OO9. #STRACCIATELLA

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꒰ CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO SEIS ꒱


Mina sonreía mientras espiaba sigilosamente desde un callejón no muy a lo lejos, pero que le permitía ver perfectamente como Chaeyoung esbozaba una sonrisa que hacía su corazón explotar como fuegos artificiales y su estómago llenarse de muchas mariposas. La pelirroja observó como otra persona se juntaba con la pequeña y ésta le sonreía. Mina no sabía cómo explicar el sentimiento que recorría por todo su cuerpo, pero quería salir de su escondite, ir allí y hacer que Chaeyoung solamente riera con ella.

¿Estaba siendo celosa? ¡No podía ser cierto! Los celos y su persona no iban de la mano.

Las dos chicas comenzaron a caminar en dirección contraria al callejón, de modo que la pelirroja las podía ver claramente. Mina veía como las dos reían al unísono formando ruido por la calle. Nuevamente quería caminar al lado de ellas, pero solamente para reír junto a Chaeyoung. ¡¿Qué le estaba pasando?!


La japonesa lentamente volvió a sus sentidos y se sintió tan idiota de pensar cosas tan estúpidas como esas. ¿Se estaba volviendo loca o alguna mierda así? ¿Seguir con Nayeon la estaba volviendo una total demente?


Mina salió de su extraño escondite mientras golpeaba su cabeza repetidas veces con su mano. Todavía no podía creer que pensara esas cosas de Chaeyoung. ¡Apenas se conocían! ¿Qué tipo de mierda era esa? ¡Era lo peor de lo peor!

Suspiró. Prefirió comenzar a caminar directo a su hogar para disipar un poco su pesada mente. Solamente esperaba que la pelinegra no se encontrara allí, ahora sólo con su presencia se ponía de mal humor en un instante. Increíble. Mina cruzó la calle no sin antes mirar hacia los lados, no quería morir atropellada y que su muerte saliera en el periódico como "la chica que murió por estar pensando en una enana"


Mina quería creer que todo era un sueño y pronto iba a despertar. Usualmente no pedía perdón a los demás como de la nada y mucho menos dejaba notas absurdas. ¡Tampoco le decía linda a nadie desde hace mucho tiempo!

Bufó alejando sus pensamientos en espera de que estos se los llevara el viento.


Unos minutos más tarde se presentó en su casa. ─Llegué. ─Espetó desganada. Podía escuchar el televisor encendido y eso solamente significaba que su novia estaba en casa para empezar su nuevo infierno. Pero lo que no esperaba era escuchar risas por toda la casa, eso la hizo extrañarse bastante. Nayeon nunca invitaba a nadie.

Mina comenzó a rascar levemente su muñeca en señal de nerviosismo. Sus pasos eran lentos a la par que se acercaba a la cocina, fuente de los ruidos raros. Risas iban por doquier, y la única que podía reconocer era la de Nayeon.

La menor había llegado a la cúspide de su ira. Se había cansado de seguir dependiendo de alguien que obviamente ni la quería, detestaba seguir como perrito faldero a la pelinegra. Mientras más se acercaba a la puerta entre abierta de la cocina, risas se escuchaban y todo quedó en silencio.


Lo único que se escuchaban eran sonoros besos.


Mina entró furiosamente azotando la puerta de su cocina encontrándose a su próxima ex-novia con una chica de cabello corto más alta que ella. Ambas mantenían sus labios rojizos e hinchados por la acción que acababan de cometer segundos atrás. La pelinegra solamente miraba la escena sin ninguna expresión en su rostro, esperaba el momento en el que Mina llorara pero eso nunca sucedió.

Una palma impactó con fuerza contra la mejilla de Nayeon, volteando su rostro. Nayeon jadeó contra el dolor del impacto y el que comenzaba a propagarse por su mejilla. Mina sonrió entre lágrimas por haber dejado sus dedos marcados en su piel. Pequeñas lágrimas de ira empezaban a brotar de los ojos de la menor, su mano ardía considerablemente pero todo lo que acababa de hacer hizo que un peso saliera de sus hombros.


Y-Yo... debo irme. ─Murmuró la otra chica que observaba la escena con clara incomodidad. Dispuesta a irse, comienza a alejarse hasta que una mano caliente rodea su muñeca. ─Puedes irte con... esta. ─Mencionó con repugnancia dirigiéndose hacia Nayeon quien lloraba en silencio. Las dos comenzaron a caminar hacia la salida con la menor siguiéndoles por detrás.


Puedes venir a buscar tus cosas mañana temprano, no vuelvas después de eso. ─Mina espetó para proceder a cerrar la puerta de un solo empujón. Inmediatamente después de eso, su cuerpo comenzó a temblar a la par que los hipidos salían de su boca. Comenzó a llorar desconsoladamente, ni siquiera sabía si era de ira o dolor. Lo único que necesitaba eran películas y un poco de ese helado que quedaba en su refrigerador.

 Lo único que necesitaba eran películas y un poco de ese helado que quedaba en su refrigerador

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ICE CREAM。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora