CAP 27: Sabrina (en la Casa de Hades el XLII)

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Imposible. Resistirse a Leo era algo completamente imposible.

-Yo... - titubeó Sabrina.

¿Qué iba a decirle? ¿Intentar mentirle sobre sus sentimientos? ¿Convencerlo de que no lo quería de nuevo? No conseguiría sonar convincente.

-No puedo Leo. - dijo alejándose de él, sin mirarlo a la cara.

Leo dio un paso hacia ella y agarró la mano de Sabrina. Ella lo soltó de inmediato, rechazándolo una vez más. No la hizo falta mirarlo para saber que lo había herido un poco más.

-¿Por qué? - La voz de Leo se quebró - ¿Por qué todo lo que tengo me lo arrebatan? ¿Por qué me haces esto...?

Sabrina estaba intentando no cruzar la fina línea que la mantenía a salvo de estropear su plan. Esa fina línea estaba formada de dos reglas; no mirar a Leo, no tocar a Leo. Había roto la segunda regla durante unos instantes, y rompió la segunda al mirarlo a los ojos. Esos ojos castaños húmedos. Estaba llorando. Sabrina nunca había visto llorar a Leo. Nunca. Algo dentro de ella se rompió, se rompió igual de roto que estaba Leo.

Antes de que pudiera evitarlo, había mandado al tártaro sus responsabilidades, su deber y el plan. Empezó a llorar también.

-Todo es por la maldita misión. - sollozó - Todo por Gaia y su maldita guerra...

Leo la miró dolido, sin entender.

-¡No debería estar aquí! - la histeria surcaba las venas de Sabrina - No lo entiendes...

-Sólo entiendo que me gustas. - dijo con simpleza Leo. - y que te quiero.

En ese momento, el corazón de Sabrina dio un vuelco.

-Te ibas a enamorar de otra persona. - espetó Sabrina. - No de mí.

Ya había salido a la luz la desmoralizante verdad. Ya no había nada más que esconder. Ahora todo dependía de Leo. ¿Querría dejar pasar al destino y aceptar lo que le asignaran? ¿Querría a Sabrina después de herirle de esa forma? Se seguiría haciendo preguntas, pero antes de que siguiera pudiera tenía los brazos de Leo alrededor de todo su cuerpo, apretándola contra él con todas sus fuerzas.

Leo escondió su rostro entre el pelo de Sabrina, apoyando su cabeza en su hombro. Su aliento era cálido, rozaba el cuello de Sabrina haciendo que se la erizara hasta la última partícula de su cuerpo. Sabrina estaba en shock. ¿Qué estaba ocurriendo?

-No me vuelvas a dejar solo... - susurró Leo en su oído - No lo hagas por los dioses. No les debes nada.

No les debía nada. No habían hecho nada por ella. Ellos habían decidido su futuro, todo el mundo parecía poder decidir por ella a su antojo; todo los dioses de todas las mitologías, sus padres, hasta un escritor de literatura juvenil. ¿Es que acaso su opinión no contaba? Ella quería estar con Leo, y no debería haberse dejado influenciar por una maldita profecía. Por un futuro que no era seguro. Había demostrado que podía cambiarlo, lo había alterado al unirse a esa misión. ¿No podía hacer lo mismo disfrutando de las caricias de Leo?

Lo envolvió con sus brazos también y esta vez fue ella la que hundió su cara en el pecho de Leo. Sollozó y lloró empapando su camiseta recubierta de hollín.

-Lo siento... - dijo con voz gangosa - Lo siento tanto Leo.

Leo la acarició la espalda y besó el nacimiento del pelo de Sabrina. Sabrina gimió sin despegar la cara de la camiseta de Leo.

-Tienes razón... - gimió Sabrina - No quiero seguir viviendo en una mentira...

-No lo harás... estaré a tu lado para evitarlo. Como te juré.

LA INTRUSA; HÉROES DEL OLIMPO ▪Leo Valdez▪(N°1)Where stories live. Discover now