Discover now